Menos trampas, más claridad: Banxico va contra la opacidad financiera

En México, endeudarse no es un acto aislado: es una necesidad cotidiana para millones de familias. Desde una tarjeta de crédito para sobrevivir la quincena hasta un préstamo automotriz o un crédito personal para sortear gastos médicos, el crédito se ha vuelto parte de la vida productiva y del sustento familiar. Sin embargo, entender cuánto cuesta realmente pedir dinero prestado sigue siendo un misterio para buena parte de la población.

Un estudio reciente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) revela que 7 de cada 10 mexicanos no entiende completamente el Costo Anual Total (CAT) de los créditos que contrata. Y no es menor: el CAT no solo es una cifra; es el reflejo real del costo del dinero, el indicador que puede convertir un préstamo en una herramienta útil o en una trampa financiera.

En este contexto, el Banco de México (Banxico) presentó en noviembre de 2025 una serie de cambios para transparentar el cálculo y la presentación del CAT. La meta: hacer que los mexicanos puedan comparar mejor, elegir mejor y evitar el sobreendeudamiento que hoy afecta a millones de familias, especialmente jóvenes.

¿Por qué importa el CAT y por qué importa ahora?

El Costo Anual Total es un indicador que integra todos los costos asociados a un crédito: intereses, comisiones, seguros obligatorios y otros gastos. Desde 2007 está regulado, pero en la práctica muchos bancos y financieras lo presentan de forma poco clara o incompleta.

Para Millennials y Centennials, el CAT no es solo un concepto técnico; es la diferencia entre un proyecto alcanzable y una deuda impagable. Hoy, casi el 40% de los jóvenes entre 18 y 35 años tienen algún tipo de crédito al consumo, según datos de la ENIF 2023. Y muchos de ellos recurren a préstamos personales, plataformas digitales o tarjetas departamentales con CATs superiores al 80% o incluso al 100%.

El problema no es menor: en un país donde la desigualdad persiste, el acceso al crédito debería ser una herramienta de movilidad social, no un mecanismo que profundice la pobreza.

El economista Héctor Villarreal, exdirector del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), lo dijo con claridad en una conferencia de 2024:

“El crédito no es malo. Lo que es malo es que el ciudadano no pueda saber cuánto le cuesta. La falta de información es una forma de injusticia económica.” Benedicto XVI afirma que la economía debe servir a la persona, no al revés, y para ello la transparencia es esencial.

Lo nuevo de Banxico: un golpe directo a la opacidad

Banxico puso sobre la mesa modificaciones que podrían cambiar significativamente la forma en que los mexicanos entienden el crédito. Las medidas incluyen:

A) Empresas de crowdfunding deberán publicar su CAT: En los últimos años, plataformas de fondeo colectivo han crecido entre jóvenes emprendedores y usuarios digitales. Sin embargo, sus costos reales son difíciles de comparar. Incluirlas en la regulación del CAT significa cerrar una puerta a abusos.

B) Créditos automotrices: TODOS los costos deberán integrarse: Hoy, muchas agencias publicitan tasas bajas, pero no incluyen seguros, comisiones ni gastos adicionales. El nuevo modelo obligará a mostrar un CAT verdaderamente completo.

C) Comisiones registradas obligatorias: La Condusef mantiene el Registro de Comisiones, pero muchos bancos utilizan esquemas paralelos. Con la nueva norma, solo podrán usarse comisiones oficialmente registradas.

D) Transparencia en el cálculo del pago mínimo: Uno de los mayores engaños en tarjetas de crédito es el pago mínimo, que prolonga la deuda por años. Banxico ahora obligará a los bancos a conservar evidencia documental y cálculos durante al menos tres años.

E) Banxico podrá verificar directamente: El banco central tendrá la facultad de solicitar información a las instituciones financieras para comprobar que se respeta la nueva metodología.

Todas estas medidas están abiertas a consulta pública hasta el 22 de diciembre de 2025, lo que abre una oportunidad importante para sociedad civil, academia y usuarios.

Mariana, 28 años, diseñadora gráfica freelance en Guadalajara, comparte su historia: “Saqué un préstamo personal de $25,000 pesos porque tuve una emergencia médica. Me dijeron que la tasa era del 24%, pero nunca entendí que el CAT era del 96%. Terminé pagando más del doble. Si hubiera sabido lo que significaba realmente, habría buscado otra opción.” Su caso no es aislado. De acuerdo con la ENIF, más del 50% de los usuarios se enteran del verdadero costo del crédito cuando ya están dentro.

El análisis de instituciones como México, ¿Cómo Vamos? y Credit Bureau Insights coincide: la opacidad y la dificultad de comparar convierte al usuario en un cliente cautivo.

Millennials y Centennials: los más expuestos al sobreendeudamiento

La generación joven no solo usa más crédito: vive con mayor presión financiera. Según el INEGI, los ingresos reales de los menores de 35 años han perdido poder adquisitivo en la última década. Esto los vuelve más dependientes de productos de crédito rápido, muchas veces ofrecidos por fintechs o tiendas departamentales. Un estudio de BBVA Research 2024 señala que: “Las nuevas generaciones enfrentan un triple desafío: salarios bajos, créditos caros y escasa educación financiera.”

Es un caldo de cultivo para la deuda crónica. El documento Laborem Exercens sobre la importancia de condiciones dignas para el desarrollo humano integral. En este sentido, la transparencia financiera es parte de la justicia social.

¿Qué representa este cambio para la competencia bancaria?

La transparencia no solo favorece al usuario: también obliga a las instituciones financieras a competir de forma ética.

La experiencia internacional lo demuestra. En la Unión Europea, la estandarización de indicadores como el APR (Annual Percentage Rate) redujo significativamente los abusos y permitió que productos más eficientes ganaran terreno.

Para México, especialistas como Raymundo Tenorio, profesor del Tec de Monterrey, afirman que: “Un mercado con consumidores informados es un mercado más sano. Si los bancos compiten de manera clara, el costo del crédito tiende a bajar.” El cambio propuesto por Banxico podría ser un paso decisivo para transitar a un sistema más justo.

Este movimiento también puede leerse desde la ética. Siempre se ha condenado la usura y ha exigido trato digno hacia la persona endeudada.

El Papa Francisco lo ha reiteró en múltiples ocasiones: “No se puede cargar sobre las personas un peso financiero que las aplaste. El crédito debe ser un camino para generar vida, no una soga al cuello.”

La transparencia en el CAT va justamente en ese sentido: dignificar al usuario, protegerlo, darle herramientas para tomar decisiones libres, informadas y responsables.

La propuesta de Banxico no resolverá por sí sola el problema de la deuda en México, pero sí marca un punto de inflexión. Transparentar los costos es un acto de justicia económica, de respeto a la persona y de fortalecimiento de la legalidad.

Para los jóvenes, significa empoderamiento. Para las familias, significa protección. Para el sistema financiero, significa competencia auténtica.

En un país donde la mitad de las personas vive al día, saber cuánto cuesta realmente endeudarse puede ser la diferencia entre salir adelante o quedar atrapado por años. La transparencia es, en esencia, un acto de dignidad.

 

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