Comienza la elección del próximo papa

La Capilla Sixtina se prepara una vez más para cerrar sus puertas cum clave. El 7 de mayo de 2025, 133 cardenales se reunirán para elegir al nuevo papa tras la muerte de Francisco, ocurrida el 21 de abril. Se trata de una elección decisiva que marcará el rumbo de una Iglesia con 1,400 millones de fieles, sumida en un mundo herido por la guerra, el secularismo y las desigualdades. Con un Colegio Cardenalicio profundamente renovado por el papa saliente y una agenda pastoral aún inconclusa, la expectativa es que este cónclave sea breve pero determinante.

“La mayoría ya tiene claro a quién votar”, ha declarado el cardenal Louis Raphael Sako (Infobae, 29 abr 2025), mientras otros, como Anders Arborelius, piden tiempo para conocerse. En este ambiente entre lo sagrado y lo estratégico, el Espíritu Santo, invocado en oración, y las maniobras discretas de los hombres marcarán juntos la historia.

Contexto del cónclave

La elección de un nuevo papa sucede cuando la Sede Apostólica queda vacante, lo cual ocurre, según el Código de Derecho Canónico (canon 332 §2), si el papa renuncia libremente o si muere: “Si el Romano Pontífice renunciara a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y se manifieste formalmente” (CIC 1983). En este caso, fue el fallecimiento del papa Francisco, a los 88 años, por un derrame cerebral con insuficiencia cardíaca, lo que activó el procedimiento descrito en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis (1996).

Este documento, promulgado por san Juan Pablo II y actualizado por Benedicto XVI en 2013, regula tiempos, procedimientos y composición del cónclave. Establece que sólo los cardenales menores de 80 años pueden votar (art. 33), y aunque el número ideal es 120, el papa puede dispensarlo, como lo hizo Francisco al nombrar 135 cardenales electores. Con dos ausencias por salud, el número total será de 133.

El término “cónclave” proviene del latín cum clave (bajo llave) y refiere al aislamiento estricto de los cardenales votantes. Esta práctica, iniciada tras un interregno de casi tres años (1268-1271), fue normada por el papa Gregorio X en la bula Ubi periculum de 1274. En siglos recientes, esta norma se ha mantenido como garantía de independencia frente a influencias externas y de celeridad en la elección.

Trabajo previo al cónclave, las congregaciones generales

Las congregaciones generales son reuniones preparatorias de los cardenales, electores o no, que ocurren tras la vacante de la sede. Son previstas por Universi Dominici Gregis, art. 11-13, y cumplen una doble función: logística y espiritual. En ellas se fijan protocolos, se discuten temas administrativos y se abordan los desafíos eclesiales más urgentes.

En esta ocasión, los temas abordados han sido especialmente significativos: la evangelización en un mundo secularizado, la promoción de la paz, la atención a las víctimas de abusos, y la implementación de la sinodalidad. El lunes se centró en la crisis de los abusos eclesiásticos y el martes en la misión de paz de la Iglesia (Infobae, 29 abr 2025).

Además, estas sesiones permiten dibujar el perfil del futuro papa. La mayoría parece inclinarse por un sucesor que continúe el camino de Francisco, un pontificado reformista, cercano a los marginados y con fuerte impulso sinodal. Sin embargo, algunos cardenales conservadores sugieren la necesidad de “recentrar” la doctrina.

El caso del cardenal Angelo Becciu fue ilustrativo: sancionado previamente por Francisco, renunció a participar en el cónclave “por el bien de la Iglesia”, gesto valorado por sus colegas (Vatican News, 30 abr 2025).

Predicciones sobre la duración del cónclave

Desde 1978, ningún cónclave ha durado más de tres días. Juan Pablo I fue elegido en dos días; Juan Pablo II, en tres; Benedicto XVI, en dos; Francisco, también en dos (quinto escrutinio). Esto ha creado una expectativa de procesos ágiles como signo de unidad. Los artículos 63 y 64 de Universi Dominici Gregis disponen que, tras tres días sin resultado, debe haber una pausa de reflexión y oración, lo que los cardenales buscan evitar.

En esta ocasión, la mayoría de los electores prevé una elección rápida. Según declaraciones recogidas por Infobae (29 abr 2025), el cardenal Gregorio Rosa Chávez expresó que la elección podría cerrarse en “dos o tres días”. Esta confianza se basa en el consenso ya alcanzado durante las congregaciones.

No obstante, algunos como Arborelius señalan que muchos cardenales no se conocen, dado que el 80% fueron nombrados por Francisco (Infobae). Esta falta de trato podría exigir más diálogo interno.

Implicaciones de un cónclave breve

Un cónclave breve transmite un mensaje de unidad y madurez eclesial. Según el teólogo Massimo Faggioli, “los cónclaves largos se consideran signos de división” (NewsLooks, 26 abr 2025). Una elección rápida reforzaría la percepción de continuidad pastoral, especialmente si el elegido es un “candidato de consenso”, como Pietro Parolin, considerado capaz de atraer a reformistas y moderados.

Para el nuevo pontífice, ser elegido con rapidez es un fuerte mandato moral, pero también una responsabilidad urgente. Deberá enfrentar con decisión los retos discutidos en las congregaciones: reforma de la Curia, lucha contra los abusos, fortalecimiento de la sinodalidad y mediación en conflictos internacionales, como los de Ucrania y Tierra Santa.

Una joven peregrina mexicana en Roma, Clara Méndez (28 años), expresó al ser entrevistada en la Plaza de San Pedro: “Me gustaría un Papa que hable con el corazón, que no se encierre en doctrinas, sino que nos abrace a todos. Francisco me ayudó a no perder la fe. El próximo Papa debe continuar eso”.

El cónclave de 2025 será probablemente uno de los más breves, pero no por ello menos significativo. Las congregaciones generales han sembrado consenso, el Colegio Cardenalicio parece unido, y los retos de la Iglesia están bien definidos. Si el próximo papa es elegido en dos o tres días, será una señal clara de continuidad y de unidad.

Este proceso ágil sería también una confirmación de la eficacia del procedimiento establecido por Universi Dominici Gregis y del espíritu sinodal impulsado por Francisco. La rapidez del cónclave no disminuirá el peso del pontificado que se avecina. Por el contrario, dará al nuevo papa un impulso inicial que deberá traducirse en decisiones valientes y signos creíbles.

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