Donde el miedo golpea, el deporte resiste

En un país donde cada día se asesina en promedio a casi siete niñas, niños o adolescentes, y más de diez mil jóvenes permanecen desaparecidos, el deporte surge como una solución o alternativa de contención social. Mientras los espacios públicos se deterioran o resultan inseguros para la juventud, miles de jóvenes encuentran refugios en las canchas frente a la violencia, el abandono institucional y la exclusión. ¿México está tomando medidas para proteger a su juventud más vulnerable? La respuesta está en las cifras, en las políticas públicas y en la desigualdad del acceso al deporte como derecho y como salvavidas.

Violencia juvenil: una crisis persistente

Durante el primer trimestre de 2025, 570 niñas, niños, y adolescentes (de 0 a 17 años) fueron víctimas de homicidio en México, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Esta cifra representó un aumento del 3.8 % respecto al mismo trimestre del 2024. De las víctimas reportadas, 447 eran hombres y 123 mujeres.

Las entidades con mayor número de homicidios en este grupo etario – entre enero y marzo del presente año – fueron Guanajuato, Michoacán y Oaxaca. A nivel nacional, 11.6 % de los homicidios de niñas, niños y adolescentes en lo que va del sexenio (octubre 2024 – marzo 2025) se concentraron en Guanajuato, seguidos por Michoacán (10 %) y Jalisco (7.5 %).

La administración encabezada por Claudia Sheinbaum, ha registrado 1,246 homicidios de personas menores de 18 años, equivalente a 6.8 asesinatos diarios. En comparación, durante el sexenio de López Obrador, se contabilizaron 14,146 homicidios en este mismo grupo de edad, un promedio de 6.6 al día.

En el mismo periodo de enero a marzo de 2025, se registraron 227 asesinatos de niñas, niños y adolescentes, 53 pertenecientes a feminicidios u homicidios dolosos, y 174 a hombres.

El contexto nacional preocupa para este sector poblacional, pues México supera en asesinatos diarios de menores a países en conflicto bélicos y/o guerras civiles como Afganistán (2 diarios), Ucrania (0.7) e Iraq (0.6), de acuerdo con un análisis del medio Al Jazeera.

La violencia se ha convertido en sinónimo de desapariciones en el país. Más de 10.000 hombres jóvenes de entre 14 y 29 años continúan desaparecidos. Las mujeres adolescentes también enfrentan un contexto alarmante. En el caso femenino, el rango de edad con mayor número de desapariciones es el de 15 a 19 años, con los casos más concentrados en el Estado de México, Tamaulipas, Jalisco, Ciudad de México y Tabasco.

Escasez de espacios deportivos

Según el Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico (MOPRADEF) del INEGI, 41.1 % de las personas mayores de 18 años realizaron actividad física en su tiempo libre durante 2024. De ellos, el 58.3 % lo hizo en espacios públicos, como parques, canchas o calles.

Aunque más del 70 % de la población físicamente activa declara contar con instalaciones deportivas públicas en su colonia, el 12.8 % considera que están en condiciones deplorables. La mayor parte de este análisis (85.1 %) las califica como regulares o buenas, aunque sigue siendo evidente la necesidad de ampliar y mejorar su cobertura – así como de respetar y preservar las áreas – especialmente en zonas marginadas o con altos índices de violencia.

Rommel Pacheco, actual titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) reconoció en julio de 2025 a Puebla como el estado con la mejor infraestructura deportiva del país. Aun así, los recursos federales para el rubro son limitados. En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2025, se asignaron $2,637 millones de pesos a la CONADE, un incremento marginal de apenas $13 millones respecto al año anterior.

Los espacios deportivos, además de promover la salud, cumplen una función esencial como lugares seguros para la juventud. Ahí nace el interés social por darle la visibilidad a estos espacios públicos y a sus actividades en su búsqueda por no incentivar la ausencia o deterioro de construir comunidades deportivas en entornos multi vulnerables.

Programas que apuestan por el deporte

Diversas iniciativas gubernamentales y privadas están en marcha para promover el deporte como motor de cohesión social. Entre ellas destaca el programa Deporte para Todos, impulsado por la CONADE, que promueve la activación física en escuelas, lugares de trabajo y espacios públicos, además de financiar infraestructura y equipamiento deportivo.

La CONADE también opera los programas de Deporte Escolar y Municipal, que destinan recursos a centros deportivos locales y capacitan al personal encargado.

En la Ciudad de México, el programa Ponte Pila ofrece actividades físicas gratuitas y eventos comunitarios como el Ciclotón y la Olimpiada Comunitaria, además de formar promotores deportivos.

En el sector privado, la Fundación Carlos Slim apoya a jóvenes atletas a través de Telmex Telcel y otorga becas a deportistas de alto rendimiento. Por su parte, el FIDEIMSS coordina el programa Parques y Jardines, que promueve la activación física gratuita en espacios públicos.

Canchas desiguales

La brecha en el acceso al deporte – además de mostrarse en zonas urbanas y rurales – ha tomado relevancia por su desigualdad en temas de género. Desde edades tempranas, a las más adultas, se ha convertido en algo común observar que las canchas escolares o comunitarias sean dominadas por niños, mientras que las niñas enfrentan barreras culturales, como la imposición del vestuario deportivo, o la idea de que su papel debe limitarse al de espectadoras.

El acceso desigual también se evidenció en el caso del equipo mexicano de nado sincronizado, que rumbo a París 2024 vio recortadas sus becas por parte de la CONADE. La ex titular Ana Gabriela Guevara, sugirió a las atletas vender cosméticos o productos de cocina para financiar sus entrenamientos.

A nivel normativo, la Ley Federal del Trabajo permite salarios distintos para trabajos iguales en eventos deportivos, lo cual legaliza la desigualdad salarial entre hombres y mujeres atletas. Esto contradice el principio de igualdad sustantiva, que busca eliminar toda forma de discriminación que limite el goce pleno de los derechos humanos de las mujeres.

Nosotros, como sociedad, tenemos la responsabilidad – en conjunto a instituciones de educación – de crear conciencia que desde edades tempranas se incentive el respeto, la igualdad y la lucha por el deporte, para que en el futuro las brechas sociales y de género puedan eliminarse y motivar a más a formar un cambio, no solo deportivo, sino contra un sistema arraigado a raíces patriarcales que no permite crecer el sector deportivo, por ejemplo.

El deporte como salvavidas

En reclusorios y centros de exclusión juveniles de la Ciudad de México, muchos internos han encontrado en el boxeo una vía de escape personal y una herramienta de disciplina. Gimnasios improvisados, con costales y guantes usados, se han convertido en centros de esperanza para quienes sueñan con una segunda oportunidad.

La Federación Mexicana de Boxeo impulsa torneos penitenciarios para acercar este deporte a los jóvenes. Su presidente, Óscar Contreras, ha advertido sobre la urgencia de prevenir el reclutamiento criminal mediante la oferta de alternativas reales como el deporte.

En esta línea, el programa Juega, Vive de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) se ha implementado en entidades como Querétaro, Chiapas y Estado de México. En 2022, benefició a más de 5,000 niñas, niños y adolescentes a nivel internacional.

El programa trabaja habilidades emocionales, comunicación y toma de decisiones, a través del deporte. El caso de Jaime, un adolescente de Querétaro que mejoró su vida personal y académica gracias a esta iniciativa, refleja el impacto positivo que puede tener el deporte en la juventud expuesta a contextos de violencia, abandono y adicciones.

El deporte : una herramienta para el ¿futuro?

Más allá de una actividad recreativa, el deporte puede ser un puente hacia la inclusión, la salud, la paz y la justicia social. Para lograrlo, no basta con sumar programas asistenciales o realizar eventos comunitarios, se requiere garantizar el acceso equitativo, eliminar barreras de género, ampliar presupuestos, y dignificar los espacios públicos como entornos seguros para la niñez y la adolescencia.

Transformar dichos espacios deportivos en oportunidades reales de bienestar implica enfrentar las raíces de la violencia juvenil con políticas estructurales, no sólo paliativas. La reconstrucción del tejido social no empieza en la cúspide, sino en lo cotidiano.

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