Ante la crisis, un tiempo de esperanza y reconciliación

En tiempos de esta crisis de seguridad, política, de salud, alimentaria, educativa y económica, que vivimos en México, qué mejor que ahora vivir la esperanza de la llegada del Salvador, del Hijo de Dios.

A la par de que en redes sociales y los medios de comunicación estamos viendo manifestaciones de protesta por los problemas socio políticos que padecemos, vemos y recibimos también publicaciones que nos anuncia la ya próxima llegada de la Navidad.

Para quienes somos católicos y cristianos en general, este tiempo del año es de los más importantes, pues habremos de revivir el nacimiento del Niño Jesús, el Hijo de Dios, lo que nos debe llenar de esperanza, pues vemos en él al Salvador del mundo, ése que vino para promover una sociedad en donde reine el amor entre los hermanos, todos.

El domingo 30 de noviembre daremos inicio al periodo de Adviento, el cual es el tiempo en que nos habremos de preparar para la Navidad, por lo que la Iglesia Católica nos invita a la reconciliación. Es el tiempo propicio para que los hombres y mujeres de bien hagamos un análisis sincero de nuestro comportamiento y busquemos la reconversión que nos lleve a la construcción de una mejor sociedad.

Hace unos días vivimos hechos violentos de parte de unos cuantos en el poder en contra de ciudadanos que se manifestaban pacíficamente, vimos como a un hombre que se paró ondeando la bandera nacional ante los elementos policiales que iniciaron la persecución de los manifestantes, fue golpeado en forma brutal, fuimos testigos de cómo ciudadanos que solo querían expresarse fueron prácticamente bañados con gas pimienta y gas lacrimógeno cual si fueran viles delincuentes, así mismo circularon videos de la golpiza a patadas dada a un joven que yacía en el piso sin poderse defender, y nos damos cuenta de cómo estos hechos contrastan con el trato de las autoridades a los verdaderos delincuentes que día a día se apoderan de zonas completas del territorio nacional.

Obvio que como ciudadanos debemos estar indignados y desde luego queremos la mano de  la justicia contra los agresores y contra quienes dieron las órdenes de agredir con esa violencia a ciudadanos desarmados, pero no podemos dejarnos llevar solo por esa indignación para olvidarnos del tiempo que estamos por vivir.

Al respecto, quiero recordar las palabras del Papa Francisco en su mensaje del inicio del Adviento en 2024 cuando nos dijo: “Las angustias, los miedos y las ansiedades por la vida personal o por lo que ocurre en el mundo de hoy pesan «como piedras» y llevan al desánimo; las preocupaciones «agobian el corazón» y llevan a encerrarse en uno mismo. Pero haciendo espacio a Jesús es posible «redescubrir la esperanza», especialmente en el tiempo que nos prepara a la Navidad”. 

Es tiempo de tener esperanza, este sentimiento de que, lo que se desea es alcanzable, y que ello nos genere optimismo, confianza y la ilusión necesaria para perseguir todo lo que deseamos, seguros de que lo buscamos que cambie, se puede lograr.

Quienes no han actuado en forma honrada como se comprometieron a hacerlo en el ejercicio del poder público, esos que prometieron a los ciudadanos no mentir, no robar y no traicionar, hoy tienen una oportunidad de recomponer su camino y verdaderamente buscar el bien común.

Pero también es un llamado a aquellos que como los personajes de la parábola del buen samaritano que no ayudaron al hombre que se encontraba herido junto al camino, esos que hoy, ante la crisis que vive nuestro pueblo prefieren quedarse callados e inactivos en la comodidad de su casa antes de manifestarse solidarios con los que sufren las consecuencias de un mal gobierno.

Analizar nuestro actuar y corregir el camino para esperar el nacimiento del Salvador es el verdadero espíritu de la Navidad.

Es mi opinión, en medio de esta crisis, hoy tenemos un tiempo de esperanza y reconciliación. Quienes nos decimos creyentes de la doctrina cristiana, cada Navidad tenemos una oportunidad y no debemos desaprovecharla, pues si estamos conscientes de que se ha caminado por el camino errado y no hacemos algo al respecto, estaremos traicionando los principios que hemos dicho profesar y algún día estaremos pagando las consecuencias.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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