México se dice país de leyes, pero para millones de personas, la justicia es una promesa que se cumple sólo para quien puede pagarla, manipularla o temerle. En un país donde más del 95% de los delitos quedan impunes, el concepto de dignidad humana queda reducido a una consigna vacía.
“Pasaron cinco años desde que mataron a mi hijo. No hay una sola audiencia, ni un detenido. Me lo arrebataron y también me arrebataron la fe en este país”, narra Juana Delgado, madre buscadora en Sonora. Su testimonio es uno entre miles que desnudan un sistema que revictimiza, posterga y olvida.
Un sistema roto desde la raíz
Datos del Índice Global de Impunidad México 2022 revelan que solo el 1% de los delitos cometidos en el país llegan a una sentencia condenatoria. La mayor parte de los crímenes no se denuncian por desconfianza en las autoridades, miedo a represalias o certeza de que nada ocurrirá.
Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2023, el 92.4% de los delitos no se denuncian. De los que sí se denuncian, en el 66% de los casos el Ministerio Público no hace nada.
Además, México ocupa el lugar 137 de 140 países en percepción de independencia judicial, según el World Justice Project 2023.
“El problema no es sólo la corrupción, sino el diseño mismo del sistema: es lento, inaccesible y profundamente desigual”, afirma Liliana Álvarez, experta del área de justicia de FUNDAR.
Víctimas ignoradas, agresores empoderados
Las organizaciones Nosotrxs y Centro Prodh coinciden en que las víctimas siguen siendo vistas como estorbos procesales y no como sujetos con derechos. No hay traductores para indígenas, ni apoyos psicológicos, ni acompañamiento jurídico gratuito.
“Después de que me violaron, me preguntaron si yo había provocado. Luego me dejaron esperando 6 horas sin atención médica ni denuncia formal. Eso no es justicia, es tortura institucional”, relata Andrea (nombre cambiado), sobreviviente de violencia en el Estado de México.
Según datos del INEGI (2022), el 70% de las mujeres que sufren violencia no acuden a las autoridades por miedo a ser maltratadas por el propio sistema. Y tienen razón: la violencia institucional es sistemática.
Justicia para ricos, cárcel para pobres
Un estudio de México Evalúa sobre prisiones preventivas mostró que 7 de cada 10 personas encarceladas en México no tienen sentencia. La mayoría son jóvenes, pobres y sin defensa legal efectiva. Mientras tanto, funcionarios, empresarios corruptos y criminales de cuello blanco caminan libres.
“En este país, quien roba pan va preso, y quien roba millones sale en mañanera”, ironiza David Peña, abogado de casos de alto perfil. La justicia mexicana tiene tarifas y apellidos.
El INEGI reporta que en 2021, el 38% de los detenidos fueron arrestados sin orden judicial. La pobreza y la falta de educación son factores determinantes en el proceso judicial.
Justicia laboral, civil y administrativa: todas fallan
- Justicia laboral: A pesar de la reforma de 2019, los nuevos centros de conciliación y tribunales laborales tienen rezagos de hasta el 80% en estados como Puebla, Oaxaca y Guerrero. Hay casos que tardan más de 2 años en resolverse.
- Justicia civil y familiar: Casos de pensiones alimenticias pueden tardar hasta 5 años, mientras madres de familia cargan solas con la manutención y el abandono. La falta de jueces especializados agrava la situación.
- Justicia administrativa: Más del 70% de las sanciones impuestas por órganos internos de control son revocadas o impugnadas, según informes de la Auditoría Superior de la Federación. La corrupción dentro del poder público queda impune.
Cuando la justicia no educa, perpetúa la violencia
La Doctrina Social de la Iglesia nos recuerda que la justicia no es solo legalidad, sino virtud que nace de la verdad del ser humano y se abre a la caridad. En cambio, el discurso oficial reduce la justicia a cifras y propaganda.
El PND afirma que busca “erradicar las causas de la injusticia social”, pero no ha transformado los sistemas judiciales ni garantizado el acceso igualitario al derecho. La dignidad exige mucho más que una línea en un documento: exige reparación, acompañamiento y garantías reales
Sin justicia no hay ciudadanía
Un país que no protege a sus víctimas ni castiga a sus agresores no puede hablar de dignidad humana. Sin justicia verdadera, se perpetúa la violencia, se cultiva la desconfianza y se mutila la esperanza.
La justicia debe ser:
- Gratuita
- Ágil
- Con rostro humano
- Con perspectiva de género, clase y etnicidad
- Y profundamente transformadora, no punitiva ni elitista
Porque cuando la justicia no alcanza a todos, se convierte en otra forma de violencia.
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