Por qué el dinero extranjero abandona México en 2025

México enfrenta uno de los mayores retiros de inversión extranjera de portafolio desde la pandemia. Según datos oficiales del Banco de México (Banxico), los inversionistas internacionales han liquidado 123 mil 756 millones de pesos entre el 1 de enero y el 5 de noviembre de este año, una caída que redujo el saldo total de 1.83 billones a 1.71 billones de pesos.

La cifra preocupa no solo por su magnitud inmediata, sino por lo que refleja: pérdida de confianza, volatilidad financiera y un debilitamiento del atractivo del país en un momento crítico para la economía global.

Para muchos jóvenes, este tipo de información puede parecer lejana o abstracta. Pero no lo es. La salida de capital afecta el crédito, el costo de vida, el empleo y, en última instancia, la estabilidad de las familias.

La confianza es el capital más valioso para cualquier país. Cuando se erosiona, los números lo revelan antes que los discursos

La salida de capital: un síntoma y un mensaje

Los datos de Banxico permiten dimensionar la gravedad del fenómeno: Esta es la mayor contracción desde el 2020 y el 2021, cuando la crisis por COVID-19 y las respuestas extraordinarias de los bancos centrales —incluida la Reserva Federal— provocaron que inversionistas retiraran 514 mil 840 millones de pesos del país.

Pero la pregunta clave hoy es distinta: ¿Por qué está saliendo capital si no estamos en una crisis sanitaria global?

Entre las causas principales destacan:

a) Incertidumbre política y regulatoria_ Varias reformas constitucionales aprobadas o impulsadas desde 2024 generaron dudas sobre la estabilidad institucional, el respeto a la inversión y el futuro del Estado de derecho. El exsubgobernador de Banxico, Manuel Ramos Francia, advirtió en un foro del ITAM: “El capital no tolera la incertidumbre. Cuando las reglas cambian de forma abrupta o impredecible, la inversión se resiente inmediatamente”.

b) Debilitamiento de la confianza en la política económica: Las señales cruzadas en temas como energía, gasto público, manejo de empresas del Estado y combate a la corrupción han generado dudas sobre la dirección económica del país.

c) Tasas de interés internacionales más atractivas: Con la inflación más controlada en EE. UU., la Reserva Federal mantiene tasas elevadas, lo que impulsa a inversionistas a mover sus recursos hacia activos considerados más seguros.

d) Riesgos fiscales: Expertos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) alertaron en su reporte 2025 que el incremento de la deuda y el costo financiero del gobierno empiezan a presionar la credibilidad de México en los mercados.

2. ¿Qué significa esta salida para las personas jóvenes y las familias mexicanas?

Para entenderlo, basta escuchar a quienes ya resienten el impacto. “Mis créditos personales subieron de tasa sin que yo lo pidiera. El banco me explicó que era por la volatilidad. Yo no sé de mercados, pero sí sé que cada mes pago más”, cuenta Gabriela, 32 años, diseñadora independiente en CDMX. Si sale el capital, se encarece el dinero. Así de simple.

Efectos concretos para la gente:

  • El crédito se vuelve más caro, afectando a jóvenes que quieren emprender, comprar auto, estudiar o rentar.
  • El peso se presiona, encareciendo productos importados —desde celulares hasta medicamentos.
  • Las empresas reciben menos financiamiento, lo que reduce contrataciones y sueldos.
  • El ahorro pierde valor ante mayor inflación, especialmente para trabajadores sin instrumentos protegidos.

La economía debe estar al servicio de la persona, no al revés. Pero cuando la inestabilidad domina, los primeros afectados no son los grandes inversionistas, sino los hogares que viven al día.

Como señaló el papa Francisco en Evangelii Gaudium: “La inequidad es la raíz de los males sociales”.
Y una economía sin inversión y sin confianza genera precisamente eso: inequidad.

¿Cómo llegamos aquí? El contexto detrás de la desconfianza

Desde 2024, diversos analistas advirtieron que la combinación de decisiones políticas abruptas, debilitamiento de organismos autónomos y tensiones con el sector privado podrían erosionar la percepción de México como destino confiable.

Ajustes constitucionales y señales contradictorias: La eliminación o debilitamiento de contrapesos institucionales inquieta a los mercados. El economista Luis de la Calle señaló en un artículo para Reforma: “Las instituciones son el ancla del desarrollo. Sin ancla, el barco se mueve al vaivén de cada tormenta política”.

Crisis en empresas estatales: Pemex y CFE, cuyos resultados financieros han sido catalogados como frágiles por Fitch y Moody’s, representan riesgos fiscales que preocupan a inversionistas extranjeros. Se teme que el Estado mexicano tenga que absorber más deuda o más rescates.

Percepción internacional de riesgo: Goldman Sachs, JP Morgan y Bank of America han advertido que México atraviesa un periodo de “alto ruido político”, lo que reduce su competitividad comparado con economías como Vietnam, Brasil o India.

México frente al nearshoring: oportunidad en riesgo

Paradójicamente, esta salida de capital ocurre en el mismo periodo en que México vive un auge de interés global por la relocalización de cadenas productivas.

Pero mientras países como Malasia o Polonia están capturando inversión productiva real, México arriesga su posición por falta de certeza jurídica, energía confiable y políticas de largo plazo.

La presidenta del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes, lo resumió así: “El nearshoring no es automático. No basta con estar cerca de Estados Unidos; necesitamos reglas claras, energía limpia y seguridad para la inversión”.

¿Se puede revertir? Sí. Pero se requiere honestidad y decisiones valientes

La salida de 123 mil millones no es irreversible. Los mercados reaccionan tanto a malas noticias como a señales claras y responsables.

Expertos han identificado varias rutas:

a) Recuperar la fortaleza institucional: Fortalecer —no debilitar— organismos como Banxico, el INEGI, la Cofece, la CRE y el Poder Judicial. Sin árbitros confiables, no hay juego limpio.

b) Claridad regulatoria: Congelar cambios legales abruptos, iniciar mesas de diálogo con sectores productivos y garantizar seguridad jurídica a largo plazo.

c) Disciplina fiscal: Reconocer con transparencia el estado financiero de Pemex y CFE, evitar incrementos descontrolados de deuda y apostar por proyectos con rentabilidad social.

d) Apuesta por la economía real: Incentivar la inversión productiva —educación, infraestructura, energía renovable, innovación tecnológica— que genera empleo digno

El llamado de fondo: poner a la persona al centro de la economía

Este fenómeno no es solamente un problema de mercados; es un recordatorio de que la estabilidad económica se construye con confianza, legalidad y valores. Cuando un país transmite coherencia, respeto a la ley y visión de bien común, la inversión —nacional y extranjera— fluye naturalmente.

El economista y académico Enrique Cárdenas lo explica así: “Los países que progresan son los que construyen instituciones que sobreviven a sus gobiernos”. Y en palabras de María, una joven emprendedora de Guadalajara: “Yo solo quiero que mi país me dé certeza. Que si trabajo, ahorro y emprendo, el futuro sea estable. No pido más”.

La salida de capital de portafolio por 123 mil 756 millones de pesos en 2025 no es un accidente aislado. Es un mensaje que México debe tomar en serio si desea crecer con justicia, estabilidad y oportunidades reales para las nuevas generaciones.

La economía debe servir a las personas. Y para lograrlo, México debe reconstruir confianza, fortalecer su Estado de derecho y apostar por políticas que unan —no dividan— a inversionistas, trabajadores y familias.

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