Programas sociales: ¿solución o dependencia?

Los programas sociales son herramientas a través de las cuales el gobierno proveen a la población en situación de vulnerabilidad servicios de salud, educación, vivienda, alimentación y otros con la finalidad de atender sus necesidades primarias, a las cuales generalmente no tienen acceso, y con ello mejorar sus condiciones de vida. Además, de satisfacer necesidades básicas, tienen la finalidad de construir capacidades, modificar condiciones de vida y promover cambios en comportamientos y actitudes. 

En México mucha de la población en situación de pobreza recibe estos apoyos gubernamentales, los cuales han ido cambiando en el tiempo en ocasiones con la intensión de ampliar los beneficios a quienes aún no reciben este tipo de beneficios, sin embargo, algunas administraciones también los han utilizado como bandera política en la que como moneda de cambio piden apoyos para determinados partidos o proyectos políticos.

Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, los programas sociales tomaron singular importancia política, pues su eficacia y cobertura, así como la reducción de la pobreza ha sido objeto de debate entre expertos y organizaciones civiles. Mientras el gobierno destaca una reducción significativa en los niveles de pobreza, diversos analistas cuestionan la metodología de medición y señalan limitaciones en el diseño y alcance de estas políticas.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre 2018 y 2022, la población en situación de pobreza en México disminuyó de 41.9 por ciento a 36.3 por ciento, lo que representa una reducción de 5.6 puntos porcentuales. En términos absolutos, esto equivale a 5.1 millones de personas que salieron de la pobreza en ese periodo. 

El Coneval atribuye esta mejora, en parte, a las transferencias monetarias directas implementadas por el gobierno, como las pensiones para adultos mayores y las becas para estudiantes. Estas transferencias habrían evitado que 3.5 millones de personas cayeran en la pobreza y que 2.4 millones lo hicieran en la pobreza extrema.

A pesar de estas cifras, expertos y organizaciones civiles dudan sobre la veracidad de la reducción de la pobreza reportada como la organización Signos Vitales, la cual ha afirmado que la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), utilizada por el Coneval para medir la pobreza, sufrió cambios metodológicos en 2018 que dificultan la comparación con años anteriores. Además, criticó que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) no haya publicado las cifras ajustadas necesarias para una evaluación precisa. 

Por otro lado, el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”, que otorga becas a jóvenes que no estudian ni trabajan, ha sido criticado por su limitada efectividad en la inserción laboral formal. Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) muestran una disminución en el registro de jóvenes de entre 18 y 29 años, pasando de 3.25 millones en 2018 a 3.1 millones en 2023. Esto sugiere una falta de vinculación efectiva entre los beneficiarios del programa y el mercado laboral.

Un análisis de Signos Vitales revela que, en 2018, el 23 por ciento de los hogares con los ingresos más bajos recibía algún apoyo social, proporción que se redujo al nueve por ciento en 2022. En contraste, los hogares con mayores ingresos pasaron de recibir 224 pesos mensuales en apoyos a 886 pesos en el mismo periodo. Esto indica una distribución desigual de los programas sociales, beneficiando en mayor medida a sectores con mayores ingresos. 

Además, el Coneval ha señalado que el 58 por ciento de los programas sociales estatales y municipales carece de reglamentos con indicadores de monitoreo y evaluación, lo que limita su efectividad y transparencia.

El mismo caminito

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en su conferencia de prensa del lunes 19 de mayo, informó que los Programas para el Bienestar del gobierno de México representan una inversión social de casi 850 mil millones de pesos, lo que permitió, de acuerdo con datos del Banco Mundial, que 9.5 millones de mexicanos salieran de la pobreza entre 2018 y 2023.

“El último reporte del Banco Mundial informa que, en México, en el periodo del presidente López Obrador, sin contar el 2024, la pobreza disminuyó en 9.5 millones de personas, es la disminución de la pobreza más grande de los últimos 40 años”, aseguró.

La mandataria indicó que “ya son derechos establecidos en la constitución todos los Programas del Bienestar, los programas de la Secretaría de Agricultura representan una inversión de 850 mil millones de pesos. Es un recurso que va directo a los beneficiarios, estamos hablando de que probablemente el próximo año lleguemos a un billón de pesos distribuidos de manera directa a cerca de 30 millones de familias. Y eso, evidentemente, cambia no sólo la vida de las personas sino la economía del país”.

Una vez desaparecido el Coneval, los niveles de pobreza serán medidos por el Inegi y un nuevo organismo los cuales ya están trabajando para ofrecer las primeras mediciones a su cargo. La presidenta Sheinbaum calculó que los resultados de pobreza estén entre julio y agosto de este año, para evaluar, hasta el 2024; en esta medición los nuevos programas no estarían incluidos, destacó.

Asimismo, apuntó que la Encuesta Nacional Ingreso-Gasto de los Hogares se lleva a cabo cada dos años, por lo que preveía que en 2026 los resultados de las personas en pobreza disminuirán considerablemente.

Pero desde otras perspectivas la óptica no es la misma, pues especialistas consideran que a pesar de la reducción en los niveles de pobreza, persisten rezagos significativos en áreas como la salud y la educación. Entre 2018 y 2022, el número de personas con carencia en servicios de salud aumentó de 20.1 millones a 50.4 millones, lo que representa un incremento del 149 por ciento. Este deterioro se atribuye, en parte, a la desaparición del Seguro Popular y su reemplazo por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que no logró consolidarse. 

En el ámbito educativo, el rezago también se incrementó, pasando de 23.5 millones a 25.1 millones de personas entre 2018 y 2022. Esto refleja una falta de atención integral a las necesidades básicas de la población más vulnerable.

La disminución de la pobreza en México, no está supeditada a que más personas que viven en situación de vulnerabilidad estén inscritas en alguno de los programas sociales que ofrece el gobierno, pero sin duda el enfoque con el que estos apoyos se otorgan es fundamental para el cambio de mentalidad de las personas que los reciben, ya que pueden acostumbrarse a sólo recibir el dinero que el gobierno les allegue o que gracias a estos programas las personas beneficiarias, principalmente los jóvenes, obtengan elementos que les sirva para salir adelante y no depender del gobierno.

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