La afortunada mala semana del presidente

La decisión del TEPJF, la del Inai y los reveses al partido de los trogloditas en el gobierno son aire fresco para la nación.



Al término de una elección presidencial, quienes no apoyaron al triunfador, ya sean políticos en funciones, empresarios o académicos, hacen suya una trillada frase priista llena de lambisconería que ellos confunden todo el tiempo con fervor patrio y raigambre nacionalista: si le va bien al presidente, le va bien a México. Ya en alguna ocasión comentamos en este mismo espacio que esa frase es una absoluta falsedad y que tiende más a la transformación camaleónica y arrastrada de quien la dice, que la comunión con algún proyecto de país.

Esta semana, por ejemplo, ha sido malísima para el presidente y, al mismo tiempo, ha sido buenísima para el país y para la vida democrática. En efecto, la decisión del Tribunal Electoral, la del Inai, los reveses al partido de los trogloditas en el gobierno, son aire fresco para la nación.

Para sorpresa de muchos, en el Tribunal Electoral se llevó a cabo una rebelión impensable hace unos meses contra el presidente de ese tribunal, un conocido lacayo de este gobierno y del que sea, un hombre con marcada vocación por las suelas de los zapatos de los poderosos, por el dinero y cualquier acto indigno que pueda cometer un funcionario público. Lo sucedido al interior de esa institución lo ignoramos, pero es claro que se puso un hasta aquí a la arbitrariedad del titular y al trato de empleadillos que les daba el gobierno. Y entonces mandaron a la basura la candidatura más escandalosa de Morena, la de Félix Salgado Macedonio y varias más. Dieron la razón al INE y, sobre todo, una lección de dignidad y decoro público al enfrentarse a la histeria presidencial.

El Inai, que parecía haber desaparecido de la escena pública, dio de pronto una señal de vida que dejó atónitos a todos, incluido, por supuesto, el que quiere ser su enterrador: el presidente López Obrador. Al acudir al amparo, el Inai dio muestras no solamente de autonomía frente al poder, sino de una clara defensa de los derechos ciudadanos.

A estos reveses habrá que sumar el pleito en la Corte que no está ganado para el presidente; las decisiones de los jueces en el ámbito de reformas llevadas a cabo por el gobierno, las encuestas poco favorables en muchos estados que tenían por ganados al interior de Morena y la otra decisión relevante del tribunal: no podrán repetir la maniobra en la Cámara de Diputados que les permitió conformar una mayoría artificial, una mayoría que los votos ciudadanos les habían negado.

Colérico, fuera de sí –lo que ya es una constante–, el falso demócrata que es el presidente fustigó a unos y a otros. Ya amenazó con desaparecer todos los órganos autónomos por la sencilla razón de que no lo obedecen y lo que le parecía “justicia divina” cuando el INE le negó el partido a su némesis, Felipe Calderón, ahora le parece un golpe a la democracia, un atentado al pueblo, que le negaran la candidatura a un tipo ¡acusado de violación!

Vendrán días difíciles para quienes han tenido la osadía de enfrentar al autócrata con dignidad y con el fruto de su trabajo. Ya se sabe cómo es lo que viene: insultos en las mañaneras, filtraciones de la vida personal, fotos del pasado, cuentas de bancos, inicio de investigaciones. Pero ya no es uno, ni dos los que han resistido, son muchos y cada día suman más. Porque, en efecto, para como están las cosas en el país, si le va mal al Presidente con su proyecto, le va bien a México.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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