Millones de jóvenes condenados a trabajos precarios

Millones de jóvenes en México viven atrapados en un círculo de trabajos mal pagados, falta de oportunidades y un futuro que se aleja cada día de la prosperidad.

En un país donde habitan 30.4 millones de personas entre 15 y 29 años, 11.8 millones no tienen acceso a un trabajo digno. Son cuatro de cada 10 quienes no pueden ejercer plenamente sus derechos, y detrás de cada cifra hay una historia de frustración, renuncia o abandono.

De acuerdo al más reciente diagnóstico de la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno revela que 6.9 millones de jóvenes sobreviven con empleos sin seguridad social ni ingresos suficientes para cubrir dos canastas básicas. 

Además, otros 4.9 millones no estudian ni trabajan; de ellos, ocho de cada 10 son mujeres, muchas cargando solas con el cuidado de sus hijos, sin redes de apoyo ni políticas públicas efectivas.

No se trata sólo de estadísticas, pues detrás de cada cifra existe la vida de un ser humano con sueños y esfuerzos que nunca logran cristalizarse en la prosperidad sino en el único camino que deben tomar para sobrevivir, dejando a un lado sus ilusiones.

Esta es la historia de generaciones enteras que, desde la adolescencia, enfrentan un camino marcado por la precariedad. La falta de oportunidades limita su independencia económica, frena sus proyectos personales y los empuja a aceptar cualquier empleo, por más inestable o mal pagado que sea.

La Alianza y la Red Global de Jóvenes Oportunidad Ciudad de México (GOYN) trabajan con autoridades y empresas para cambiar este panorama, pero el avance es lento. Mientras tanto, la falta de oportunidades se hereda: jóvenes que crecieron viendo a sus padres sobrevivir con empleos informales ahora enfrentan el mismo destino.

Expertos insisten en que fortalecer el Bachillerato Nacional y vincular la política industrial con la social podría ser un punto de inflexión. Pero sin empleos formales y salarios dignos, la capacitación se queda en papel, y la esperanza de un cambio real se diluye.

En muchas comunidades, la ausencia de empleo digno no sólo significa pobreza: significa riesgo. Jóvenes sin opciones son presa fácil del reclutamiento criminal. Es un problema que trasciende lo económico y se convierte en un asunto de seguridad nacional.

En este sentido, la Alianza lleva seis años advirtiendo que las barreras estructurales de pobreza, desigualdad de género, falta de acceso a educación de calidad, están dejando fuera a millones de jóvenes. Y aunque programas como Jóvenes Construyendo el Futuro han buscado abrirles una puerta, la capacitación y la vinculación laboral siguen siendo insuficientes para romper el ciclo de la precariedad.

La Alianza y la Red Global de Jóvenes Oportunidad Ciudad de México (GOYN) consideran que lo que se necesita para romper el ciclo son mayores esfuerzos por parte de las autoridades, así como también que las empresas ofrezcan oportunidades y abran la puerta a las nuevas generaciones que más que promesas o discursos requieren un lugar digno dónde comenzar su vida laboral. 

Es por ello que la Alianza y GOYN refieren que se requieren:

  • Presupuesto y políticas públicas robustas para fortalecer la educación y la capacitación técnica.
  • Un Sistema Nacional de Cuidados que permita a las mujeres jóvenes participar plenamente en la economía.
  • Políticas laborales con perspectiva de género, derechos humanos y juventudes, como ya implementan más de 200 empresas comprometidas.

El tiempo corre. Cada año que pasa sin atender el problema es una generación más que crece sabiendo que, en México, los sueños se topan rápido con el techo bajo de la realidad.

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