Seamos una familia en salida, una familia misionera en los tiempos modernos

Actualmente, la sociedad nos invita a quedarnos en el yo, es decir, a buscar solo nuestro bien, nuestra comodidad y olvidarnos de las complicaciones que implica el estar en salida, el ir hacia el otro para ayudarle y darle un poco de nosotros mismos.

Nuestras familias también se contagian de esta tendencia y muchas veces solo buscamos quedarnos en casa, sin complicarnos mucho, aunque esto implique que nos volvamos un poco antisociales.

En otros casos, lo que buscamos más bien es proteger a nuestros hijos de estas ideologías, pero nos olvidamos que nuestro testimonio en la sociedad puede ser luz para otras familias que se encuentran más confundidas o que se sienten perdidas en la vida cotidiana.

Es por esto que debemos ser valientes y buscar ser una familia en salida misionera y así tratar de ayudar a otras familias para caminar juntas por el camino que lleva a la salvación, por eso aquí te dejo mis 5Tips para lograrlo.

PRIMERO. Una buena comunicación es básica.

Nadie da lo que no tiene, por eso debemos saber comunicar correctamente lo que pensamos y sentimos, primero con nuestra familia y después con las otras familias y con la sociedad. A esto se le llama dar testimonio.

Es necesario establecer canales claros de comunicación entre cada uno de los miembros de nuestra familia para que exista confianza y podamos establecer un estilo de vida familiar, que será lo que comuniquemos a los demás después.

Esta comunicación debe ser personal, abierta, oportuna, empática y siempre buscando el bien mayor para todos.

Mamá y papá debemos estar siempre dispuestos y abiertos a escuchar a los hijos, sus gritos, preocupaciones, sentimientos y emociones para poder ayudarles de forma oportuna y adecuada.

Una buena comunicación puede hacer la diferencia en la vida de nuestros hijos y esto es lo que les dará la seguridad para buscar dar testimonio con los demás.

SEGUNDO. La generosidad debe ser un valor familiar.

Un corazón generoso solo puede pensar en darse a los demás, es así que debemos educar a nuestros hijos para que no tengan miedo de compartir lo que tienen, ya sea material o sus talentos, con los que menos tienen o los que más necesitan de su ayuda y comprensión.

La generosidad se alimenta del amor de Dios y por lo mismo debemos buscar compartirlo con los que no lo pueden sentir.

Y siempre es mejor que la generosidad sea un estilo de vida familiar para que se pueda dar testimonio de ella.

TERCERO. Que todos, como familia, se den cuenta de todo lo bueno que tienen.

Y es que solo el que se sabe amado, bendecido y lleno puede estar dispuesto a darse a los demás, a vaciarse para que los otros se puedan llenar de las bendiciones que Dios le concede.

Este ejercicio es necesario hacerlo constantemente en nuestra familia ya que es muy fácil que nuestros hijos se sientan merecedores de lo que les vamos dando con gran esfuerzo y con la ayuda de Dios, pero si los enseñamos a ser agradecidos, a darse cuenta de que todo lo que tenemos es pura gracia y don de Dios, entonces estarán dispuestos a compartir todo esto con los demás.

Solo un corazón agradecido puede darse por amor a los que lo necesitan, sin buscar nada a cambio.

CUARTO. Hay que poner los talentos al servicio de los más necesitados.

Es muy bueno que nuestros hijos, desde pequeños, ubiquen que los talentos o dones que Dios les ha dado no son para que se los queden ellos y nada más, sino que son para que los hagan crecer y puedan beneficiar con ellos a los que los rodean.

Si cada uno pone sus talentos en favor de la familia, entonces tendremos una gran diversidad de talentos de los que podremos echar mano para hacer la vida más bella y sencilla a la vez.

Esto también lo podemos aplicar para con las otras familias, esas que nos rodean ya sea en la escuela, en la parroquia, en el deporte o en la sociedad en general.

Que nuestro testimonio de amor y servicio sea tan grande que contagie a los que están más alejados de Dios para acercarse y ver qué es lo que se necesita para vivir tan alegre y libremente.

Y QUINTO. Trabajemos la empatía.

Para lograr salir de uno mismo es necesario sentir lo que el otro siente, sentir con el otro: sus necesidades, angustias, alegrías y tristezas; de esta forma seremos capaces de hacer un esfuerzo extra para salir de nuestra comodidad, de nuestra hermosa vida familiar y buscar compartirla con los que no viven igual, con los que necesitan de nosotros para seguir adelante y tomar mejores decisiones en sus propias vidas.

La empatía es una herramienta muy necesaria que se trabaja en nuestros hijos desde muy pequeños haciéndoles conciencia de que no solo ellos necesitan cosas, no solo ellos sienten dolor, no solo ellos están cansados sino que, quizá el de al lado está más enfermo que ellos, quizá tiene menos comida que ellos y esto los tienen que sensibilizar para que sean capaces de sentir lo que los demás sienten y se mueva su corazón para ir al encuentro del otro y compartir todo lo que, por gracia de Dios, hay de bueno en su corazón.

Si logramos que este estilo de vida sea de toda la familia podremos decir que somos una familia misionera, porque llevamos el Amor de Dios a los que no lo conocen.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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