Falta de medicamentos, un problema que no termina

En las salas de espera de los hospitales públicos, los minutos pasan lentamente a la espera de que lleguen los medicamentos que hacen la diferencia entre mejorar o empeorar la salud de los pacientes lo que en mucho de los casos significa caminar sobre la cuerda floja que separa a la vida de la muerte.

El desabasto de medicamentos en el sector público afecta a millones de familias con alguna persona que sufre de alguna enfermedad que requiere tratamientos y fármacos especializados cuyos costos son elevados, y por lo tanto, inaccesibles para muchas personas, principalmente las de menores recursos, y que requieren que el Estado atienda para hacer su derecho humano a la salud.

De acuerdo al Colectivo Cero Desabasto, que abrió un canal ciudadano para denunciar la falta de medicamentos oncológicos, analgésicos y material de curación en el sexenio anterior ante la grave carencia de los fármacos e insumos, dio cuenta de cómo padres de familia contaban con angustia cada uno de los días que pasaban desde la última quimioterapia de sus hijos a fin de que llegara a tiempo sus siguiente dosis, también revelaron la desesperación de personas con diabetes que estiraban las tiras reactivas como si fueran un recurso de lujo y lo que cientos de pacientes en diálisis tenían que hacer para pagar lo que no había en el hospital.

Para miles de familias, el desabasto no es una estadística: es la angustia de vivir entre la esperanza y el miedo de que el tratamiento no llegue a tiempo. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) documentó irregularidades graves en la compra consolidada, como faltantes, “entrega fantasma” de insumos, sobrefacturación y adjudicaciones dudosas. Ese esquema, además de burocrático, resultó ineficaz precisamente cuando más se requería.

Entre 2020 y 2022, las historias de padres que buscaban oncológicos, de clínicas sin analgésicos o de hospitales sin material de curación se volvieron frecuentes. El Colectivo Cero Desabasto denunció que en 2022 más de 15.2 millones de recetas no se surtieron en instituciones públicas, y que el número de amparos legales aumentó drásticamente.

En 2023, este colectivo informó que continuaron los problemas pues más de 7.5 millones de recetas quedaron sin surtir, aunque hubo una ligera mejora frente al año anterior. Las enfermedades mentales, como la depresión o la ansiedad, fueron las más afectadas.

La crisis no fue uniforme en el país, las quejas aumentaron notablemente a principios de 2025, especialmente fuera de la Ciudad de México, en estados como Guerrero, Aguascalientes y Oaxaca, además de que se pudo verificar que el IMSS-Bienestar había recibido apenas el 35 por ciento de los medicamentos solicitados, frente a 76 por ciento en el IMSS y 59 por ciento en el ISSSTE.

Por si fuera poco, en el primer trimestre de 2025 comenzaron 15 mil 980 amparos legales contra el gobierno por falta de medicamentos, según el Colectivo Cero Desabasto, que calificó el reparto con camionetas como una medida paliativa, insuficiente para resolver el problema.

En abril de 2025, supimos que una licitación clave dirigida por Birmex fue cancelada debido a irregularidades detectadas por la Secretaría Anticorrupción. El suceso generó una crisis de desabasto, sobre todo en tratamientos oncológicos, y provocó la remoción del director de Birmex y el gobierno federal anunció compras emergentes vía subasta inversa para acelerar la entrega.

A pesar de ello, permanecen dudas sobre la efectividad real de los cambios, más allá del discurso oficial.

La actual administración federal, que comenzó en octubre de 2024, se comprometió a revertir la crisis con una “megacompra” para 2025–2026, digitalización de inventarios, compras directas y una nueva estrategia de distribución.

El gobierno federal anunció que ya se habían adquirido el 96 por ciento de los insumos necesarios, con una inversión de 284 mil millones de pesos. Eduardo Clark, subsecretario de Salud, indicó que en junio y julio se recibieron más de 416 millones de piezas médicas, un aumento del 60 por ciento respecto a meses anteriores. También presentó dos portales públicos para consultar disponibilidad y compras, y anunció el programa “Rutas de la Salud”, que en agosto incorporaría decenas de vehículos para distribución.

En enero de 2025, Eduardo Clark había informado que ya se había adjudicado el 73 por ciento de la megacompra por 338 mil millones de pesos, incluyendo cuatro mil 982 millones de piezas. Se lograron ahorros estimados en 30 mil millones de pesos mediante negociaciones con proveedores, y se establecieron plazos para adjudicaciones y entregas.

Aun así, el desabasto persiste en algunas regiones. En junio de 2025, el personal sanitario del Istmo de Oaxaca, encabezado por Edgar Carrasco Martínez, realizó un paro indefinido por la falta de medicamentos, insumos, infraestructura y condiciones laborales. En respuesta, el gobierno federal anunció una revisión nacional del sistema de salud y propuso innovaciones como subastas inversas y mejoras logísticas, pero los trabajadores advirtieron que los servicios médicos siguen en riesgo.

¿Por qué faltan los medicamentos?

De acuerdo a organismos de la sociedad civil, la carencia de los medicamentos se debió a diversos factores, entre los que principales se pueden destacar:

  • Planeación y compras defectuosas: La ASF identificó fallas estructurales en la compra consolidada y errores en adjudicaciones por parte de UNOPS e Insabi.
  • Débil logística; Repartos incompletos y falta de capacidad en IMSS-Bienestar y otras instituciones agudizaron la problemática.
  • Compras anuladas: La cancelación de Birmex agravó la escasez, especialmente en tratamientos críticos.
  • Pasivos pendientes: La industria farmacéutica reclama adeudos por aproximadamente dos mil millones de pesos, lo que afecta las entregas.

Asimismo, es importante mencionar lo que se ha hecho para solventar esta situación y lo que aún queda por hacer.

  • Megacompra pública multianual con transparencia digital, negociaciones directas y plataformas de consulta ciudadana.
  • Distribución mejorada, con vehículos específicos para garantizar el abasto en la última milla.
  • Respuesta ante irregularidades, con compras emergentes y relevos en la dirección de Birmex.
  • Atención al personal sanitario, mediante revisiones del modelo IMSS-Bienestar y promesas de mejoras operativas.

El desabasto de medicamentos no es un problema aislado ni pasajero; es un espejo de las fallas estructurales de un sistema que no ha sabido responder a su población más vulnerable. Mientras las autoridades prometen regularidad en el abasto y transparencia en los procesos, en los pasillos de los hospitales los pacientes siguen esperando: una quimioterapia, una caja de insulina o el medicamento que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. 

Resolver esta crisis no sólo requiere inversiones millonarias o planes estratégicos; exige voluntad política, eficiencia en la ejecución y, sobre todo, poner en el centro a quienes hoy sobreviven con la incertidumbre como única certeza.

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