En México, el tiempo se ha convertido en un bien escaso y disputado. Entre largas jornadas laborales, responsabilidades familiares y la creciente presencia de internet en la vida cotidiana, los mexicanos se enfrentan a una paradoja: nunca habían tenido tantas herramientas para “ahorrar tiempo”, pero nunca habían sentido tan poco control sobre él.
La Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) 2024, realizada por el INEGI, revela cómo se distribuye este recurso invisible que estructura la vida social. El estudio ofrece una radiografía de las actividades de la población de 12 años y más, desde el trabajo remunerado y no remunerado, hasta la convivencia social y el ocio digital.
“El tiempo es un reflejo de nuestras prioridades como sociedad, y hoy las pantallas parecen ganarle la partida a la familia y a la comunidad”, explica la socióloga María de la Luz Morfín, especialista en temas de cultura digital.
Trabajo: el viejo amo del tiempo
La ENUT 2024 confirma lo que millones de mexicanos sienten a diario: el trabajo ocupa la mayor parte del tiempo. Un 51.6 % del tiempo total de trabajo en el país se destina a actividades productivas sin pago. En este renglón, la desigualdad de género es brutal: las mujeres aportan el 66.8 % de estas horas, mientras que los hombres el 33.2 %.
En el trabajo no remunerado doméstico, de cuidados y voluntario, las mujeres dedican 21.5 horas más a la semana que los hombres. Y si se trata del cuidado de niñas y niños de 0 a 5 años, ellas invierten 9.4 horas adicionales por semana.
“Yo me conecto al Zoom del trabajo y al mismo tiempo estoy atendiendo a mis hijos. Mi día nunca acaba”, cuenta Gabriela, madre de dos pequeños en Iztapalapa, quien ilustra con su testimonio cómo se entrelazan el trabajo remunerado, las labores domésticas y la crianza.
Internet: el tiempo líquido
El otro gran competidor del tiempo es el internet. Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías (ENDUTIH) 2023, los mexicanos pasan en promedio 4.5 horas diarias conectados a internet. Redes sociales, videos y juegos en línea absorben buena parte de ese lapso.
El dato se vuelve inquietante cuando se contrasta con la convivencia familiar: de acuerdo con la ENUT, solo una fracción del tiempo libre se dedica al encuentro con otros en el hogar o en la comunidad. La brecha es más marcada en jóvenes de entre 18 y 29 años, quienes destinan más tiempo a TikTok o Instagram que a la conversación con padres o hermanos.
“La hiperconexión digital nos está robando la intimidad familiar”, advierte Alejandro Ochoa, psicólogo especializado en adicciones digitales. “Las estadísticas muestran que el internet no solo nos ocupa horas, sino que está redefiniendo cómo nos relacionamos”.
Familia: entre lo urgente y lo invisible
La familia, núcleo fundamental de la sociedad aparece como la gran sacrificada en esta ecuación. Aunque los mexicanos valoran profundamente la vida familiar, en la práctica el tiempo que se le dedica es insuficiente.
Un dato revelador: 3 de cada 10 mujeres y hombres dicen querer dedicar menos tiempo al trabajo remunerado. A la par, más hombres que mujeres (5.8 puntos porcentuales de diferencia) expresan que quisieran tener más tiempo para cuidar a sus seres queridos.
El desajuste entre deseos y realidad muestra que el uso del tiempo en México no responde plenamente a las aspiraciones de las personas, sino a estructuras laborales y digitales que imponen sus lógicas.
“Mi hijo adolescente me reclama que nunca estoy en casa. Yo llego cansado y lo único que quiero es desconectarme en el celular”, confiesa Raúl, chofer de transporte en Guadalajara, quien reconoce sentirse atrapado en una dinámica que erosiona el vínculo con su familia.
Hombres y mujeres, desigualdad y tiempo
La ENUT también deja claro que el tiempo no se distribuye de forma equitativa. Las mujeres cargan con la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados, incluso cuando participan en empleos formales.
El contraste es visible en comunidades indígenas y personas con discapacidad, donde más del 60 % del tiempo de trabajo se dedica a actividades no remuneradas. La inequidad atraviesa no solo por el género, sino por las condiciones socioeconómicas y culturales.
“El tiempo de las mujeres sigue siendo visto como infinito y gratuito. Sin redistribución, no habrá verdadera igualdad”, sostiene la economista Patricia Debeljuh, especialista en temas de familia y trabajo.
Recuperar el tiempo para la vida
La persona debe estar en el centro de toda organización social, y el tiempo no es la excepción. El desafío para México no es solo tecnológico ni laboral, sino profundamente humano: cómo equilibrar el trabajo, el internet y la familia sin sacrificar lo esencial.
La evidencia apunta a la necesidad de:
- Reformas laborales que reconozcan la importancia del tiempo familiar.
- Políticas públicas que fortalezcan los sistemas de cuidados.
- Educación digital para promover un uso responsable de internet.
- Una cultura que valore la convivencia y no solo la productividad.
Al final, como resume la joven universitaria Camila, de 22 años: “El tiempo es lo único que no regresa. Si lo doy todo al celular o al trabajo, ¿qué me queda para mi familia?”.
México está frente a una encrucijada histórica. La ENUT 2024 pone en evidencia que el tiempo, más que un asunto personal, es un tema social y político. Recuperarlo para la familia y la comunidad será la clave para fortalecer el tejido humano de la nación.
Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com