8 de Marzo: día de reflexión

El origen de considerar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer tuvo diversos antecedentes con diferentes fechas; pero a partir de 1911 se fue reconociendo esta fecha a iniciativa de Clara Zetkin, propuesta en 1910 en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague, como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y que insistió, además, en la demanda de sufragio universal para todas las mujeres. En 2011 la ONU lo celebró “para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer”.



Pero lo importante es el significado que le podemos dar ahora a esa fecha, y reflexionar qué podemos o debemos hacer al respecto. Hay otras fechas en que el mundo festeja a las mujeres madres, en un buen número de países el primer domingo de mayo y en México el 10 de mayo. En este caso, la gente se deshace en proclamar el valor de ser madre, ser mujer y se hacen grandes reuniones y muchos regalos, para luego volver a la rutina de olvidar todo ese reconocimiento a la maternidad.

Así que el Día Internacional de la Mujer no sólo pasa a segundo plano en la vida diaria, sino que a gran mayoría de la gente les pasa desapercibido o no le interesa, salvo las menciones y festejos oficiales y la demanda de debida atención a las mujeres y sus derechos por organizaciones civiles y hasta religiosas.

Hace unos días, mucha gente se sorprendió, con gran enojo, por el dicho de un diputado polaco en el Parlamento Europeo, quien dijo en el pleno que las mujeres deberían ganar menos por ser más débiles, más pequeñas y menos inteligentes. Sin embargo, el problema de fondo no es la mente enana de ese diputado, sino que la evidencia estadística y de observación social nos dice que muchos, demasiados hombres, piensan igual. No lo dicen, pero lo practican. Hay mucho que hacer y el camino es aún muy largo.

¿Qué se gana con un día de la mujer? ¿Qué no se supone que todos los días deberían serlo? Se gana el generar reflexiones respecto a los derechos de las mujeres, y sobre la insistencia especial en la equidad de éstos y de los roles a desempeñar en la sociedad, en el empleo y en las funciones públicas. Empoderar a las mujeres, se dice, para que puedan participar en las decisiones vitales. Originalmente se pedía el derecho al sufragio, pero eso ya se ha conseguido.

Pero nunca es ocioso insistir en que los derechos de las mujeres no incluyen el inexistente y absurdo “derecho” al infanticidio de los nonatos, en su vientre o el de otras mujeres. Y esto, porque muchas fanáticas insisten en eso, en que una mujer puede decidir si mata o no al bebé en su vientre.

Lo que debemos ganar, provocar, es la reflexión sobre las desigualdades sociales en contra de las mujeres en la mayor parte del mundo, hasta llegar a la cruel discriminación de los países islámicos. ¿Qué hacer para reivindicar a las mujeres en el mundo, en nuestra sociedad? ¿Qué podemos y debemos hacer en lo personal, lo familiar, lo comunitario y lo político para conseguir un proceso más rápido de reivindicación de hecho, no sólo de palabra a favor de las mujeres? Esta es la tarea del 8 de marzo, tomar conciencia de la personal responsabilidad al respecto y decidirse a cumplirla, los 365 días del año.

@yoinfluyo

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@siredingv

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com


 

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