Matracas en el tejado

TERCIA DE NOTAS

Alarmante, el escribano considera que la expresión cubre en su totalidad, los recientes sucesos en donde se vio ubicado en el centro de la polémica el General Secretario de la Defensa Nacional.

Es lamentable porque no hay un precedente en la historia contemporánea, donde el liderazgo de las Fuerzas Armadas mexicanas, haya caído en la zalamería política para satisfacer la egocracia del mandatario macuspano o para cuidar su parcelita de poder, ahora ampliado a las obras civiles y cada vez, más envuelto en la pelea político-electoral.

Con aquel discurso invitando a todos los mexicanos a sumarse a la 4T, mi general Sandoval perdió estatura, credibilidad y echó por tierra la admiración que muchos tenemos por la figura que representa el Ejército Mexicano.

En seguida, servir de florero, al lado del titular de Marina, para tomarse la foto del recuerdo “escoltando” a Rosa Icela Rodríguez, la titular de Seguridad, deja mucho qué pensar, puesto que nuestras Fuerzas Armadas tienen una función y misión superior por mandato constitucional.

Sin duda, obedecieron órdenes de su comandante supremo para –como decía un medio- salir en la foto “al lado de la quinceañera”. Nada más fatuo y con enormes visos de servilismo y fala de dignidad castrense.

La otra parte del show cómico-dramático la generó el presidente mexicano, que para ratificar la presencia de los floreros mañaneros, impidió que Sandoval respondiera a varios cuestionamientos sobre el Guacamaya Leaks, en virtud de que la comparecencia se podía “empañar” por culpa de los de siempre: sus adversarios conservadores.

En el pueblo originario donde el escribano viola luz primera, el pueblo bueno y sabio suele dogmatizar que, en estos casos, la evidencia es que “sí necesita vejigas para nadar” o lo que es lo mismo, el protodefensor –al más puro estilo de El Santo contra las mujeres Vampiro” saltó a la palestra para proteger al verdiolivo uniformado. De pena ajena, en verdad.

Y por supuesto, en opinión de este amanuense, surgieron dos discursos que alrededor del tema merecen ingresar a nuestro Personal Salón de la Fama: el texto que enjundioso y con puntería leyó Germán Martínez, dedicado totalmente a don Chencho Sandoval; y el otro, con mayor visión de hombre de estado, leído en tribuna por el legislador Humberto Aguilar Coronado. Ambos con los pantalones bien fajados.

ANOTACIONES AL MARGEN

Sin duda alguna, uno de los golpes más fuertes, lo propinó El Jefe Diego Fernández de Cevallos, en su “Bitácora” con el periodista José Cárdenas, cuando –además de los consabidos reproches a su poca digna posición- el señor Sandoval evidenció una piel muy sensible al cancelar su cita con el Legislativo, toda vez que un diputado le envió una cara irrespetuosa.

Cuando se publica la mencionada carta, no aparecieron las irrespetuosidades apuntadas por el Secretario. Fue lo contrario. Lo que, de nuevo, evidenció el desacato a la legalidad, amén de sostener una mentira que lo vuelve a colocar en su, ya de por sí, abollada credibilidad.

QUEDA DEMOSTRADO

En síntesis, con esta serie de hechos, queda demostrado que la mejor forma de corromper a las Fuerzas Armadas, es dándoles mucho dinero, grandes espacios en la obra pública y ahora, abriéndoles la puerta del poder político.

La pregunta es: ¿Hasta cuándo presidente? Porque las matracas políticas un día guardarán silencio. Hoy el ruido es fuerte porque están en el tejado.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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