Fernando Chico Pardo y su apuesta por Banamex

Desde las pistas de aterrizaje hasta los pasillos del poder financiero, la figura de Fernando Chico Pardo ha transitado un camino poco ortodoxo, intenso y lleno de apuestas estratégicas. Con su incursión reciente en Banamex, su nombre aparece con más fuerza en la conversación pública, política y económica del país.

Orígenes y formación

Fernando Chico Pardo nació el 15 de febrero de 1952 en Ciudad de México, aunque su vida se ha desarrollado entre el mundo empresarial y las finanzas globales. Es licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Iberoamericana y posee un MBA por la Kellogg School of Management en Northwestern University. 

Su ingreso al mundo de los mercados comenzó temprano: a los 27 años fundó una casa de bolsa llamada Acciones y Asesoría Bursátil, que más adelante se fusionó con Inbursa, donde llegó a asumir funciones de dirección. 

En 1997 tomó una decisión clave para su destino: fundó Promecap, una firma de capital privado enfocada en inversiones de riesgo, mercados públicos y asesoría patrimonial, con la visión de diversificar su portafolio más allá de la bolsa mediante inversiones alternativas. 

Carreras paralelas y diversificación: aeropuertos, puertos, turismo

La estrategia más visible de Chico Pardo se ha centrado en infraestructura, logística y bienes raíces. Es presidente del Consejo de Administración de Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR), firma que opera aeropuertos en México, Colombia y Puerto Rico. 

También posee participación en plataformas hoteleras de lujo (más de 9,000 habitaciones entre segmentos premium y ultra lujo) en alianza con marcas como Four Seasons, Rosewood, Hyatt, entre otras. 

Además, es el mayor accionista individual de Carrix, operador portuario privado con presencia internacional. 

En su paso por tantos sectores, Chico Pardo combina un perfil técnico, perseverante y diversificado, lejos del empresario que se apega a un solo rubro. Esa versatilidad le da la capacidad de asumir riesgos estratégicos sin depender de una sola palanca de crecimiento.

Filosofía empresarial y social

Más allá de los balances, su perfil público refleja una concepción donde el éxito empresarial está, idealmente, ligado al desarrollo nacional. Ha sido miembro de comités del sistema de Naciones Unidas, del Pacto Mundial y ha presidido el Patronato de la Universidad Iberoamericana. 

Para Chico Pardo, la inversión no solo es un instrumento económico: es también un acto de confianza en México. En su primera conferencia sobre Banamex, dijo: “Estoy haciendo una inversión personal muy relevante y mucho me animó la gran confianza que tengo en el gobierno … y en su proyecto de país.” 

En su visión la dignidad humana, la solidaridad y la responsabilidad social son pilares que deben entretejerse con el crecimiento económico. Él mismo ha dicho que una de sus misiones será cuidar el patrimonio cultural de Banamex (sus edificios históricos, colección de arte, programas culturales) y preservarlo en México. 

La operación Banamex: números, alcances y riesgos

En septiembre de 2025, Citigroup anunció un acuerdo mediante el cual una compañía controlada por Fernando Chico Pardo y su familia adquirirá 25 % de las acciones ordinarias de Banamex (aproximadamente 520 millones de acciones) por 42,000 millones de pesos (casi USD 2.3 mil millones). 

La operación se hará a un precio a libro de 0.80 veces, con implicaciones de valor tangible cercano a 0.95 veces, y está sujeta a las aprobaciones regulatorias pertinentes en México. Se espera que concluya en la segunda mitad de 2026

Una vez concretada, Chico Pardo asumirá la presidencia del Consejo de Administración de Banamex, mientras que Manuel Romo continuará como director general. 

Citigroup, por su parte, mantendrá sus operaciones institucionales en México, y la operación con Chico Pardo forma parte de su plan general de salir del negocio minorista mexicano. 

Lo que representa políticamente

La presidenta Claudia Sheinbaum celebró públicamente la operación, calificándola como “una buena noticia” y subrayando que un empresario mexicano de reputación asumirá el control parcial de Banamex. 

En medios se ventiló que el anuncio fue precedido por una videollamada entre directivos de Citi, Chico Pardo y la presidencia un día antes del anuncio oficial. 

Para el gobierno, esta operación tiene un significado simbólico: Banamex vuelve —aunque parcialmente— a manos mexicanas después de años de propiedad extranjera bajo Citi. 

El escenario financiero y estratégico

Este movimiento estableció un piso de valoración para la futura oferta pública inicial (OPI) que Citi planea para Banamex. Con el 25 % ya adjudicado a un inversionista “ancla”, la expectativa es atraer otros capitales locales e internacionales antes del listado en bolsa. 

Banamex pasa a valorarse en alrededor de USD 9.12 mil millones, según los analistas que evaluaron la operación en su conjunto. 

Ya en 2025, los activos del banco crecieron de 1,058,109 millones de pesos (diciembre 2024) a 1,106,121 millones en julio —un alza de 4.5 %— lo cual fortalece las expectativas de valorización. 

Banamex es actualmente el cuarto banco más grande del país por activos y rentabilidad, con más de 13 millones de clientes, 1,300 sucursales y presencia importante en banca de consumo, seguros y fondos de pensiones. 

No obstante, el camino no es libre de obstáculos. La operación depende de aprobaciones regulatorias, y el reto de reconstruir la competitividad del banco, su cultura operativa y su reputación (desgastada en años recientes) es enorme. 

Adicionalmente, el resto del 75 % del banco sigue en manos de Citi o es susceptible de ser vendido en futuras rondas (posiblemente a otros empresarios o fondos). 

Para ilustrar cómo esta operación repercute en la vida cotidiana, conversamos con María López, joven profesional de 29 años que reside en la Ciudad de México y utiliza servicios bancarios digitales: “Para mí, lo que más importa no es quién tenga las acciones, sino qué tanto Banamex mejore el servicio: que no cobren comisiones abusivas, que la app no se caiga y que lleguen a mi colonia. Si Chico Pardo lo logra, habrá regresado algo bueno.”

María representa a la generación que espera no solo inversiones grandiosas, sino cambios tangibles: mejoras operativas, atención accesible y servicios que acompañen su vida diaria. Esa expectativa está en el corazón del desafío que enfrenta Chico Pardo: convertir la relevancia financiera en impacto social real.

Riesgos, promesas y responsabilidad social

La entrada de Fernando Chico Pardo a Banamex marca un momento histórico con múltiples dimensiones: empresarial, política, patrimonial y simbólica. Pero no es garantía de éxito: dependerá de su capacidad para transformar promesas en resultados.

Riesgos notorios

  1. Regulación e interferencia política: El proceso depende del aval de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), de la Secretaría de Hacienda y otros sujetos reguladores. Un cambio en el entorno político podría alterar las reglas del juego.
  2. Competencia intensa: Banamex deberá competir con bancos bien posicionados en digitalización, innovación financiera y costos —como BBVA, Citibanamex en su rama remanente, Banorte o Santander.
  3. Reconstrucción institucional: La reputación, el sistema operativo, cultura corporativa y confianza de los clientes deberán renovarse casi desde cero en muchos casos.
  4. Exposición del capital propio: Chico Pardo y su familia asumen una apuesta personal financiera pesada, que en caso de caída económica o mala ejecución podría traducirse en pérdidas sensibles.

Potencial transformador

  • El factor “mexicanización” del banco reviste un valor simbólico: recuperar parte del control financiero nacional en una institución emblemática.
  • Con Chico Pardo como inversionista ancla, la OPI de Banamex puede atraer otros inversionistas nacionales e internacionales, elevando la liquidez del mercado mexicano.
  • Si la operación se acompaña de inversión en digitalización, inclusión financiera y modernización, la banca mexicana podría incrementar su competitividad en el siglo XXI.
  • La visión social —mantener colecciones culturales, programas sociales, mantener el patrimonio— puede reforzar la reputación de Banamex como un actor con identidad mexicana arraigada.

La iniciativa no es indiferente: el bien común, la subsidiariedad y el desarrollo integral cobran relevancia. Si Chico Pardo logra que su inversión no solo genere utilidades, sino oportunidades de empleo, financiamiento para sectores vulnerables, y reinversión en comunidades —sin atropellar principios éticos— podría alinearse con esos valores.

Pero el contraste estético entre discursos nobles y realidades estructurales será el juicio más riguroso. La congruencia entre lo que se promete —y lo que se hace— será el criterio que evalúe su legado real.

La llegada de Fernando Chico Pardo al capital de Banamex no es solo noticia financiera, sino símbolo de una tensión latente: el papel del capital mexicano frente a intereses globales, la relación entre Estado e iniciativa privada, y la responsabilidad social en un contexto donde millones de mexicanos anhelan que las finanzas no sean un club exclusivo.

Hoy, Chico Pardo ocupa la silla de aspirante a transformador bancario. Su reto es grande: que Banamex sea competitivo, rentable y al mismo tiempo respetuoso de su historia, patrimonio y deber con la sociedad. Si lo logra, podrá demostrar que la inversión con conciencia puede influir de manera decisiva en el rumbo del país.

 

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