Sin guardabosques no hay conservación natural

En los rincones más remotos del país, muchas veces sin respaldo, sin recursos y bajo amenaza constante, trabajan quienes custodian el corazón verde del planeta: los guardabosques. Su labor, fundamental para la protección de la biodiversidad, rara vez ocupa titulares. Pero cada 31 de julio, en el Día Mundial del Guardabosques, el mundo detiene por un momento su marcha para reconocer a estos defensores ambientales, muchos de los cuales han perdido la vida por proteger lo que es de todos.

La fecha fue establecida por la Federación Internacional de Guardabosques (IRF, por sus siglas en inglés) en 2007, en memoria de los guardaparques muertos en servicio y como un llamado global a fortalecer esta fuerza laboral ambiental. De acuerdo con la organización Thin Green Line Foundation, más de mil 200 guardabosques han sido asesinados en los últimos 10 años mientras realizaban su trabajo, la mayoría en países donde enfrentan a cazadores furtivos, taladores ilegales o crimen organizado.

México es uno de los países con mayor riqueza natural del mundo. Alberga más de 180 Áreas Naturales Protegidas (ANP) que cubren cerca del 11.2 por ciento del territorio nacional, según datos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP). Sin embargo, proteger ese tesoro recae en una fuerza de guardaparques que, según organizaciones civiles y expertos, trabaja en condiciones alarmantemente precarias.

Un día como guardaparques | Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas  | Gobierno | gob.mx

La gran mayoría no tiene contrato formal, carece de seguro médico, equipo básico o capacitación adecuada. Muchos operan en zonas de alta violencia sin ningún tipo de protección.

No existen cifras oficiales actualizadas sobre cuántos guardaparques hay en México. Una estimación de la WWF México de 2023 hablaba de menos de mil elementos operativos en campo para cubrir todo el sistema de ANP, lo que representa una cobertura insuficiente y una carga laboral insostenible. La mayoría son contratados por honorarios, con sueldos que no superan los nueve mil pesos mensuales, sin prestaciones.

La situación de violencia no es ajena a quienes custodian los bosques y reservas. En 2020, el asesinato del guardaparque Homero Gómez González, defensor del Santuario de la Mariposa Monarca en Michoacán, conmocionó al país. Su caso no es aislado. De acuerdo con el informe “Ser defensor ambiental en México”, de la organización Global Witness, México se mantiene entre los cinco países más peligrosos del mundo para activistas y defensores del medio ambiente, con al menos 54 asesinatos entre 2012 y 2022.

Si bien el gobierno federal ha reconocido en múltiples discursos la importancia de los guardianes de la biodiversidad, no ha habido una política pública sostenida que garantice su protección y desarrollo profesional. “Hay buenas intenciones, pero ningún programa nacional integral para formar, proteger y dignificar a los guardaparques”, señala el biólogo Arturo Vallejo, del Instituto de Ecología de la UNAM.

En 2024, el presupuesto de la CONANP fue de tres mil 254 millones de pesos, un aumento frente a años anteriores, pero todavía lejos de lo requerido para operar eficazmente las ANP, según advierte un informe del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA). De ese monto, apenas una fracción se destina al personal operativo en campo.

En México, los guardabosques no solo vigilan; también hacen monitoreo biológico, educan a las comunidades, participan en planes de reforestación, combaten incendios forestales y fungen como primeros respondientes en casos de desastres naturales. Son los ojos y las manos de la política ambiental. Sin ellos, el concepto de áreas protegidas es solo una ilusión en el papel.

Iniciativas locales han buscado paliar el abandono institucional. En Chiapas, el programa comunitario de los Lacandones ha formado brigadas de vigilancia indígena con reconocimiento local. En Baja California, voluntarios apoyan el monitoreo de especies en la Sierra de San Pedro Mártir. Pero estas respuestas dependen del impulso ciudadano y carecen de institucionalización.

Diversos colectivos y expertos coinciden en que México debe avanzar hacia la profesionalización del cuerpo de guardaparques, crear una ley nacional del guardabosque, garantizar condiciones laborales dignas, establecer protocolos de seguridad en zonas de conflicto y reconocer formalmente su papel dentro del sistema nacional de conservación.

En el Día Mundial del Guardabosques, más que un homenaje, se impone una exigencia: dignificar, proteger y fortalecer a quienes arriesgan su vida por el futuro ambiental de México. Mientras el planeta debate sobre metas climáticas y compromisos internacionales, los guardabosques mexicanos siguen en campo, bajo lluvia o fuego, defendiendo cada árbol, cada río, cada especie. Y lo hacen, la mayoría de las veces, solos.

Te puede interesar: Abuelos: raíces que siguen dando fruto

@yoinfluyo

Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.