¡Un chivo pegó un reparo…!

Dios hizo su Creación con una belleza extraordinaria. Sólo hay que ver un amanecer despuntando el sol, o una puesta de sol detrás de la Sierra Nevada, las peñas y la nieve eterna teñidas de un rojo brillante, o un colibrí sosteniéndose en el aire casi inmóvil mientras toma la mielecita de una flor roja de la enredadera, o un caballo entero arqueando su orgulloso cuello, sus orejas alertas al paso de otros caballos, o un galgo en plena carrera detrás de la liebre, o al guepardo que dicen que es aún más veloz, al majestuoso tigre de bengala, un salvaje río que se precipita por las chorreras (rápidos) en las cañadas de las montañas, o bien, el oír el trinar de los pajarillos cuando al caer la tarde buscan en los árboles donde pasar la noche, o un cielo estrellado limpio de nubes con una luna llena preciosa.


México; madres, políticos


¡Cómo me gustaría ser poeta para describir con bellas palabras le hermosura de la Creación de Dios, de la MADRE NATURALEZA!, que precisamente también es madre y que deberíamos por eso y por interés nuestro, hacer algo efectivo por ella. Pero sobre todo para cantarle a las madrecitas lindas todo lo maravilloso que son y lo que significan para nosotros. Por eso, con motivo del 10 de mayo, dedico esta presentación a la mujer, la obra de arte más maravillosa y hermosa de Dios, que es lo máximo al llegar a ser madre, compartiendo con Dios el acto de dar vida.

Es en el matrimonio bendecido ante un altar, donde se inicia la familia, la base de una sociedad, que al ser la madre el corazón de ella, logra que los pueblos hispanos sean los más felices de la Tierra, siendo el motivo el mayor sentido de familia que tienen, según estudios realizados en Inglaterra y Estados Unidos en forma independiente. Y esto se alcanza, a pesar de la campaña insidiosa que realiza la izquierda (masonería) de descristianizar al mundo, al vivir más cerca de Dios, quien, aunque se esfuerzan en que se haga a un lado, sigue viviendo en el seno de las familias, para lo cual la gran devoción a nuestra Madrecita Santa Virgen de Guadalupe ha sido determinante. Es también a ella que debemos festejar muy especialmente en el Día de las Madres.

México tiene la gracia especial de su protección, lo que Su Santidad Benedicto XIV reconoció al referirse a su aparición y legarnos Ella su imagen en el ayate de San Juan Diego: “Non fecit taliter omni natione” (No hizo Dios cosa igual con ninguna otra nación).

Al considerar todas estas maravillas, me indigna profundamente lo que hace la izquierda (masonería) para desintegrar la familia y atacar tan directamente a la vida, que se acepte por la sociedad la nefasta ideología de género, que va contra la vida, la familia y la libertad de religión, tratando de instigar al asesinato de millones de pequeños inocentes en el mundo, en el vientre de jovencitas a las que han orillado a tener relaciones íntimas antes de casarse con una perversa “educación sexual” a espaldas de los padres, diciéndoles que el pequeño ser aun no es persona legalmente y negar que es un nuevo ser humano con alma, genética propia y todo, desde su concepción y sin advertirles que sufrirán de por vida el tremendo “síndrome postaborto” por el sentido de culpa de haber asesinado a su propio hijito, que precisamente las convertiría en madres a pesar de todo.

El llegar a ser madre en el matrimonio, como Dios manda, es lo más maravilloso que puede haber. Y si por falta de prudencia se llega a concebir antes, de todos modos es una bendición el recibir un nuevo ser, ya se verá la forma de superar el problema que ciertamente existe, pero nunca se podrá recurrir a privar al pequeñuelo a su derecho a la vida.

Nuestras autoridades, manipuladas por la izquierda, de plano no tienen madre y podrá aplicarse a cada uno de ellos ese dicho popular de que:

“Un chivo pegó un reparo y en el aire se detuvo; hay chivos que tienen madre, pero éste ni madre tuvo”.

Hay que querer mucho a nuestras madrecitas, darles el lugar que les corresponde, tratarlas con la delicadeza, el cariño y el respeto que se merecen. No puede aceptarse que hombres por el vicio (alcohol o droga) o por un machismo mal entendido, traten mal e incluso con violencia a la madre de sus hijos. ¡Una madre, es una madre!

Y en esto no habrá problema alguno si nos dejamos conducir por la cultura de la vida y del amor, que no es otra cosa que la aplicación de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo a la vida diaria, no aceptando lo que nos quieran imponer: el hacer a Dios a un lado, de sacarlo de la vida pública y privada. Me parece muy oportuno citar aquí lo que dijo Anna Gore, de que: ¿cómo queremos que Dios, que es todo un caballero, se haga presente en nuestras vidas, si nosotros lo hemos sacado de ellas? Y también lo que dijo claramente Ángela Merkel: que si Europa (igual todo el mundo) se quiere salvar, debe regresar a sus orígenes, a sus raíces cristianas, a Cristo Nuestro Señor, a leer la Biblia.

Pidamos a Dios que los políticos y las mafias se acuerden que ellos también tuvieron madre, que así, siendo la madre la mejor educadora que hay, se terminará la corrupción y todas las demás consecuencias que trae la cultura de la muerte, inclusive en la naturaleza.

“Donde hay Bosques hay Agua y Aire puro; donde hay Agua y Aire puro hay Vida”.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com


 

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