Morosidad e impago de colegiaturas afectan calidad educativa

Al término del ciclo escolar, las escuelas en México cierran con una cartera vencida de 160 mil pesos en promedio, ello se debe a varios factores, desde causas económicas de los alumnos, inflación, métodos de pago obsoletos, hasta la falta de herramientas tecnológicas que faciliten, optimicen y automaticen procesos administrativos, de acuerdo con Mattilda, la empresa mexicana especializada en gestión de cobranza y financiamiento para escuelas particulares.

De acuerdo al estudio Educación en cifras. Panorama financiero de las instituciones educativas en Latinoamérica, Mattilda destaca que la morosidad mensual promedio a nivel nacional es de 8.3 por ciento. Sin embargo, esa cifra se reduce a 4.7 por ciento al cierre del ciclo escolar, lo que indica una recuperación parcial de la cartera vencida.

Mientras que en Latinoamérica la morosidad al cierre del ciclo escolar ronda en promedio seis por ciento, la cual se eleva en las instituciones con colegiaturas más bajas y sin herramientas tecnológicas de cobranza.

Aumentan las cuotas de los colegios privados: cuáles son los porcentajes  autorizados - El Cronista

“Esta situación afecta a las instituciones educativas de todos los niveles, desde preescolar hasta el nivel medio superior y superior, impactando en sus proyectos de infraestructura, crecimiento de matrícula, capital de trabajo, remodelaciones, capacitación de profesores y administrativos, compra de equipo y adquisición de recursos tecnológicos”, indicó José Agote, cofundador y director general de Mattilda.

Según el documento, 44 por ciento de las escuelas particulares de la región indicaron que su principal reto es la cobranza de colegiaturas; 26 por ciento la retención de alumnos, 15 por ciento la competencia y 13 por ciento la contratación y capacitación de colaboradores.

También señala que más del 50 por ciento de los estudiantes que desertan lo hacen por falta de recursos económicos y las instituciones educativas registran una subutilización de sus instalaciones, pues seis de cada 10 opera por debajo del 75 por ciento de su capacidad, afectando la sostenibilidad financiera y sus oportunidades de crecimiento a corto plazo.

La falta de finanzas sanas y liquidez en las escuelas puede desencadenar una menor calidad educativa, ya que los directivos o colegios resuelven cada mes el pago de nómina y proveedores, en vez de enfocarse en mejorar su infraestructura, planes de estudio, capacitar a los profesores y adquirir tecnología para brindar una educación de calidad, aseguró Adrián Garza, director de crecimiento de Mattilda.

“Esta situación se vuelve una problemática circular, pues al tener cuentas por cobrar no hay suficientes ingresos para mejorar la calidad del servicio, ello puede provocar una disminución de la matrícula, y a su vez obtener menor capital para mejorar la infraestructura escolar”, advirtió.

La falta de acceso al financiamiento en México también es otro factor, pues sólo 65 por ciento de las escuelas que solicitan un crédito lo obtienen, mientras que a nivel Latinoamérica, menos del 40 por ciento de las encuestadas consiguieron uno; este acceso es directamente proporcional al tamaño y condiciones de la institución, mientras más grande y actualizada, es más sencillo adquirir financiamiento.

Aunado a ello, 25 por ciento de las escuelas privadas no tiene ingresos adicionales aparte de las colegiaturas, solo 35 por ciento complementa sus ingresos con actividades académicas extracurriculares, y 40 por ciento obtiene liquidez a través de servicios como: transporte escolar, venta de uniformes o programas deportivos.

El estudio también indica que el aumento en el costo de colegiaturas, planeado para este 2025, apenas cubrirá la estimación de crecimiento para la inflación en México, pues los colegios y universidades contemplan un incremento promedio de 3.5 por ciento, en línea con la inflación esperada para el país.

La falta de herramientas tecnológicas que automaticen procesos, aunado a estrategias de cobranza mal implementadas, hacen más lenta la recuperación de la cartera vencida para las instituciones.

Además, los métodos de pago obsoletos también pueden afectar la salud financiera de los usuarios finales, es decir a alumnos y padres de familia, ya que al no darles suficientes opciones de pago, que puedan usar 24/7 y en cualquier lugar, los limita, hace más complicado que puedan cubrir con su obligación y los vuelve parte del grupo de morosos.

Complementar los pagos en físico, las transferencias electrónicas y el uso de tarjetas de débito o crédito con otras opciones, como depósitos en tiendas de conveniencia o tener la opción de utilizar neobancos para saldar la colegiatura, amplía las opciones de los usuarios.

Además, al dar seguimiento y mandar recordatorios para el pago, con antelación, les ayuda a los usuarios finales a administrarse mejor y poder cubrir el cobro de colegiaturas al inicio de cada mes.

Datos de Mattilda arrojan que las escuelas que usan factoraje para anticipar sus ingresos, digitalizan su cobranza, y tienen acceso al crédito, pueden reducir hasta 50 por ciento su nivel de morosidad, tener mayor ocupación, y mejores indicadores de crecimiento de matrícula e inversión estratégica.

Te puede interesar: La voz de Dios en notas de Hakuna

@yoinfluyo

Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.