La relación entre México y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más complejos y decisivos en décadas, indicó Miguel Armando López Leyva, coordinador de Humanidades de la UNAM, al inaugurar el Seminario Internacional Gobernanza Global. Relación México-Estados Unidos y sus nuevos desafíos, en el que especialistas coincidieron en que este vínculo se ha convertido en el centro de los cambios que están reconfigurando el orden mundial.
López Leyva explicó que el debate actual ya no es sólo sobre si estamos ante el fin de la globalización económica, sino sobre su transformación hacia una nueva etapa, marcada por tensiones comerciales, proteccionismo y cadenas de valor profundamente interconectadas en América del Norte. En este contexto, advirtió que el proteccionismo, que muchos presentan como una defensa de la soberanía, en realidad puede generar más riesgos que beneficios para los países que lo impulsan.
Por su parte, Lorena Rodríguez León, directora de la Facultad de Economía (FE), describió la relación con Estados Unidos como “una de las más complejas, profundas y estratégicas del mundo”, una dinámica construida a lo largo de la historia a partir de comercio, migración, cooperación, tensiones y, sobre todo, profundas asimetrías. Recordó que esta realidad hace necesario un análisis constante y la generación de propuestas que ayuden a México a negociar en mejores condiciones con su principal socio comercial.

Los especialistas que participaron en el seminario, dejaron en claro que los retos no pueden abordarse desde una sola disciplina. Eduardo Robledo Rincón, del Programa Universitario de Gobierno, destacó que fenómenos globales como el neoproteccionismo requieren miradas convergentes desde la economía, el derecho, las ciencias políticas, las relaciones internacionales y las humanidades. Sonia Venegas Álvarez, directora de la Facultad de Derecho, reforzó esta idea al recordar que el derecho internacional será clave para resolver las disputas que surgirán en el comercio global durante los próximos años.
Uno de los puntos más urgentes es la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), prevista para el 1 de julio de 2026. Alejandro Chanona Burguete, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, aseguró que México debe llegar preparado a esa negociación con una estrategia sólida que le permita asumir un papel más activo en la región, y no solo responder a las imposiciones externas.
Este llamado de alerta ocurre en medio de un contexto internacional cada vez más volátil. Desde inicios de 2025, la administración de Donald Trump ha endurecido su política comercial con nuevos aranceles que afectan a productos mexicanos fuera de los beneficios del T-MEC. Estos gravámenes, que alcanzan hasta el 25 por ciento, ya han generado impactos en sectores clave como el automotriz y el de autopartes, recordó.
Además, a finales de agosto México suspendió temporalmente el envío de paquetes y paquetería hacia Estados Unidos después de que Washington eliminó la exención “de minimis” que permitía exportaciones menores a 800 dólares sin impuestos, complicando aún más el comercio entre ambos países, comentó.
En paralelo, el gobierno mexicano busca abrir un espacio de negociación con Washington por lo que se ha propuesto un “acuerdo general” que aborde de manera integral temas como migración, seguridad y comercio, y que ofrezca certidumbre a los inversionistas en medio de esta incertidumbre. En este marco, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, visitará México en los próximos días con el objetivo de avanzar en un pacto de seguridad que también contemple cooperación económica y fronteriza.
Es importante resaltar que organismos internacionales también han alertado sobre el panorama global. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que el proteccionismo estadounidense y la fragmentación geoeconómica están afectando el crecimiento mundial.

En tanto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reportó un estancamiento del comercio global en el segundo trimestre de 2025, impulsado principalmente por la caída en las importaciones de Estados Unidos. Estos datos reflejan que el cambio de rumbo económico no sólo impacta a América del Norte, sino que está redefiniendo el equilibrio comercial en todo el mundo.
México se está preparando para la renegociación del T-MEC, y entre las propuestas que busca poner sobre la mesa son las nuevas reglas de origen que limiten el ingreso de productos provenientes de China sin valor agregado en la región, con el objetivo de fortalecer la industria nacional y mantener su competitividad en el marco del nearshoring.
Durante el seminario, Graciela Martínez-Zalce, directora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, destacó que espacios como este permiten no solo comprender mejor la coyuntura actual, sino también aportar perspectivas que fortalezcan la cooperación y la defensa de los valores democráticos. En el mismo sentido, Juan José Bremer de Martino, director del Instituto Matías Romero de la Secretaría de Relaciones Exteriores, subrayó que la complejidad de la relación bilateral exige una colaboración estrecha entre el mundo académico y el gobierno para entender y anticipar los cambios en el escenario geopolítico y regional.
En este contexto, México se encuentra en una posición que exige decisiones rápidas y estrategias de largo alcance. La interdependencia económica con Estados Unidos es innegable: más del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas dependen de ese mercado, lo que convierte cualquier movimiento en Washington en un factor de riesgo inmediato para la economía nacional. Sin embargo, también abre oportunidades para replantear la forma en que el país se inserta en las cadenas de valor y cómo negocia sus intereses en un entorno más competitivo y fragmentado.
La reflexión de los académicos de la UNAM es clara: el mundo está cambiando a gran velocidad y México necesita entender ese cambio para tomar decisiones informadas. Lo que está en juego no es sólo la revisión de un tratado comercial o el impacto temporal de nuevos aranceles, sino la capacidad del país para adaptarse y tener voz en la construcción de un nuevo orden global que se debate entre el proteccionismo y una globalización en transformación.
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