La cumbre de los fracasados

Recientemente se llevó a cabo en Buenos Aires la séptima cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Cumbre que contó con la presencia de varios mandatarios e importantes personajes de la región y que fue inaugurada por el presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien en su mensaje de apertura hizo hincapié en varios puntos como el que “tenemos que trabajar para garantizar y fortalecer la institucionalidad de nuestra zona puesto que la democracia está en riesgo”.

Suena interesante que se proponga “trabajar para garantizar y fortalecer la institucionalidad de nuestra zona”; propuesta significativa a la cual le haríamos la siguiente pregunta: ¿Cómo piensan trabajar para garantizar y fortalecer?

Pregunta básica, máxime si tomamos en cuenta que todos los países de la región son riquísimos en recursos naturales.

No mencionaremos solamente el petróleo sino el hecho de que tan amplio continente se produce de todo: Cereales, ganado, vino, metales preciosos, etc.

El problema ha consistido en que –desde que consiguieron la independencia- estos pobres pueblos no solamente han desperdiciado sus recursos, sino que se han desgastado tanto guerras civiles como al pelearse entre ellos.

Y por si eso no bastase, las torpes políticas en materia económica (teñidas por un tinte populista) que asfixian a la iniciativa privada lo que hacen es ahuyentar a los inversionistas quienes, ente el temor de perderlo todo, prefieren guardar su dinero en bancos suizos.

Con lo fácil que sería que gobiernos auténticamente patriotas creasen un ambiente de confianza que animase a los empresarios a invertir.

Y es que en el momento en que sean miles los empresarios que en todo el continente pierdan el miedo e inviertan; en ese momento se estarán creando empleos, produciendo riqueza (Ejemplos: muebles, zapatos, camisas, abrigos, automóviles, viviendas, electrodomésticos, etc.) y –por supuesto- entregándole a la Hacienda Pública cuantiosos recursos con los cuales el Estado podría mejorar la seguridad pública y sanitaria, así como construir carreteras, autopistas, escuelas, asilos, hospitales, etc.

En el momento en que eso ocurra (sueña a cuento de hadas) en ese momento todo un continente con un gran potencial humano, que habla el mismo idioma, profesa la misma religión y disfruta de los beneficios de la cultura occidental; en ese momento habrá surgido una gigantesca potencia económica que sería vista con respeto tanto por los Estados Unidos, como por Japón y la Unión Europea.

Ahora bien, si las cosas continúan marchando como hasta el momento presente, ni se crearán empleos, ni se creará riqueza ni se le darán mayores recursos al Fisco.

Las hambrunas irán en aumento, la delincuencia –en parte causada por la necesidad- se adueñará de todo y el flujo de refugiados hacia los Estados Unidos será incontrolable.

Como al principio dijimos, hace días se celebró en Buenos Aires una cumbre de la CELAC que, en vez de atacar las causas reales del problema proponiendo planes de desarrollo económico, lo único que hizo fue divagar, apoyar a los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua y -¡faltaba más!- condenar que el Perú se haya librado de la dictadura populista que pretendía imponer Pedro Castillo.

Como nota folklórica se dijo que tal vez Argentina y Brasil establezcan una moneda común.

¿Moneda común para Brasil y Argentina cuando ambos gobiernos no han podido resolver sus problemas internos?

No se olvide que, a pesar de ser presidente, Lula da Silva tiene al Congreso en contra y de que Alberto Fernández tendrá elecciones presidenciales el próximo otoño, elecciones en las que –según las encuestas- tanto Alberto como su vicepresidenta Cristina Fernández se verán obligados a salir de la Casa Rosada.

Y si eso ocurriese quizás la pareja decida calmar su amargura bailando un tango en la Plaza de San Telmo.

Al final, todo quedó en buenos deseos, en atacar a ese viejo fantasmón que es la ultraderecha y en aplaudir a dictadores populistas.

Mucho ruido y pocas nueces, razón por la cual la séptima cumbre de la CELAC puede ser calificada como la cumbre de los fracasados.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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