Las cenas copiosas, el alcohol, los horarios irregulares y el estrés que acompañan a las celebraciones de fin de año no sólo dejan saldo en la báscula, también pasan factura al sistema digestivo. Especialistas de la Asociación Mexicana de Gastroenterología (AMG) advierten que diciembre se posiciona como uno de los meses con mayor repunte de casos de gastritis, reflujo, malestar abdominal y descompensaciones de enfermedades gastrointestinales que parecían estar bajo control.
De acuerdo con la AMG, los excesos propios de la temporada, en particular el consumo elevado de grasas, carbohidratos y alimentos altamente condimentados, generan irritación en la mucosa gástrica y favorecen síntomas como inflamación, acidez y distensión abdominal. Comer sin moderación y repetir platillos pesados, señalan los especialistas, incrementa el riesgo de crisis digestivas, por lo que recomiendan prestar atención a las señales de saciedad y mantener un ritmo pausado al comer, incluso frente a los platillos más tentadores de la mesa navideña.
El alcohol, por su parte, es uno de los principales detonantes de la gastritis durante estas fechas. Su consumo excesivo estimula la producción de ácido gástrico y debilita las barreras naturales de protección del estómago. La recomendación médica es clara: moderar la ingesta de bebidas alcohólicas y evitar, en la medida de lo posible, los destilados de alta graduación, que suelen intensificar la irritación gástrica.
A estos factores se suman los cambios bruscos en los horarios de comida. Las cenas tardías, los ayunos prolongados y el hábito de acostarse poco después de comer favorecen la sobreproducción de ácido gástrico, lo que incrementa la probabilidad de dolor, reflujo y síntomas de dispepsia, comúnmente identificados como “gastritis”. Mantener horarios estables o, al menos, no dejar el estómago completamente vacío durante largos periodos, puede marcar la diferencia para una digestión más saludable.
La AMG también llama a no normalizar las molestias digestivas ni recurrir a la automedicación. Dolor persistente, vómito con sangre, pérdida de peso involuntaria o sensación de saciedad inmediata son síntomas de alarma que requieren valoración médica. Automedicarse, advierten, puede ocultar padecimientos más graves como úlceras gástricas, gastritis crónica o infecciones que necesitan un tratamiento específico y oportuno.
Uno de los focos de atención es la infección por Helicobacter pylori, una bacteria presente en siete de cada 10 mexicanos. Esta infección está relacionada directamente con el 90 por ciento de los casos de cáncer gástrico. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indican que los tumores malignos de estómago se presentan con mayor frecuencia en hombres de entre 30 y 59 años, con una incidencia particularmente alta.
Frente a este panorama, los especialistas subrayan la importancia del diagnóstico oportuno mediante pruebas confiables, especialmente cuando los síntomas atribuidos a colitis o gastritis se repiten o se intensifican durante la temporada decembrina. Actualmente, explican, existen alternativas terapéuticas más eficaces para el control del exceso de ácido gástrico, como los bloqueadores competitivos de potasio (PCAB), una nueva generación de medicamentos con inicio de acción más rápido, que mejoran la respuesta al tratamiento en casos de gastritis, reflujo y como parte del manejo de H. pylori.
“La temporada de fin de año es una oportunidad para convivir y disfrutar, pero también para ser conscientes del impacto que los excesos pueden tener en nuestra salud digestiva”, señala la Asociación Mexicana de Gastroenterología. La prevención, el diagnóstico preciso y el acceso a tratamientos innovadores cuando se requieren son claves para mantener un estómago sano. La recomendación final es escuchar al cuerpo, evitar la automedicación y acudir con un gastroenterólogo certificado ante cualquier molestia persistente.
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