Tras cien años de una relación bilateral profunda y compleja, el futuro entre México y Estados Unidos parece inevitablemente unido, pero la pregunta central es cómo se configurará esta interdependencia en los próximos años. Distintos expertos apuntan hacia varios escenarios cruciales que determinarán el rumbo de esta relación, destacando principalmente el nearshoring, la cooperación energética frente al cambio climático, la gestión migratoria y la seguridad compartida.
Integración económica: Nearshoring como oportunidad
El nearshoring se presenta como una gran oportunidad en medio de las disrupciones en las cadenas de suministro global provocadas por la pandemia y las tensiones entre EE.UU. y China. Según la Secretaría de Economía mexicana, la inversión extranjera directa (IED) creció un 12% en 2024, con empresas estadounidenses trasladando operaciones especialmente en sectores estratégicos como la manufactura automotriz, semiconductores y tecnología médica.
Analistas del Banco Mundial afirman que México podría experimentar una transformación económica si mejora en aspectos críticos como la seguridad y el Estado de derecho. Esto permitiría a México escalar en la cadena de valor, pasar de maquiladora a innovador y diseñador, incrementando así productividad y salarios. Tal desarrollo económico reduciría presiones migratorias hacia EE.UU., beneficiando a ambos países.
Cooperación energética y respuesta al cambio climático
Ambas naciones enfrentan desafíos comunes frente al cambio climático, particularmente en temas de agua y energía. Los recientes conflictos sobre el Río Colorado y Río Bravo evidencian la necesidad urgente de acuerdos sostenibles. El Departamento de Energía de EE.UU. y la Secretaría de Energía de México ya han avanzado en la creación de corredores energéticos binacionales. Un proyecto emblemático es la generación de energía solar en Sonora para abastecer a industrias en Arizona, iniciativa respaldada por el T-MEC y considerada un modelo potencial a replicar en otras regiones fronterizas.
Expertos en sustentabilidad, como el Dr. Juan Carlos Belausteguigoitia de la UNAM, afirman que esta cooperación podría transformar la región en un ejemplo mundial de desarrollo sostenible, generando empleos y reduciendo significativamente la huella de carbono.
Migración: gestión integral y compartida
A nivel migratorio, aunque la migración neta mexicana hacia EE.UU. ha disminuido, los flujos desde Centroamérica y el Caribe se mantienen constantes debido a crisis políticas y económicas. Según datos de ACNUR, México está pasando de país de tránsito a receptor, situación que exige una mayor cooperación con EE.UU.
Especialistas del Migration Policy Institute proponen expandir significativamente las visas de trabajo temporal, facilitando vías legales para migrantes de sectores esenciales. Asimismo, la esperada y controvertida reforma migratoria en EE.UU. podría beneficiar a millones de familias binacionales, aumentando el PIB estadounidense y las remesas hacia México.
Seguridad: de las amenazas a la cooperación estratégica
La seguridad binacional enfrenta retos serios, como el tráfico de fentanilo, que en EE.UU. provocó más de 70,000 muertes por sobredosis en 2024. Políticos republicanos, liderados nuevamente por Donald Trump, amenazaron recientemente con imponer aranceles significativos, la fecha inicial era para el 1 de agosto pero se logró “retrasar el inicio” 90 días con la condición de que México logre resultados contundentes contra el narcotráfico. Esta presión ha generado preocupación en sectores económicos de ambos países.
No obstante, existen también oportunidades para innovar en cooperación. El Entendimiento Bicentenario firmado en 2021 establece un marco integral de seguridad que apuesta por inteligencia artificial para el control fronterizo, operativos conjuntos contra tráfico de armas, y un enfoque sanitario para reducir la demanda de drogas en EE.UU.
Impacto de la política interna y nacionalismos
El futuro de esta relación bilateral dependerá significativamente de las elecciones presidenciales en ambos países. La potencial reelección de Biden o el retorno de Trump podrían reactivar tensiones diplomáticas. En México, la sucesión de López Obrador plantea incertidumbre sobre posibles ajustes en la política bilateral. Sin embargo, el aumento del poder político latino en EE.UU. podría contrarrestar discursos hostiles hacia México.
Valores compartidos y cooperación multilateral
Finalmente, la cooperación basada en valores compartidos como democracia, derechos humanos podría consolidar una alianza efectiva en foros multilaterales. La reciente coordinación entre ambos países en la OEA frente a las crisis en Venezuela y Nicaragua es un ejemplo claro de esta posible alineación estratégica.
Un camino compartido
Aunque los desafíos son importantes, México y EE.UU. han demostrado capacidad para superar conflictos mediante la cooperación institucionalizada. El respeto mutuo, la justicia social, la subsidiariedad y la solidaridad pueden ser los ejes que guíen un futuro más equitativo y humano, donde ambas naciones prosperen juntas, abordando problemas regionales con visión conjunta y a largo plazo.
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