A mediados de 2025, el panorama económico de México sigue marcado por una mezcla de estancamiento, riesgos persistentes y una percepción de incertidumbre que se mantiene en el sector privado. Así lo revela la más reciente Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, elaborada por el Banco de México (Banxico) entre el 16 y el 26 de junio, con la participación de 42 grupos de análisis nacionales y extranjeros
Inflación: una amenaza latente
Uno de los datos más relevantes es el ajuste al alza de la expectativa de inflación general para el cierre de 2025, que se sitúa en 4.07%, por encima del objetivo oficial de Banxico. La inflación subyacente muestra un comportamiento similar, alcanzando una expectativa de 4.07%
“El poder adquisitivo sigue siendo una preocupación para las familias mexicanas. La inflación erosiona día a día su capacidad de compra y agrava la desigualdad”, señala Paulina Ramírez, economista y madre de dos hijos en la Ciudad de México, quien asegura que “la canasta básica no da tregua”.
Crecimiento económico: en pausa
Las expectativas de crecimiento del PIB para 2025 apenas alcanzan un 0.13%, una mejora marginal respecto al 0.08% estimado en mayo, pero insuficiente para dinamizar el mercado laboral o mejorar el bienestar social. Para 2026 se espera un crecimiento de 1.31% y para 2027 de apenas 1.81%, cifras que evidencian un estancamiento prolongado
“México está atrapado en un ciclo de bajo crecimiento”, explica el analista financiero Rodrigo Chávez. “La falta de reformas estructurales, la inseguridad y la corrupción desalientan la inversión y la productividad”.
Tipo de cambio: estabilidad con riesgos
Respecto al tipo de cambio, se proyecta un cierre de 2025 en 20.16 pesos por dólar, ligeramente mejor al pronóstico anterior. Para 2026 se prevé en 20.64 y para 2027 en 21.05. Aunque las cifras muestran estabilidad, los analistas advierten que una mayor incertidumbre internacional podría presionar la paridad cambiaria.
Gobernanza e inseguridad: los mayores obstáculos
De acuerdo con la encuesta, los factores más preocupantes que podrían obstaculizar el crecimiento son, en primer lugar, los problemas de gobernanza (35%), seguidos de factores externos (32%) y condiciones económicas internas (22%).
Los principales riesgos identificados incluyen:
- Inseguridad pública (18%)
- Política de comercio exterior (15%)
- Inestabilidad política internacional (9%)
- Incertidumbre económica nacional (7%)
- Ausencia de cambios estructurales (6%)
La inseguridad fue subrayada por varios analistas como el factor más limitante. “En estados como Michoacán y Guerrero, la violencia es una barrera infranqueable para el desarrollo económico”, asegura Lourdes Sánchez, comerciante afectada por la violencia en Tierra Caliente.
Falta de Estado de derecho y corrupción
Otros factores internos que preocupan son la corrupción, la impunidad y la falta de competencia. Estos problemas no solo afectan la confianza de los inversionistas, sino que también impactan la vida cotidiana de los ciudadanos.
Jorge Esquivel, un pequeño empresario en Veracruz, resume el sentimiento general: “Mientras no haya reglas claras y justicia efectiva, uno piensa dos veces antes de crecer o invertir”.
Factores externos: una economía vulnerable
La economía mexicana sigue altamente expuesta a variables internacionales: las tensiones comerciales, la política fiscal y monetaria de Estados Unidos y la debilidad del mercado global se perciben como amenazas latentes. La contracción de recursos del exterior también se suma a las preocupaciones.
“Un resbalón en la economía estadounidense o en los mercados internacionales puede tener un impacto inmediato en México”, afirma la analista Sofía Morales.
Perspectivas y propuestas
Aunque la probabilidad de una recesión técnica disminuyó, el panorama sigue siendo frágil. Los especialistas coinciden en que para romper el ciclo de estancamiento es urgente:
- Recuperar la confianza mediante el fortalecimiento del Estado de derecho.
- Implementar reformas estructurales que impulsen la productividad y la inversión.
- Mejorar la seguridad pública de manera sostenida.
- Establecer una política fiscal y monetaria que favorezca el crecimiento inclusivo.
Desde la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia, es fundamental que la economía esté al servicio de la persona y de la comunidad. Como lo subraya el Papa Francisco en Evangelii Gaudium: “La economía debe estar al servicio de la justicia y del bien común”.
México enfrenta un 2025 complejo: crecimiento marginal, inflación elevada, inseguridad y falta de reformas. Sin embargo, la historia ha demostrado que, con voluntad política y participación social, es posible transformar el rumbo. La ciudadanía, la iniciativa privada y los gobiernos locales pueden jugar un papel clave en este proceso de renovación económica y social.
El camino es largo, pero no imposible. La resiliencia de los mexicanos, su capacidad de innovación y su vocación de trabajo siguen siendo las mejores garantías para superar estos desafíos.
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