Del templo al curul: la ruta política de LLDM

En mayo de 2019, el majestuoso edificio del Palacio de Bellas Artes (CDMX) se vio envuelto en una polémica que hasta ahora sirve de ejemplo de la delgada línea entre cultura, religión y poder. Medios como Reforma documentaron un evento en este recinto que, según la autoridad del Gobierno, se presentó como una “ópera” pero que varias voces identificaron como un homenaje al líder de la Iglesia de La Luz del Mundo, el Naasón Joaquín García. Aquella noche dejó un signo revelador: un acto cultural podía convertirse en escaparate político o confesional.

Hoy, ese episodio funciona como uno de los primeros eslabones de una cadena que conecta tres grandes vertientes: el uso simbólico de espacios públicos de cultura; la emergencia de la agrupación política nacional (APN) denominada Humanismo Mexicano, reconocida por el Instituto Nacional Electoral (INE) en 2023; y, finalmente, la reforma judicial que permitirá en 2025 la elección de jueces por voto popular, lo que abre un abanico de riesgos para la independencia judicial. 

Este reportaje profundiza en esa ruta del poder: del templo al curul, y del curul al juzgado. Analiza cómo valores fundamentales —como la dignidad humana, la legalidad, el bien común y la transparencia, inspirados en el humanismo trascendente— están en tensión en este triángulo. A través de datos oficiales, testimonio ciudadano y voces expertas, veremos qué está en juego para los jóvenes de México, quienes tendrán que decidir si influyen o solo observan.

El acto en Bellas Artes y su significado político-cultural

El 17 de mayo de 2019, Reforma publicó que “en Palacio de Bellas Artes se realizó ayer un homenaje al líder de la Luz del Mundo, Naasón Joaquín García”.  El propio Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) aclaró que “no realizó homenaje a ningún religioso” y que el evento era cultural. 

  • El Palacio de Bellas Artes es un símbolo de la cultura nacional: su uso implica legitimidad simbólica.
  • Convertir ese espacio en escenario para un acto con tintes confesionales o políticos plantea la cuestión de la secularidad del Estado.
  • Lo que parecía “arte” se vinculó con una agrupación religiosa que tiene aspiraciones políticas: señala cómo los símbolos culturales pueden servir como trampolín de influencia.

María López (nombre ficticio para proteger su identidad), anticuaria de 28 años que trabaja en el Centro Histórico, recuerda:

“Estaba como turista, disfrutando de un concierto en Bellas Artes. Pero de pronto el ambiente cambió: más bancas, más tomas de fotos con autoridades, música de himno… Algo que parecía cultural se volvió acto de tributo”. Su percepción coincide con lo que denuncian críticos del evento: que no era una función artística común sino un acto de legitimación. 

Desde la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia, que pone en el centro la dignidad humana, el bien común y la solidaridad, este episodio radica en la tensión entre lo público (un recinto de la nación) y lo particular (una congregación, una figura religiosa). Cuando espacios públicos se convierten en vitrinas de intereses concretos, se erosiona la confianza ciudadana. Además, el evento pone de manifiesto el valor de la transparencia: los ciudadanos deben saber cuándo lo que ven es cultura, y cuándo es poder que se exhibe.

La APN Humanismo Mexicano: brazo político y sus operadores

En abril de 2023, el INE aprobó por unanimidad el registro de ocho nuevas Agrupaciones Políticas Nacionales (APN), entre ellas Humanismo Mexicano.  En su resolución, el INE señaló que habían cumplido los requisitos de afiliación (mínimo 5 000 miembros), delegaciones en al menos siete estados y los estatutos correspondientes. 

Humanismo Mexicano define en sus estatutos que se orienta al “bienestar humano”, la defensa de los derechos sociales, la educación laica y gratuita y el respeto a la propiedad privada.  No obstante, diversas investigaciones periodísticas indican que esta agrupación estaría vinculada a la Iglesia de La Luz del Mundo, mediante su liderazgo y militancia. Por ejemplo, El País informó que el diputado Emmanuel Reyes Carmona —dirigente de Humanismo Mexicano— fue militante de Morena y miembro de LLDM. 

La presencia de legisladores de partidos como Morena, con allegados en LLDM, se convierte en indicio de que Humanismo Mexicano podría operar como puente entre la confesión y la política. Según El Financiero, “la autoridad electoral aprobó el registro de la agrupación, presuntamente ligada a La Luz del Mundo” y con “más de 26 mil afiliados”. 

  • Si una agrupación política actúa como extensión de intereses confesionales, se mina el principio de laicidad del Estado, consagrado en la Constitución.
  • El principio de la Doctrina Social de la Iglesia exige respeto a la “autonomía de lo político”. Cuando lo religioso interfiere en lo político, la convivencia democrática se ve afectada.
  • Frente a jóvenes de 18 a 35 años, quienes buscan autenticidad y coherencia, este tipo de vinculaciones pueden generar desconfianza o cinismo respecto de la política.

“Me afilié a Humanismo Mexicano porque el discurso me convenció”, relata Alejandro Gutiérrez, universitario de 22 años. “Luego me di cuenta de que había reuniones en templos, símbolos, líderes que sólo hablaban de ‘comunidad de fe’ más que de política. Yo esperaba debate, no sermón”.
Este testimonio ilustra la disonancia entre la promesa de participación política laica y la experiencia real de una militancia que se mezcla con prácticas religiosas.

 Elecciones de jueces (2025): movilización de votos y riesgos al Estado de derecho

Una tercera vía por la que el poder se está reconfigurando aborda la justicia: la reforma constitucional aprobada y que en 2025 permitirá elecciones de jueces por voto popular constituye un cambio estructural. 

Según análisis del despacho Mayer Brown, el 1 de junio de 2025 México celebró la primera elección por voto popular de más de 2 600 jueces y magistrados federales y locales, incluyendo ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.  Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch advierten que este mecanismo puede “socavar la independencia judicial”. 

  • Cuando los jueces deben hacer campaña, buscar votos o apoyo político, hay un grave riesgo de que la justicia se vuelva plebiscitaria: quien apruebe más, gana. 
  • Un sistema así puede favorecer la captura institucional: el poder que controla elecciones también podrá influir en nombramientos, decisiones y sentencias.
  • El daño para los jóvenes es doble: por un lado, se debilita la percepción de que la justicia es imparcial; por otro, la expectativa de futuro (trabajo, emprendimiento, derechos) se ve menguada si se percibe que las reglas no se respetan.

La profesora universitaria en Derecho Constitucional, la Dra. Carolina Romero, advierte: “Si un juez es elegido y luego debe responder políticamente a quien lo impulsó, ya no estará al servicio del ejercicio del derecho, sino al servicio de intereses. Los jóvenes deben entender que la independencia judicial no es un lujo sino un cimiento de su libertad.” Este testimonio refleja cómo el cambio institucional transforma expectativas ciudadanas y responsabilidades colectivas.

Desde la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia se destaca la necesidad de justicia como una virtud social: “dar a cada quien lo que le corresponde”. Si la justicia se ve comprometida por dinámicas electorales o de poder, el tejido social se debilita, pues los ciudadanos dejan de creer que pueden influir y más bien sienten que deben adaptarse. Además, el valor de la legalidad —es decir, la adhesión a normas justas y la rendición de cuentas— queda amenazado cuando el sistema judicial es intervenido o subordinado.

Este análisis muestra cómo tres ámbitos —cultura, política y justicia— se entrelazan en una trama que puede redefinir las reglas del poder en México.

  • El uso simbólico del Palacio de Bellas Artes para un acto con tintes confesionales evidenció cómo la fachada cultural puede esconder dinámicas de legitimación del poder.
  • La aparición de la agrupación política Humanismo Mexicano, con vínculos identificados a la Iglesia de La Luz del Mundo, pone en tensión el equilibrio entre la esfera religiosa y la política, y con ello la laicidad del Estado.
  • La reforma judicial que permite la elección popular de jueces genera un riesgo serio para la independencia judicial, principio esencial del Estado de derecho y del bien común.

Para los jóvenes de México —Millennials y Centennials— esto no es un asunto de “otros”. Es un asunto de futuro: su capacidad de influir depende de instituciones sanas, transparencia, justicia real y valores compartidos. La Doctrina Social de la Iglesia nos recuerda que la participación ciudadana es una exigencia de la dignidad humana; no basta con quejarse en redes, se requiere involucrarse con conocimiento y compromiso.

Propuestas para la acción

  1. Fomentar la educación ciudadana: que los jóvenes comprendan cómo funcionan la cultura, los partidos y los tribunales.
  2. Transparencia plena: exigir que los espacios públicos, cuando se usan, rindan cuentas y no sirvan a intereses particulares.
  3. Vigilancia independiente: fortalecer organismos civiles que monitoreen procesos políticos y judiciales, para que no se conviertan en meras formalidades.
  4. Participación sin ingenuidad: al afiliarse, al votar o al opinar, hacerlo sabiendo el trasfondo, exigiendo coherencia.
  5. Valor compartido: recuperar los valores de la legalidad, la solidaridad y el bien común, para que la política no sea vista como arena de intereses, sino como espacio de servicio.

En última instancia, el poder terrenal —en Bellas Artes, en el Congreso o en el juzgado— no es neutral. Depende de nosotros decidir si lo dejamos moldear por la opacidad o lo transformamos con transparencia. Y jóvenes mexicanos: ustedes pueden, y deben, #YoSiInfluyo.

@yoinfluyo

Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.