La responsabilidad social empresarial (RSE) dejó de ser un concepto opcional para convertirse en una estrategia indispensable que combina competitividad con compromiso social y productividad con propósito. Bajo esta premisa se desarrolló el Foro de Impacto Social 2025, organizado por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que reunió a empresarios, académicos y especialistas en la Ciudad de México.
El encuentro se consolidó como un espacio de diálogo y reflexión en el que se coincidió en un punto central: el empleo formal es el mejor programa social. A través de él, las personas acceden a independencia, desarrollo y mejores condiciones de vida.
La vicepresidenta de Responsabilidad Social de Coparmex, Rosa Marta Abascal Olascoaga, abrió el foro destacando que ninguna estrategia de RSE puede implementarse sin un diagnóstico previo que permita entender las necesidades reales de colaboradores, proveedores y comunidades. A su lado, Armando Zúñiga Salinas, presidente del Consejo de Grupo IPS, y Karina Mendoza Dávila, directora de Calidad y Cumplimiento del mismo grupo, subrayaron el valor del diálogo constante entre empresarios y trabajadores para generar cambios que impacten positivamente en la vida personal y familiar de los equipos.
“Antes de hablar de transformación, hay que entender la realidad de quienes forman parte de la empresa”, advirtió Abascal, al insistir en que la formación debe permear todos los niveles de una organización.

Durante el panel “Entender para impactar: el punto de partida del cambio social”, especialistas coincidieron en que el autodiagnóstico empresarial es clave para romper paradigmas. David Romero Morfín, presidente de USEM CDMX, señaló que, en los próximos cinco años, la inteligencia artificial y las transformaciones globales demandarán empresas más conscientes y capacitadas para adaptarse.
En ese mismo espacio, Analy Mena Pérez, directora general de Pastelería Zuveroa, y José Antonio Lozano Díez, presidente de la Junta de Gobierno de la Universidad Panamericana, coincidieron en que las empresas, sin importar su tamaño, pueden iniciar procesos internos que detonen cambios profundos en su entorno inmediato.
El segundo panel, “Construyendo capacidades para transformar realidades”, destacó que la formación en valores y virtudes es tan importante como la capacitación técnica. Luis Corral Pérez, director general de La Norteñita, junto con Alejandra Mondragón Orozco, secretaria general de la Federación Nacional de Affidamento Femenil, y Monseñor Ángel Luis Lorente Gutiérrez, Vicario Episcopal de Laicos en el Mundo, coincidieron en que la formación integral de los colaboradores multiplica el impacto de la RSE en el ámbito familiar, comunitario y laboral.
El panel “Del compromiso a la acción: empresas que marcan la diferencia”, moderado por Francisco Fernández González, presentó experiencias de empresas que lograron transformar su cultura interna para alinearla con objetivos sociales. Erick Olvera Silveira, de Vivo Inmobiliario; Jesús Sandoval Armenta, de Grupo RUBA; y Luis Gerardo Pérez Figueroa, presidente del Comité de Compromiso Social Empresarial de Coparmex, mostraron cómo los equipos que se sienten parte de un propósito común trasladan ese compromiso a sus comunidades, generando cadenas de solidaridad y desarrollo local.

El conversatorio de cierre, “Ideas para mover el mañana”, moderado por Marta Martín Núñez, reunió a Juan José Sierra Álvarez, presidente nacional de Coparmex; Ninfa Salinas Sada, presidenta de Fundación Salinas; y José Medina Mora Icaza, presidente del Consejo de Administración de CompuSoluciones y vicepresidente del CCE.
En este diálogo se destacó que México cuenta con 5.5 millones de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que generan el 70por ciento del empleo. Sin embargo, 3.6 millones operan en la informalidad, lo que deja a millones de trabajadores sin acceso a prestaciones sociales, atención médica ni vivienda digna.
“El trabajo dignifica y el empleo formal es la base del desarrollo social”, subrayó Sierra Álvarez, quien advirtió que los programas de transferencias sociales han tenido un impacto mínimo en la reducción de la pobreza y nulo en quienes viven en condiciones de extrema vulnerabilidad.
Además, señaló que México ha retrocedido en aspectos como seguridad social, educación, salud y acceso a vivienda, por lo que llamó a las empresas y autoridades a generar sinergias que combinen crecimiento económico con bienestar social.
Con el cierre del foro, Coparmex reafirmó su compromiso con la responsabilidad social empresarial como una ruta estratégica para el desarrollo sostenible del país, que exige acciones concretas y diagnósticos claros para construir un México más justo, competitivo y próspero.
Te puede interesar: Primeros pasos del pontificado de León XIV
Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com