Por razones propias de la soberbia, el gobierno de Claudia Sheinbaum decidió promover ampliamente la marcha que se llevó a cabo el sábado. Y por razones propias del enojo y la ceguera rabiosa, la presidenta ha decidido continuar peleándose con la marcha, los organizadores, los asistentes y hasta con las imágenes del evento.
Como se supo, en una de las mañaneras presidenciales se anunció que habría una marcha de la llamada Generación Z. La propia presidenta lo anunció y continuó hablando de ella durante la semana. Dijo que se estaba politizando y que no era cierto que fuera de jóvenes, incluso en clara alusión a Vicente Fox dijo que no llegaba ni a “chavoruco”, lo que le pareció muy gracioso, burlarse de un anciano que se niega a dejar de combatir lo que considera un mal gobierno. Después exhibieron la participación en la promoción de la marcha de un joven de 23 años que fue descalificado en la sede presidencial por tener intenciones de participación política en un partido.
No se entendía por qué le hacían tal promoción a la marcha desde Palacio Nacional. Al parecer se entusiasmaron con el tema y decidieron atacarlo para minimizarlo, pero lo hicieron más grande y seguramente mucha gente que no tenía ni idea del evento se animó con la promoción presidencial. De pronto, y como sucede en cualquier organización de actos de manifestación política en contra del gobierno, se juntaron los agravios: a los jóvenes sin oportunidades y con futuro nebuloso se sumó la del enojo por el asesinato de Carlos Manzo, el coraje por la corrupción de una clase política atascada y sin pudor, y también el derecho inalienable de mentarle la madre al gobierno en turno. Sin embargo, Morena cree que tiene el monopolio de la expresión callejera. En el mundo al revés los ciudadanos son delincuentes y el gobierno es el pueblo.
Llegó la marcha y tuvo más, mucha más asistencia de la que se pensaba. Por supuesto hubo quienes se infiltraron y provocaron actos de violencia. Las autoridades saben quiénes son porque aparecen en diversas manifestaciones (y si no lo saben es más preocupante). Para desgracia del gobierno que había preparado el escenario de la represión con vallas metálicas y fuerte presencia policíaca, las imágenes de la violencia dieron la vuelta al mundo: policías pateando en el suelo a manifestantes, gente gaseada, golpes, gritos, ataques de la policía a reporteros y toda una galería de la represión. El resultado no ha sido muy negativo para el gobierno. Todos vimos los golpes, los macanazos del bienestar.
Para continuar el pleito, el día de ayer la presidenta la emprendió de nuevo contra la marcha: que fueron pocos jóvenes, que hubo políticos, que asistieron intelectuales y que todo estuvo apoyado por la derecha internacional y “un empresario”. Regresamos a la época de los complots: naciones y gobiernos que quieren dañar a la cuarta transformación, conjuras internacionales, oscuros movimientos con sospechosas conductas, emisarios del mal que buscan acabar con el “gobierno del pueblo”, fuerzas retrógradas que buscan vender la nación. El gobierno no para de hacerse de pleitos como si no tuviera suficientes problemas. Ahora tratará de demostrar que las imágenes de la marcha son fakes. Hay que echarle bronca hasta a la inteligencia artificial.
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