Quienes somos orgullosamente miembros de México Libre, sabíamos muy bien las presiones que podríamos tener, ya estamos a punto de ser partido.
El origen de México Libre es un esfuerzo ciudadano y entramos a la política para regresarle dignidad. Cumplimos con todos los requisitos de ley; ello no fue el resultado del trabajo de una ni de tres sino de cientos de miles de ciudadanas y ciudadanos que nos empeñamos en construirle un camino a México. Nada se nos ha regalado, somos una historia que construimos venciendo adversidades. Ha sido un trabajo voluntario y además difícil, muy difícil.
Convencidos del Estado de Derecho, y también sabedores de que la vigilancia que íbamos a tener sería excesiva y acechante, nos empeñamos en reunir la mayor cantidad de asambleas y afiliaciones para que cumpliéramos holgadamente los requisitos. De plano para que no “quedara de otra” y se reconociera el registro cumplido. Y presentamos mes a mes oportunamente todos los informes para la fiscalización y atendimos cada una de las observaciones que nos hicieron por oficio o por correo. Nuestros ingresos están debidamente reportados y son congruentes entre sí.
Tres principios nos movieron para cumplir los requisitos: buena fe, eficacia y transparencia. Afortunadamente fuimos la organización más vigilada de todos los que se registraron pero además fuimos la que mejor ha trasparentado sus cuentas y sus aportaciones.
Sin embargo, los medios dieron cuenta de una sesión del INE que consideró como “donantes no identificados” a aquellos que hicieron su donativo a través de la modalidad –hoy muy común– del “Clip”, una terminal que permite recibir pagos de tarjeta de crédito o débito, y que representan un bajo porcentaje de nuestros ingresos reportados ante el INE. En todos esos pagos, sin excepción, está perfectamente identificado el donante, de quien, además del recibo o “voucher” respectivo, presentamos copia de credencial para votar, así como declaración personal al INE bajo protesta de decir verdad en que se reiteraba la titularidad del pago.
Independientemente de que una vez que nos notifiquen y que conozcamos si efectivamente hay una multa y las causas que la motiven, impugnaremos ante el Tribunal Electoral porque no estamos de acuerdo ni con la multa, ni con la causa de la misma, ni la desproporcionada manera en la que se dice seríamos sancionados.
Pero explico. La mayor parte de los lectores hemos pagado a través de tarjeta de crédito o débito. Así como hay terminales en comercios y restaurantes, se han desarrollado dispositivos más sencillos que pueden ser usados por personas físicas para recibir pagos con tarjeta. Uno de ellos es el que se conoce como Clip. Esta modalidad es un pago distinto al cheque o a la transferencia electrónica, pero que es totalmente reconocido por la ley, e incluso preferente a otros pagos de bienes o servicios para efectos del Impuesto Sobre la Renta. Es muy común en pequeños comercios, o en una estética, o una miscelánea, o un profesionista utilice esa terminal. Son pagos que no dejan lugar a dudas del origen y totalmente aceptados por nuestro riguroso sistema de pagos.
A nosotros nos interesa la transparencia; sabemos que la ley electoral impulsa los pagos electrónicos y en general los mecanismos de pago bancarizables y susceptibles de identificar y seguir, y sólo excepcionalmente los hechos en mínimas cantidades en efectivo. El uso del Clip está en esa correcta orientación. En las últimas fases del proceso de revisión, la Unidad del INE correspondiente comenzó a exigirnos –sin que estuviera en alguna normatividad– requisitos imposibles de cumplir por parte de nosotros, por estar legal y materialmente fuera de nuestro alcance, como exigir los estados de cuenta de los donantes. Una AC como la nuestra –etapa previa a partido político– carece de facultades para requerirlos y sería violatorio de la Ley de Protección de Datos Personales, además de que, con sobrada razón, tales datos son protegidos por la normatividad y prácticas bancarias para evitar fraudes (como por ejemplo el testar una parte del número de la tarjeta en recibos de pago, dejando sólo los últimos dígitos a la vista). A lo largo de todo este proceso, en ningún momento el INE nos dijo una forma específica al alcance de nuestra AC para dar por cumplimentado nuestros requisitos. Exhibimos para cumplir cabalmente con la ley lo que podíamos exhibir: 1) el voucher o recibo de pago; 2) el formato de la aportación; 3) una carta del aportante, bajo protesta de decir verdad, que confirmaba la aportación realizada; y 4) copia de la credencial del INE. Si después de eso la Unidad de Fiscalización del INE tenía alguna duda podría haber preguntado a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores –como lo hizo en el caso de aportaciones en especie–, pero no le puede pedir a una Asociación Civil que pida más datos porque no es dinero público, porque no somos autoridad financiera ni institución bancaria y porque nos lo impide la Ley de Protección de Datos Personales.
Quienes somos orgullosamente miembros de México Libre, sabíamos muy bien las presiones que podríamos tener, ya estamos a punto de ser partido. Sé que el INE honrará su historia y la de nuestro país y que reconocerá nuestro registro. También sé que no será la última adversidad a la que tengamos que superar quienes estamos en México Libre, pero tenemos la fuerza y la razón.
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