La sombra del narcotráfico ha cambiado de rostro en América Latina. Lo que antaño era entendido como bandas criminales que buscaban enriquecerse, hoy se entremezcla con estructuras estatales, ejércitos, judiciales, políticos y militares. Un caso paradigmático es el de la Cártel de los Soles, supuestamente vinculado al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, y que –según recientes resoluciones del Parlamento Europeo y sanciones de Estados Unidos– adquiere características que trascienden el puro lucro criminal para entrar en el terreno del “narco-terrorismo”.
Este artículo de fondo examina por qué se pide a la Unión Europea que declare al Cártel de los Soles como organización terrorista: su contexto histórico, los retos jurídicos y políticos, el impacto regional, y qué implicaría para México y la legalidad internacional. A través de testimonios, datos verificados y análisis crítico, esta pieza se dirige a jóvenes adultos conscientes de que lo que ocurre en una región puede afectarnos a todos.
Origen y evolución del Cártel de los Soles
El término Cártel de los Soles (“Cartel of the Suns”) aparece en la década de los noventa para describir una red presuntamente integrada por altos mandos militares venezolanos que llevaban “soles” –las insignias de la Guardia Nacional– implicados en narcotráfico.
Con los años, la crisis venezolana, la debilidad institucional y la militarización del Estado facilitaron que estructuras delictivas, militares, políticas y económicas se fusionaran. Un informe del Departamento del Tesoro de Estados Unidos sugiere que la organización ha sido designada como “Transnational Terrorist Group” (Grupo Terrorista Transnacional) bajo la sigla SDGT.
Según el mismo Tesoro: “Today’s action further exposes the illegitimate Maduro regime’s facilitation of narco-terrorism through terrorist groups like Cartel de los Soles.”
En Venezuela, esta red habría ido más allá del simple tráfico de cocaína: lavado de dinero, armas, apoyo a insurgencias en la frontera con Colombia, colaboración con grupos disidentes y corrupción institucional. Por ejemplo, se le vincula al Tren de Aragua y a redes delictivas que operan en migración y armamento.
Un testimonio humano para aterrizar lo anterior: María González (seudónimo), una enfermera de 29 años en una población fronteriza colombo-venezolana, relata: “Veíamos cómo los camiones pasaban de madrugada cargados de paquetes, y luego llegaban militares que ya no eran solo de vigilancia, sino que hacían ‘listas’. Teníamos miedo de hablar, porque perder un familiar aquí es algo común.”
Esta mezcla de violencia, impunidad y control local explica por qué el Cártel de los Soles no es solo una banda más.
¿Por qué hablar de “terrorismo”?
Tradicionalmente, el crimen organizado y el terrorismo se han diferenciado así: los primeros persiguen lucro, los segundos objetivos ideológicos o políticos. Pero la frontera entre ambos se ha vuelto borrosa. Un análisis de la organización Global Initiative señala:
“Organized crime kills far more people than terrorism. It could be argued that the motivations of criminal and terrorist groups are very different… but the most efficient criminal networks are those that act discreetly, while terrorists typically seek to attract attention.”
En el caso del Cártel de los Soles, se argumenta que:
- Actúa con respaldo estatal de facto, infiltrando instituciones.
- Realiza actividades que van más allá del lucro: control territorial, armado pesado, criptocontrabando, tráfico internacional y vínculos con insurgencias regionales.
- Tiene efectos de violencia que amenazan la soberanía de estados vecinos, la democracia y la seguridad regional, tal como lo señala la resolución del Parlamento Europeo que alude a los “corredores de drogas, armas y lavado de dinero” entre Venezuela y Colombia.
Por ello, emergen demandas para que organismos internacionales lo traten como organización terrorista. En EE.UU., ya fue incluido como SDGT.
Esta situación representa una afrenta clara al derecho humano a la seguridad, al Estado de derecho y al desarrollo integral. Cuando una estructura criminal captura al Estado o lo subvierte, la sociedad queda desprotegida y los más vulnerables pagan el costo.
El reciente impulso en Europa: hacia una decisión clave
En agosto-septiembre de 2025, el Parlamento Europeo aprobó una resolución (B10-0352/2025) que insta a la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad a proponer al Consejo la inclusión del Cártel de los Soles en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea.
La resolución argumenta que dicha organización criminal transnacional “apoya al terrorismo al sostener a grupos armados dentro y fuera de Colombia; y suministrar armas, flujos financieros y refugios seguros” e “socava la soberanía y la democracia” de estados vecinos.
El paso que sigue es crucial: la decisión no es vinculante por sí sola. Para tener carácter legal, debe aprobarla el Consejo de la UE y los estados miembros, lo que conllevaría sanciones económicas, congelamiento de activos, colaboración judicial y policial reforzada.
Desde la óptica mexicana: aunque México no sea un actor directo en este cartel, la decisión europea y los precedentes de EE.UU. marcan un escenario global de cómo se está redefiniendo la respuesta al crimen transnacional. Para México, que enfrenta sus propios retos de carteles y violencia, el caso refuerza la necesidad de alianzas internacionales y de fortalecer la institucionalidad interna.
Implicaciones políticas, legales y regionales
Para Venezuela y su régimen: La inclusión del cartel en lista terrorista implicaría mayor aislamiento internacional al régimen de Maduro, sanciones más severas, posible congelamiento de bienes de funcionarios, y una acusación formal de complicidad estatal en actos de narcoterrorismo. Esto socava tanto la legitimidad del Estado como los derechos humanos de los venezolanos.
La Doctrina Social de la Iglesia exige que el poder público actúe para proteger la civilidad y la justicia, no para encubrir redes criminales.
Para América Latina: La delimitación del crimen organizado como terrorista genera dilemas complejos: ¿Se militariza la lucha contra el narco? ¿Se respetan los derechos humanos y la soberanía de los estados? En el caso colombiano-venezolano se observa cómo las zonas fronterizas se convierten en “pasillos del narcotráfico y del contrabando de armas”. Para México, esto significa que la presión internacional crece; las alianzas deben contemplar cooperación bilateral, fortalecimiento del sistema de justicia y vigilancia de que no se vulnere la legalidad.
Retos jurídicos y prácticos
- Declarar como terrorista un cartel enlaza mecanismos de lucha contra el crimen con los de seguridad nacional, lo que puede abrir la puerta a intervenciones militares, extradiciones extensivas, congelamientos masivos y extensas acusaciones. Algunos analistas advierten del riesgo de escalation.
- Debe quedar claro que se respete el debido proceso: no basta con acusar un grupo; se requiere evidencia concreta, verificación judicial e independencia de los procesos para evitar que la etiqueta responda únicamente a motivaciones políticas.
- En el ámbito de la UE, los estados miembros tendrán que acordar la inclusión en su listado de terrorismo común, lo que puede tardar, y podría generar litigios o disputas de competencia.
La doctrina cristiana social pone en el centro al ser humano y exige que las instituciones garanticen su protección. Cuando una organización del crimen captura al Estado o convierte al Estado en su cómplice, la dignidad humana queda seriamente vulnerada.
Por tanto, la respuesta internacional, regional y nacional debe orientarse no sólo a sancionar, sino a restaurar la justicia, fortalecer las instituciones, asegurar la participación ciudadana y promover el desarrollo que excluya la violencia como vía de crecimiento.
Luis Rodríguez, de 34 años, agricultor en el estado venezonano de Táchira, relata cómo la presencia del cartel cambió su vida: “Empezaron a pedir ‘impuestos de protección’ los que usaban los ‘soles’. Si no dabas, llegaban de noche. Un día desapareció mi hermano, y jamás nos dijeron nada. Así vivimos: cercados entre la miseria estatal y el miedo privado.”
Luis representa a miles de personas para quienes la frontera, la inseguridad y la impunidad son una constante. Su testimonio evidencia cómo estructuras criminales con poder estatal degradan la vida cotidiana, destruyen la esperanza y ponen en jaque los valores de comunidad, justicia y libertad.
¿Qué se pide concretamente a la Unión Europea?
- Que el Consejo de la UE incorpore formalmente al Cártel de los Soles en su lista de organizaciones terroristas, como lo solicita la resolución B10-0352 / 2025 aprobada por el Parlamento Europeo.
- Que, una vez incluido, se implementen sanciones específicas: congelamiento de activos, suspensión de cooperación diplomática, prohibición de entrada de miembros identificados, colaboración judicial internacional.
- Que simultáneamente se promueva un enfoque de fortalecimiento institucional en América Latina, pues sólo sancionar no basta: debe haber mecanismos de justicia, reparación y reconstrucción de la legalidad.
- Protección de los más vulnerables, restitución de la dignidad humana, promoción del bien común por encima de intereses económicos delictivos, defensa de la paz.
La solicitud de declarar al Cártel de los Soles como organización terrorista por parte de la Unión Europea no es simbólica: es una señal de que el mundo ya no observa al narcotráfico sólo como un mal económico, sino como un peligro para la democracia, el Estado de derecho y la seguridad internacional. Para la región latinoamericana —y también para México, en tanto que comparte el reto de carteles, corrupción y violencia— representa un punto de inflexión.
La violencia organizada, el abuso del poder estatal y la impunidad son antagonistas de la dignidad humana, del bien común y de la fraternidad social. Una solución integral exige que los Estados actúen con legalidad, transparencia y justicia. Declarar al cartel como terrorista es un paso, pero luego debe venir el trabajo de reconstrucción: instituciones fuertes, ciudadanos empoderados, y valores compartidos que excluyan la lógica del crimen.
Para los jóvenes —ese público de 18 a 35 años al que está dirigido este artículo— la invitación es doble: no basta con conocer lo que sucede “allá”; entender estas dinámicas es reconocer que la democracia, la seguridad y el desarrollo se construyen día a día, y pueden verse amenazados por fenómenos transnacionales que entran al umbral de la terrorífica vulneración de derechos. #YoSiInfluyo no sólo viendo, sino participando en la exigencia de un estado de derecho que proteja al débil, castigue al poderoso corrompido y promueva una convivencia más justa.
En definitiva: lo que “Pablo Escobar un día soñó” —una alianza entre Estado, narcotráfico y violencia— hoy parece materializarse bajo formas distintas en el Cártel de los Soles, y la comunidad internacional, la Unión Europea incluida, lo está señalando. El reto es que esa señal se convierta en justicia real, transparencia y restauración de la dignidad para quienes han sido víctimas silenciosas.
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