Esta ñora tiene cierta fijación con los balcones, a lo mejor porque nunca ha tenido uno y su romántico corazón los relaciona con el de Julieta. Por eso se ha dado cuenta, que por lo menos en Chilangolandia (o la Ciudad de “derechos” donde los chuecos ahora ya no pueden ni controlar a sus aliados del crimen) nunca hay nadie en los balcones, ni siquiera en los que tienen sillitas y mesitas muy monas.
Y los balcones vacíos vienen a cuento justo ahora con la elección (per)judicial en que algunos pocos como esta ñora todavía nos debatimos si ir o no ir. Claro, unos pocos del lado que no somos acarreados y que no nos ha llegado nuestro “acordeón” con una lanita para motivarnos a votar. A esta ñora le queda claro que para esta frase, el lector más frecuente de esta columna ya habrá dejado de leer porque está convencido que el camino no es votar y ya de ahí no se va a mover. Pero esta ñora es terca y va a seguir con su reflexión sobre los que afirman que sí hay que ir.
Primero esta ñora nota que todos los que afirman que hay que ir están de acuerdo en que es una elección innecesaria, dañina porque corrompe el principio de la impartición de justicia y no ataca el problema principal que en el caso de los criminales se encuentra en las fiscalías que son las que con su deficiencia más contribuyen a la impunidad.
Está después el tema de los candidatos son muchísimos cada día y se saben más de cómo el crimen organizado y el desorganizado también colaron a sus favoritos. Entre los que están a favor de sí ir, argumentan que el 70 por ciento de los que están en las boletas sí vienen del poder judicial actual y que se debe votar por ellos justo por eso. Que se puede saber que son jueces en funciones porque dice EF junto a su nombre (Lenia, Loretta y Yazmín traen EF junto a su nombre). Que entre los postulados hay muchos que yo eran todavía jueces que eran secretarios, actuarios y demás que se puede votar por ellos, especialmente si fueron postulados por el PJ, así está la sigla junto a su nombre. Claro, esas listas finales del PJ no fueron “acabadas” por el Poder Judicial porque hubo un mecanismo legal que acataron, y entonces, los que llegaron ahí fueron elegidos en una tómbola en el Senado (mecanismo inventado en el último minuto), pero supuestamente hay más “calidá” ahí lee esta ñora. O sea, los balcones más “barriditos” les iba a poner mesitas el Poder Judicial, pero a la mera hora los dejaron igual de desnudos y sucios que todos los demás.
Por supuesto, prácticamente todos los articulistas que esta ñora ha leído o escuchado coinciden que la elección tiene todos los agravantes para no ser democrática, que es lo más lejano a las elecciones democráticas y ciudadanas que tuvimos. Los ciudadanos no contarán los votos (será en las juntas distritales), los ciudadanos no votarán por los mismos cargos pues estos varías de distrito electoral en distrito electoral (o sea no hay paridad en lo que puedes “elegir”), los acarreados estarán a la orden del día, y de pilón, en esta elección no se inutilizarán las boletas que no se usen… y ahí estriba el argumento de los que sí invitan a votar, que por lo menos la boleta que estaría destinada a esta ñora sea utilizada por esta ñora aunque sea para anular (o marcar los PJ o EF según otros). Claro, el contraargumento es que ese voto se perderá si no les es afín con las ya seleccionados y nomás ayudará a subir los números de la participación, que de todas maneras nadie creerá ningún número que den. Pero es como la invitación a usar tu balcón porque ya lo tienes.
Finalmente, esta ñora sí tiene que destacar que una comentarista que es abogada litigante que defiende el participar sí destaca un asunto que casi nadie ve es los casos más frecuentes que se resuelven en juzgados (locales no federales) son caso de derecho familiar como violencia doméstica, custodia de escuincles, perdón, bendiciones, pleitos de herencias y que por esos puestos se debería sí participar porque significa entender lo amplio que es el poder judicial. Esta ñora quisiera abrazar a esta abogada y sentarse con ella un balcón para darle una bebida refrescante que la haga darse cuenta de que el fondo del asunto es justo que nadie sabe qué el poder judicial, ni para qué sirve y no cree que le afectará nada de lo que pasa…
En fin, esta ñora se inclina más a no ir a votar porque no ve que su voto vaya a servir de gran cosa en algo de entrada inútil y antidemocrático; y más cuando el consenso general es no ir y dejarlos solos con el desastre que saldrá de todo esto y que afectará las vidas de muchos ya en litigios o en futuros en particular en el tema de lo familiar. Sin embargo, a esta ñora le queda el miedo de que esta indiferencia sea la razón por la que las elecciones de 27 o no sucedan o sucedan en peores condiciones, que ya nunca contemos los votos los ciudadanos, que ya nunca haya ni un atisbo de candidatos de oposición medianamente decentes, que ya nunca pueda votar de nuevo. O sea, perder el balcón de la democracia porque no lo usamos y dejamos que se llenara de suciedad, porquería y lo acabamos perdiendo a las alimañas e insectos rastreros.
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