Después del secretario Rubio

Es bien conocido el patrón político que asevera: “En política, nada es casualidad. Las improvisaciones se planean y las espontaneidades se programan” La mejor eviencia de ello, se percibe en cada apretón de dedos que el Secretario Marco Rubio trae en su maleta, al lado de los piropos a la mandataria mexicana, instrumentados en la parte media de la presión, porque el narcoterrorismo tiene residencia en México.


¿A QUÉ VIENE MARCO RUBIO?
Pueden considerarse varios componentes: En definitiva, no son casuales, pero todas asumen un patrón similar con inquietantes coincidencias: <hay una carga diplomática bastante fuerte. Se envuelve siempre de una serie de exigencias y acciones rápidas en el combate al narco-terrorismo. Se emanan acciones definitorias no solo discursivas.
Las aprehensiones de funcionarios y políticos menores son un gesto de deferencia, buena vecindad y cumplimiento de la administración Sheimbaum. Esto implica también una serie de actos que demuestran el músculo y la fuerza de los Estados Unidos. En ese actuar de presión, el contra-argumento de la presidenta convoca a los distintos significados de “soberanía”, aunque las detenciones luego del guion formal de las visitas de Rubio. El camino local es evidenciar la presión contundente con el disfraz de cooperación.  

 
JIRONES DE PRESIÓN DIPLOMÁTICA
Aun cuando se manosea el concepto de soberanía nacional, respeto y coordinación sin subordinación, en términos reales, sí se aprecia una cooperación militar y una labor de inteligencia tan real como efectiva. Así funcionan las presiones el Grupo de Alto Nivel y la entrega de criminales a las cortes gringas y las aprehensiones de altos mandos. Son pues, resultados a la vista de todos.
¿Habrá límites a la presión de Rubio? Las condiciones y coyunturas revelan que, efectivamente, no hay presencia de tropas del ejército estadounidense, sin embargo, si aparecen rastros de un modelo de inteligencia que se comparte entre ambos países. 
No se puede dibujar una subordinación mexicana formal, pero es un hecho que existe una larga lista de exigencias implícitas aunque en un buen lenguaje diplomático. En efecto, no se habla aun de darle un ultimátum a Palacio Nacional, pero campean las amenazas políticas y económicas en el horizonte.
Puede deducirse una cooperación bastante forzada para los intereses de la 4T que encabeza la mandataria mexicana que se rodea un simbolismo mediático y político. 
Hay saludos llenos de sonrisas como los de Juan Ramón de la Fuente en el aeropuerto, pero todo ello no baja los niveles de exigencia, presión y un timing que ya es urgente. 


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