Un solo presidente

La soledad es muy mala consejera y es fácil que después del 10 de abril veamos a un mandatario cada vez más aislado.



SEMÁNTICA

Clarificar el término vale. No se trata de hablar de un mandatario único, exclusivo o diferente. El vocablo va en el sentido de la soledad de Palacio. De ese sentirse rodeado de un montón de obras, pasillos, adornos, alfombras, cuadros históricos, documentos valiosísimos y retablos extraordinarios, con los que se comparte la misma soledad.

En efecto, el presidente mexicano cada vez está más solo y la soledad compartida es la más peligrosa, porque invita a hacer locuras y proponer ocurrencias que todo mundo se da cuenta de que lo son, pero que nadie se atreve a contradecir o a poner en tela de juicio. Es como el traje invisible del emperador a quien todos ven desnudo, pero él, en su locura de poder, considera que lo que hace y la forma en cómo se ve, es la más clara manifestación de lo perfecto.

El presidente está cada día más solo. No es retórica ni propaganda, como dice el mandatario. Es su dramática y terrible realidad. Realidad que ya lo alcanzó, provocada o no, pero presente.

Primero, convirtió Palacio Nacional –en más de un sentido- en “el castillo de la pureza”. Por eso se amuralló, no para proteger un ícono de la identidad nacional, sino para evitar contaminarse con la gente “del pueblo” bueno y sabio, que cada vez se le retira desencantado con una oferta de un cambio que nunca llegó; y que, si algo ha cambiado, ha sido para pasar de lo malo a lo peor. Por eso mismo, el mexicano de a pie se pregunta insistentemente: “¿Por qué estamos peor que cuando estábamos mal?”

Se enclaustró dentro de vallas y paredes de cuatro metros de altura para eliminar las fastidiosas manifestaciones cotidianas que le reclaman todo: medicamentos para niños con cáncer; la única comida de muchos pequeños en las Escuelas de Tiempo Completo. El propósito es no oír ni escuchar –ambas cosas- los reclamos de los papás y mamás de los niños con cáncer porque son un grupo de golpistas.

Aunque el término no es del agrado del escribano, convirtió en “focas aplaudidoras” al grupo de reporteros Fake Journalists encabezados por el impresentable señor de los trajes “Modelo Chuponcito” que lanzaban preguntas de interés nacional: “Señor presidente. Algo que inquieta a toda la nación. ¿Nos puede decir qué crema usa usted para afeitarse, que se ve tan bien cada mañana?

El ridículo llegó al clímax, hasta que a Jesús Ramírez se le ocurrió pedirles que dejaran de asistir a las mañaneras. También dejaron solo al presidente.

En seguida, convirtió a los miembros del gabinete, literalmente, en floreros y parte de la escenografía. Mi General Secretario, el titular de Salud, Marcelo, una Olga día con día más devaluada. Bueno, hasta el hombre leal al pie de la ignominia y el vómito lo abandonó cuando empezó a cambiar el semáforo de la pandemia.

Las renuncias “por motivos personales” se fueron sumando. Unas más ruidosas que otras. En el lugar privilegiado y más cercano al poder presidencial, se fue vaciando de gente capaz para ubicar a nuevos funcionarios de dudosa competencia técnica y profesional, pero eso sí, re-que-te-leales al jefe.

Asumir la responsabilidad de las ballenas que alguien las mueve y se caen; aceptar en cadena nacional que la Casa Gris es algo intrascendente porque la señora de José Ramón “parece que tiene dinero”… las ayudas que nunca llegan a los damnificados; las amenazas de refundir en la cárcel a Lozoya y solo atrapar a El Bronco porque ya no les quedó de otra. Y ahora, los escándalos de tráfico de influencias y de emplear el poder para presionar en asuntos personales, han enlodado al fiscal carnal que se dice víctima de un complot mediático.

A pesar el juramento de lealtad a la 4T, los observadores ven a un ejército más distante de su comandante supremo porque los ha convertido en albañiles, mecánicos, correteadores de migrantes, en tanto se ven obligados a cruzarse de brazos frente a la narco-violencia.

Algunos analistas ya le ven “alitas” a Gertz Manero; y luego de la información develada por Julio Sherer en contra del todavía fiscal, es viable que también abandone el barco de la 4T y a su solitario capitán.

Por ello mismo, a falta de quorum y aplausos, recientemente, se vio desfilar a un piquete de soldados venezolanos marchando en calles de México y gritando “¡¡¡Chávez vive…la Patria vive!!!” ¿Será que, a falta de acompañamiento, dentro de poco veamos a las fuerzas armadas de México, marchando y gritando “¡¡¡Es un honor estar con Obrador!!!?

La soledad es muy mala consejera y es fácil que después del 10 de abril veamos a un mandatario cada vez más aislado. Y aunque los porcentajes le fuesen favorables, en la realidad, estará más y más solo. Al tiempo.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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