Los cientos de kilómetros de túneles construidos pacientemente, durante años, sirvieron como refugios perfectos para diseñar una guerra de guerrillas. Estos túneles fueron construidos con el dinero que les daba Irán, e incluso, la ONU. A Hamás no le importaba que su población sufriera la muerte, el hambre y la destrucción. Mientras más sufriera, más simpatías generaba Hamás en el mundo occidental. Lo más curioso del caso es que en los países musulmanes no hubo protestas, manifestaciones callejeras ni apoyo militar. ¿Será que ellos sabían lo que nosotros no, es decir, que Hamás encarna una ficción llamada Palestina?
El arma más eficaz que usaron los terroristas de Hamás es el chantaje por los secuestrados. A cuenta gotas los había ido liberando, a cambio de prisioneros encarcelados en Israel. La entrega de los rehenes se había detenido hacía meses. También esto estaba calculado, pero gracias a la decidida acción de Trump, se pudieron liberar los 20 secuestrados que aún estaban vivos, lo cual es una victoria indiscutible, pero todavía falta que Hamás entregue 15 cadáveres, porque los terroristas han entregado 13 (al día de hoy, 24) de octubre. ¿Será que Hamás no los encuentra porque los asesinaron en uno de los cientos de túneles, y abandonaron los cuerpos? Los terroristas se dieron el lujo de filmar a un judío secuestrado, famélico, a quien le ordenaron cavar su propia tumba. (Greta Thunberg difundió el video, como prueba de la crueldad de los judíos). Hamás ha distribuido fotos y videos en los que se muestra a la población padeciendo escasez de alimentos, de agua de servicios médicos, mientras ellos, los terroristas, tienen bajo tierra alimentos que bien pudieron distribuir entre la población. El sufrimiento de su propio pueblo es una victoria más.
Llegados a este punto, nos debe asaltar otra demoledora pregunta: ¿Era necesaria la intervención de los EE UU para que Hamas liberara a los rehenes? ¿No pudieron liberar a todos, digamos, el 7 de noviembre de 2023, a cambio de prisioneros en poder de Israel? La guerra debió haber terminado hace dos años, y se hubieran salvado muchas vidas. Dice Hamás que, a causa de los ataques de Israel, murieron 60,000 gazatíes. Cualquiera que sea la cifra, esos inocentes deben cargarse a la cuenta de Hamás. Debo hacer notar que Israel entregó vivos a todos los miles de prisioneros, ningún cadáver; los terroristas entregaron, en las ocasiones anteriores, tanto a vivos como a muertos, y solamente han entregado 14 de los últimos 28, presuntamente asesinados en cautiverio.
Una vez liberados por Hamás los rehenes vivos, sin haber cumplido con la liberación de los cuerpos de todos los israelíes muertos, ni haber cumplido con la desmilitarización (a estas alturas no creo que tal cosa ocurra), los terroristas difundieron un video en el que se presencia el asesinato por la espalda de seis hombres acusados de haber colaborado con Israel, mientras, atrás, se ve a unos niños, muy sanos, bailando. Última pregunta: ¿En dónde están los fanáticos partidarios de Hamás? Su silencio es atronador…
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