Los modelos que sustituyen la eutanasia

Durante décadas, el debate sobre la eutanasia se ha presentado como una elección entre dos extremos: morir por compasión o prolongar inútilmente el dolor. Sin embargo, entre ambos polos existe un camino silencioso, ético y profundamente humano: acompañar para vivir hasta el final con dignidad.

Frente a la visión reduccionista que equipara dignidad con autonomía y muerte con liberación, cada vez más sociedades, médicos y familias demuestran que la verdadera revolución no está en legalizar la eutanasia, sino en fortalecer los cuidados paliativos, las redes comunitarias y la atención integral al sufrimiento.

En palabras del Papa Francisco: “Cuidar al enfermo, al anciano, al débil, es una expresión de amor que ninguna ley puede sustituir.”

El sentido del cuidado: vivir hasta el último aliento

El término “cuidados paliativos” proviene del latín pallium, que significa “manto”: cubrir, proteger, acompañar. No busca acelerar ni retrasar la muerte, sino aliviar el dolor físico, emocional y espiritual cuando la curación ya no es posible.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define estos cuidados como un derecho humano básico. Según su informe Global Atlas of Palliative Care (2023), más de 56 millones de personas necesitan atención paliativa cada año, y el 80% vive en países de ingresos medios o bajos.

Los resultados son contundentes: los pacientes que reciben acompañamiento integral tienen menos depresión, menos dolor y más esperanza, aun en fase terminal.

“No se trata de agregar días a la vida, sino de agregar vida a los días”, explica la doctora Patricia Gómez, pionera de los cuidados paliativos en Monterrey.

El cuidado es, en sí mismo, una forma de justicia: reconoce la dignidad de quien sufre y transforma el dolor en una oportunidad de amor.

Ejemplos internacionales: cuando el cuidado vence al sufrimiento

Francia: un modelo nacional de alivio

En 2016, Francia aprobó la Ley Claeys-Leonetti, que garantiza el derecho a la sedación profunda y continua para enfermos terminales, junto con el acceso universal a cuidados paliativos. El sistema público cubre el 100% de los medicamentos para el dolor y ofrece apoyo psicológico y espiritual a pacientes y familias.

En 2022, el Plan Nacional de Cuidados Paliativos amplió la red de hospitales y unidades domiciliarias. Los resultados fueron claros: el 70% de los pacientes terminales atendidos manifestaron no querer la eutanasia después de recibir atención paliativa.

“Cuando el dolor se controla, la vida vuelve a tener sentido”, afirmó la ministra de Salud francesa, Agnès Buzyn, al presentar el informe.

Chile: atención domiciliaria y comunidad activa

Chile no ha legalizado la eutanasia, pero ha construido un sistema sólido de atención compasiva. El Programa de Atención Domiciliaria Integral (PADI) permite que médicos, enfermeras y psicólogos atiendan a enfermos terminales en casa, junto a sus familias.

Según el Ministerio de Salud chileno, el programa atiende cada año a más de 30 mil pacientes y ha reducido un 50% las internaciones hospitalarias innecesarias.

“La eutanasia deja de ser tema cuando el paciente está acompañado, amado y sin dolor”, declaró la doctora Viviana Ramos, coordinadora del programa en Santiago.

Canadá y Italia: dos caminos opuestos

Canadá, que legalizó la eutanasia en 2016, enfrenta hoy fuertes críticas por abusos y falta de supervisión. En 2022 se registraron más de 13,000 muertes asistidas, incluyendo casos de personas con discapacidad o pobreza. Mientras tanto, Italia —aún sin legalizar la eutanasia— fortaleció su Red Nacional de Cuidados Paliativos: más de 250 centros y 500 equipos móviles brindan atención gratuita y espiritual.

“Donde hay cuidado, la muerte se vuelve humana. Donde se delega, se vuelve fría”, dice el padre Luigi Ciotti, fundador del movimiento Gruppo Abele.

Japón: longevidad y respeto

En Japón, donde la expectativa de vida supera los 84 años, el enfoque cultural hacia el final de la vida se centra en el respeto y la presencia familiar. Programas como “Iki-iki Shien” promueven comunidades de acompañamiento para adultos mayores que viven solos.
El modelo combina tecnología médica con una ética de compasión intergeneracional, inspirada en el principio budista de aliviar el sufrimiento sin destruir la vida.

México: avances y desafíos

En México, la Ley de Voluntad Anticipada está vigente en 14 estados y permite que una persona rechace tratamientos que prolonguen la agonía. Sin embargo, la infraestructura de cuidados paliativos sigue siendo limitada.

El Centro Nacional de Cuidados Paliativos (CENAPAL) estima que sólo 20% de quienes los necesitan acceden a ellos. Aun así, proyectos como la Fundación Paliativa de México, el Hospicio Mexicano y la red Cuidar para Vivir muestran que la sociedad civil avanza donde el Estado se rezaga.

“La dignidad no está en morir rápido, sino en no morir solo”, afirma Rosa Alicia, voluntaria que acompaña a enfermos terminales en Morelia.

Políticas públicas que salvan vidas

Las alternativas a la eutanasia no son sólo médicas: son políticas. Un sistema de salud que dignifica el final de la vida requiere:

  • Formación médica en cuidados paliativos: sólo el 3% de las universidades latinoamericanas lo incluye en su currículo.
  • Cobertura universal del manejo del dolor: en México, menos del 10% de los hospitales públicos dispone de morfina de uso controlado.
  • Apoyo psicológico y espiritual para las familias: el 60% de los cuidadores experimenta depresión o ansiedad sin acompañamiento profesional.
  • Redes de voluntariado y acompañamiento comunitario: iniciativas como Amigos del Paciente Terminal (Monterrey) o Cuidadores Chile han demostrado que el acompañamiento reduce el sufrimiento y fortalece la cohesión social.

Invertir en cuidados no es un gasto: es una política de humanidad.

El papel de la familia: escuela de compasión

En México y América Latina, el 80% de los enfermos terminales muere en casa, atendido por familiares. Lejos de ser un signo de abandono, esto muestra la fuerza del tejido social.

“El dolor compartido se hace más ligero”, dice Ana María González, hija de un paciente terminal en Guadalajara. “Mi padre me enseñó que amar hasta el final también es una forma de curar.”

La Doctrina Social de la Iglesia subraya que la familia es el primer y más humano espacio de cuidado. En Evangelium Vitae, san Juan Pablo II escribió: “La vida humana, aun cuando enferma o debilitada, sigue siendo un don precioso que debe ser protegido.”

Programas de acompañamiento espiritual, como los del Movimiento de la Misericordia Cristiana en México o Hospice Foundation en Estados Unidos, demuestran que el consuelo y la fe tienen un poder terapéutico comparable al de la medicina.

Una ética del cuidado: el camino de la solidaridad

La alternativa a la eutanasia no es el sufrimiento, sino la solidaridad. La Doctrina Social de la Iglesia y la bioética personalista coinciden: el ser humano no se realiza en la autonomía absoluta, sino en el vínculo de amor que lo une a otros.

El teólogo español Pablo Requena, miembro de la Pontificia Academia para la Vida, lo resume así: “La medicina del futuro será medicina de cuidado, no de control. La dignidad se protege cuando nadie queda solo.”

El Papa Francisco lo expresó con palabras simples pero poderosas: “Una sociedad que abandona a sus mayores ha perdido su alma.”

Frente al individualismo contemporáneo, esta “ética del cuidado” propone un modelo de civilización donde el sufrimiento no se elimina, sino que se acompaña con ternura, presencia y fe.

Después de diez artículos, queda una certeza: el debate sobre la eutanasia no trata solo de morir, sino de cómo vivimos nuestra vulnerabilidad. Legalizar la muerte es una FALSA solución inmediata; aprender a cuidar es una revolución duradera.

México, con su tradición de familia solidaria y fe viva, tiene la oportunidad de liderar una nueva narrativa: la de una cultura del cuidado, donde el enfermo no es carga, sino maestro; donde el acompañamiento sustituye al abandono; donde morir en paz significa vivir acompañado hasta el final.

“No hay final sin sentido cuando alguien sostiene tu mano.”

 

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