Sobre cómo somos

Mucha tinta se gasta respecto a los cambios que se dan en el país. Algunos los ven con alarma, otros, con nostalgia del pasado y también están quienes ven que el nuevo amanecer es posible gracias a la transformación de los dos últimos gobiernos emanados del pueblo bueno y sabio. No es la primera vez, ni será la última, que el país pase por esto. Son parte de las discusiones públicas, son también las fantasías de la sociedad, de cómo somos y cómo nos vemos.

Fernando Escalante se ocupó de estas fantasías hace ya varios años en el libro Estampas de Liliput. Bosquejos para una sociología de México (FCE, 2004). El volumen contiene una serie de ensayos en el que reconstruye “fragmento de nuestro confuso orden imaginario”. Por considerarlo pertinente van aquí algunos subrayados de cómo somos.

“El resentimiento es una alambicada metamorfosis de la envidia que resulta en el deseo de rebajar todo mérito, en negar que haya algo realmente valioso o apreciable. Es consecuencia lógica y muy inmediata de alguna carencia, defecto o incapacidad notoria, considerable: es de hecho un intento de aliviar el dolor y la humillación que ocasiona esa carencia haciéndola insignificante”.

“…son valiosos y dignos de estima los fracasos, sólo hay grandeza en el sufrimiento; ya no se trata de lo incomparable, sino de la superioridad moral de la nación, consecuencia natural del heroísmo con que ha soportado injustos padecimientos. Una historia de heroicos fracasos, una historia de buenos y malos, donde han ganado los malos. Una historia vengativa, resentida, que encuentra en los agravios pasados justificación para cualquier atrocidad en el presente”.

“Si uno mira a las elites mexicanas, la verdad es que su ejemplaridad resulta por lo menos dudosa. Parece con frecuencia obvio que quienes las integran no son los mejores ni pueden exhibir virtudes apreciables. Nuestros triunfadores impresionan sobre todo por su mediocridad, si no por carencias y defectos de mucho bulto. Donde podría haber empresarios, por ejemplo, tenemos apenas ricachones hinchados y obtusos, ávidos, mantenidos o paniaguados del gobierno. Gente hecha a los negocios rápidos y en monopolio, a la sopa boba y la evasión fiscal: una elite de usureros pueblerinos con mentalidad de empleados de estanco”.

“Cuando se sienten verdaderamente inseguras las clases medias buscan amparo en alguna forma de autoritarismo. Buscan un jefe de mando indudable, quieren sobre todo orden y, si se tercia, escogen cualquier variante del fascismo. Llegados a ese punto, los políticos no tienen mucho que hacer, si acaso sobreviven.”.

“Decir de algo que se ha hecho ‘a la mexicana’ no suele ser un elogio. Equivale a decir que ha sido improvisado,amañado, hecho un poco a la buena de Dios y sobre todo sin hacer caso de las reglas. La idea corresponde seguramente a lo que los sociólogos llaman un estereotipo autodenigratorio, pero lo malo no es eso, sino que también parece ser cierta. Quiero decir: es una expresión que se entiende en seguida, con tantito sentido común, y a nadie le suena rara”.

“Entre nosotros, uno de los recursos preferidos por los políticos ha sido el pasado indígena. En las primeras dos líneas del Acta de Independencia se dice lo siguiente: “La nación mexicana que, por trescientos años, ni ha tenido voluntad propia, ni libre uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido”. Y a nadie le da risa. Firma el texto una colección de criollos, gente urbana, occidental, que por lo menos sabía firmar, y a nadie le parece ridículo”.

El libro vale la pena leerlo completo. Es un buen retrato de lo que somos.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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