En un hecho sin precedentes, el Congreso de la Unión aprobó en junio de 2024 una reforma constitucional conocida como “Reconocimiento a mujeres históricas”, cuyo propósito es visibilizar y honrar a las mujeres que contribuyeron a la construcción de México mediante su inclusión en los símbolos patrios, en documentos oficiales y en la narrativa nacional.
La propuesta, impulsada en medio del último periodo extraordinario de sesiones y ahora turnada a los estados para su validación, representa un avance simbólico hacia la equidad de género y la resignificación de la identidad nacional, aunque no está exenta de cuestionamientos.
“No se puede amar lo que no se conoce, y no se puede valorar lo que no se nombra. Esta reforma es un acto de justicia simbólica”, expresó la diputada morenista Andrea Chávez Treviño, una de las principales impulsoras de la iniciativa.
¿Qué dice la reforma?
De acuerdo con el Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 21 de junio de 2024, la reforma modifica los artículos 2º, 12, 56, 94, 116 y 122 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, entre otros, e instruye la inclusión gradual y simbólica de mujeres destacadas en:
- El Escudo Nacional
- El Himno Nacional
- Documentos oficiales de la Federación
El objetivo es garantizar que la narrativa identitaria de México reconozca tanto a hombres como a mujeres que hayan contribuido significativamente a la construcción y defensa de la nación.
Sin embargo, no se trata de una modificación inmediata o literal del escudo o del himno, sino de abrir la puerta para que, en futuras leyes secundarias, reglamentos y políticas públicas se adopten estos cambios de manera gradual, respetuosa y consensuada.
¿Por qué fue impulsada?
La iniciativa nace de la demanda social por visibilizar el papel de las mujeres en la historia nacional, donde tradicionalmente las figuras masculinas han predominado en los relatos, los monumentos, los libros de texto y los símbolos patrios.
La senadora Malú Micher, activista feminista, recordó durante el debate que “las mexicanas han estado presentes en todas las gestas históricas, pero han sido sistemáticamente invisibilizadas”.
Entre las figuras mencionadas en las discusiones están Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Carmen Serdán, Hermila Galindo y Juana Belén Gutiérrez, entre muchas otras.
En este sentido, la reforma busca resignificar la identidad colectiva para reflejar los valores contemporáneos de inclusión, paridad y reconocimiento.
Críticas, riesgos y controversias
No obstante, la reforma no ha estado exenta de críticas. Algunos sectores la ven como una “simulación simbólica” sin efectos reales en la equidad material de las mujeres.
El historiador Alejandro Rosas señaló en entrevista para El Universal que “los cambios en los símbolos patrios deben hacerse con extrema cautela, pues forman parte de la cohesión social. Hay riesgo de trivializar una lucha legítima”.
La oposición, encabezada por la diputada panista Margarita Zavala, expresó su preocupación porque la reforma pueda derivar en “revisiones ideológicas del pasado” o “imposiciones culturales” que dividan más que unifiquen.
Otro debate se centra en la posibilidad de que estos cambios, aunque simbólicos, distraigan la atención de reformas sustanciales en violencia de género, igualdad laboral o derechos reproductivos.
Fortalezas y beneficios
A pesar de las críticas, el movimiento feminista y diversos académicos han celebrado la reforma como un primer paso necesario para reconstruir la narrativa nacional desde una mirada más incluyente.
La doctora en Historia Patricia Galeana, consultada por Milenio, afirmó que “la identidad nacional se forja en los símbolos, y negar la presencia femenina perpetúa estereotipos nocivos y excluyentes”.
Las autoridades subrayan que no se busca reescribir la historia sino ampliar el marco de referencia, para que las nuevas generaciones tengan un espejo diverso donde reconocerse.
¿Cómo afectará esta ley a los ciudadanos comunes?
En la vida cotidiana, la aplicación de esta reforma podría tener manifestaciones como:
- Libros de texto renovados con mayor presencia de mujeres históricas.
- Documentos oficiales (como actas de nacimiento o licencias) con diseños que incluyan símbolos femeninos o figuras de heroínas.
- Eventualmente, podría llegar a modificaciones en ceremonias oficiales o en la letra de canciones y declamaciones patrióticas.
No se prevén costos directos para los ciudadanos ni afectaciones en libertades o servicios, pero sí una transformación simbólica que busca influir en la percepción cultural de género.
Para muchas mexicanas, este paso tiene una carga emocional profunda.
“A mí siempre me dolió que mi hija no viera a ninguna mujer en el escudo o en el himno. Ahora, aunque sea simbólicamente, será distinto”, comparte Lucía Hernández, maestra rural en Puebla.
Esta reforma, aunque eminentemente simbólica, refleja una transformación cultural profunda que se está gestando en México y en el mundo: la necesidad de construir relatos nacionales más diversos, equitativos e inclusivos.
Si bien no soluciona problemas estructurales como la violencia de género o la brecha salarial, la medida se inscribe en un proceso de reconocimiento y valoración que puede tener efectos positivos a largo plazo en la autoestima colectiva, la educación y la identidad.
La cuestión será ver que esta decisión no sea meramente cosmética o por moda, sino que la mujer, en todo México viva conforme a la dignidad que tiene y aporte sus cualidades en la construcción del México del presente y el futuro.
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