No salí de la sorpresa cuando leí que habían aprehendido al “líder de Los Estúpidos”. Pensé inmediatamente que se trataba de alguna noticia de algún líder de Morena en el Senado. Pero no fue así, se trataba de una banda criminal.
Nunca han dejado de llamar la atención los sobrenombres de nuestros criminales y sus grupos delictivos. Uno puede recordar fácilmente sin necesidad de acudir a Google algunos notables: a Los Narcosatánicos, El Mochaorejas, La Mataviejitas, La Barbie, Los Peluches o las que ya son de uso corriente como: El Brayan, Gorilón, El Charlie, El Gordo y, hoy en día, La Barredora.
Sin embargo, debo aclarar al lector, la lectora, el lectore, que hay uno que encontré en estos días y que llamó poderosamente mi atención: Los Estúpidos. Fue de la siguiente manera: estaba revisando notas en redes sociales cuando de pronto me topo con una información oficial de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX en la que dice que agentes de esa fiscalía “aprehendieron la alcaldía de Tlalpan a presunto líder de la organización criminal “Los Estúpidos”. Este grupo es señalado como generador de violencia en la zona sur de la capital y está vinculado con los delitos de secuestro agravado, robo con violencia, extorsión, homicidio y narcomenudeo”.
No salí de la sorpresa. Debo confesar que al principio creí que se trataba de una noticia sobre algún líder de Morena en el Senado, una nota política. Pero no, habían aprehendido a un criminal que lideraba a esa banda. Esto daba un vuelco significativo en el círculo noticioso pero que nadie, inexplicablemente, quiso señalar: había un grupo de personas que delinquían les decían “los estúpidos” y no estaban vinculados a ningún partido político ni estaban en el gobierno. No es poca cosa.
No creo haber sido el único en sorprenderse porque no se trataba de una nota política, en primer lugar, y en segundo porque la Fiscalía CDMX debería de detallar más la información respecto de quiénes pertenecen a esa banda. No creo que sea de interés general cómo operaban su negocio -uno supone que tienen un modo de operación relativamente común en esos grupos delictivos-; sin embargo, sería muy esclarecedor encontrar respuestas a las siguientes preguntas: ¿quiénes deciden llamarse así y por qué? ¿Cómo se puede entrar y qué requisitos hay que cumplir para esa selecta agrupación criminal? ¿Cómo es que se llega a liderar esa banda? ¿En qué consiste el escalafón y la división de responsabilidades en grupo? ¿De quién aceptan cartas de recomendación?
No cabe duda que nuestra delincuencia también ha encontrado ciertos grados de sofisticación con la globalización. Atrás quedó La Banda del Carro y nombres sin sentido. Los Estúpidos, como nombre que convoca puede ser una banda gigantesca que incluso ya puede contar con un brazo político, nada más es cuestión de que lo convoque a la unidad. El nombre de la banda es creativo, no se puede negar pues, por ejemplo, trae el nombre del fracaso del miembro de la banda en caso de ser detenido; “lo agarraron por estúpido”, dirán con absoluta razón sus compañeros. Incluso las víctimas de esta banda pueden decir con total razón, pero muertos de miedo, que fueron asaltados “por unos estúpidos”, lo que será estrictamente cierto.
Además, la clase política puede deslindarse muy fácilmente al exhibir a la banda de delincuentes que pertenecen a la banda pues podrán decir, sin caer en mentira, que no nos gobiernan los estúpidos, creencia muy extendida en la población.
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