Cuando el empleo se pierde, el ahorro para el retiro se ha convertido en la red de protección más inmediata para millones de trabajadores en México. Durante 2025, los retiros por desempleo de las Afores no sólo crecieron: rompieron récords históricos y encendieron alertas entre autoridades, economistas y especialistas en pensiones, que advierten un riesgo silencioso para el futuro previsional del país.
Entre enero y octubre de este año, los trabajadores retiraron más de 31 mil millones de pesos de sus cuentas individuales por desempleo, una cifra que ya supera todo lo registrado en 2024. El cierre del año confirmó la tendencia: noviembre se colocó entre los meses con mayores salidas de recursos, reflejo de una presión persistente sobre el ahorro para el retiro.
Para Julio César Cervantes Parra, presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), el crecimiento sostenido de estos retiros es una señal clara de alarma. En declaraciones públicas durante 2025, Cervantes ha advertido que “el retiro por desempleo impacta directamente en el monto de la pensión futura” y ha insistido en que la Afore “no fue diseñada como un mecanismo de apoyo de corto plazo”. El funcionario ha subrayado que cada retiro reduce el ahorro acumulado y, en muchos casos, también las semanas de cotización.
El problema no es sólo que más personas recurran a este derecho, sino que lo hagan por montos cada vez mayores. Carlos Ramírez Fuentes, consultor independiente y uno de los mayores especialistas en pensiones del país, ha explicado que el retiro por desempleo “es un arma de doble filo”. Asimismo, ha señalado que, aunque brinda liquidez inmediata, “muchos trabajadores no dimensionan que están sacrificando una parte relevante de su ingreso futuro”, e incluso pueden perder la posibilidad de alcanzar una pensión mínima garantizada.
La tendencia de 2025 muestra que la Afore se ha normalizado como un fondo de emergencia. Para Melisa Ayala, periodista y analista especializada en seguridad social, esto refleja una falla estructural. Ayala ha documentado que el retiro promedio por desempleo ha aumentado año con año y ha advertido que “el sistema previsional está absorbiendo la falta de un seguro de desempleo robusto”. En ese contexto, dijo, el ahorro para la vejez se usa para cubrir crisis inmediatas que deberían atenderse con otros instrumentos.
Las cifras también revelan una concentración de los retiros en administradoras con una base amplia de trabajadores de ingresos bajos y medios, lo que profundiza la vulnerabilidad de quienes ya enfrentan trayectorias laborales más inestables. Para Jorge López Marín, presidente de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore), el récord de retiros en 2025 confirma la urgencia de reforzar la educación financiera. López Marín ha señalado que el retiro por desempleo es un derecho legítimo, pero ha insistido en que “debe ir acompañado de información clara sobre cómo reduce la pensión futura”.
Más allá del impacto individual, el aumento de los retiros plantea un problema de largo plazo para las finanzas públicas. Héctor Villarreal Hernández, director del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), ha advertido que, si esta tendencia continúa, “el costo se trasladará al Estado”. Villarreal ha explicado que trabajadores que lleguen a la vejez con cuentas insuficientes dependerán de apoyos públicos o familiares, lo que incrementará la presión sobre el gasto social en las próximas décadas.
Los especialistas coinciden en que el fenómeno de 2025 no puede leerse sólo como una estadística coyuntural. Refleja, por un lado, la fragilidad del empleo formal y, por otro, la ausencia de mecanismos alternativos para enfrentar el desempleo sin tocar el ahorro para el retiro. La facilidad del trámite y la urgencia económica han convertido al retiro en una salida rápida, pero costosa.
Desde la Consar, Cervantes Parra ha reiterado que retirar hoy recursos de la Afore implica “hipotecar parte del ingreso del futuro”, mientras que Ramírez Fuentes ha insistido en que cada decisión de retiro debería tomarse con pleno conocimiento de sus efectos a 20 o 30 años. Ayala y Villarreal coinciden en que, sin cambios estructurales, el país enfrentará una generación con pensiones más bajas y mayor dependencia de apoyos públicos.
Los datos de 2025 dejan poco margen a la interpretación: los retiros por desempleo van al alza y el año cerrará con un nuevo máximo histórico. La pregunta que plantean los especialistas no es si el trabajador tiene derecho a retirar su ahorro, sino cuánto costará, a nivel individual y social, seguir usando el dinero del retiro para sobrevivir al presente.
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