Bienvenido León XIV

Sin duda que el mundo católico se sorprendió por la rápida elección del papa León XIV, así como que el electo haya sido el cardenal Robert Francis Prevost, que además vuelve a ser un americano y, esta vez, con dos nacionalidades: estadounidense y peruano. ¿Quién lo iba a imaginar? ¿Dónde quedaron las previsiones de los papables y las apuestas?

Una vez más quedó claro que de la lista de posibles electos (que aunque son todos luego los “vaticanólogos o los especuladores la reducen), entran y salen como cardenales y el nuevo papa a veces no está en la lista. Esto es un ejemplo de cómo la Iglesia no se rige por criterios mundanos y, sin duda, el Espíritu Santo con sus mociones la va guiando por los cardenales. ¿Cómo llegó el nuevo papa a obtener el requisito del apoyo de un número superior a las dos terceras partes de los 133 electores presentes en la Capilla Sixtina? No debe saberse, puesto que los votantes hicieron un juramento de mantener en secreto lo ahí ocurrido.

Lo cierto es que el mundo católico se llena de júbilo y da la bienvenida a León XIV, quien visiblemente emocionado y con un mensaje preparado y con improvisaciones añadidas, impartió su primera bendición a Roma y al Mundo ante el entusiasmo de los presentes.

Si analizamos el acontecimiento de la muerte del papa Francisco, sus funerales y los momentos previos al Cónclave, una cosa queda clara: el mundo no es indiferente a la Iglesia Católica. Por el contrario, aunque muchas veces no está de acuerdo con su doctrina, hace caso omiso de sus mensajes y hay hasta quienes desde fuera se atreven a dar recetas de lo que debería hacer, lo que en ella ocurre no deja indiferente al mundo. Su peso moral queda ratificado una vez más.

Llama la atención, por ejemplo, el seguimiento que los medios de comunicación dieron, una vez más, a la muerte y elección del papa. La forma en que muchos lo hicieron, da una presencia global a la Iglesia, sin comparación con otro suceso religioso en el mundo.

También fue posible observar como muchos gobernantes directamente o con sus representantes, hicieron acto de presencia. ¿Solo por salir en la foto? Y si lo hicieron por eso, es porque estar ahí, como quienes buscan posar junto con alguien popular, saben que eso es social y políticamente significativo. Es cierto que el Vaticano es un Estado, pero mínimo, así que no puede decirse que sea por ello que, ante la muerte del Jefe de ese Estado, se movilizan otros que ostentan esa dignidad. Nuevamente hay que hacer referencia al peso moral que el Papa, la Iglesia y la doctrina católica tienen ante el mundo, no de ahora, sino a lo largo de la historia.

Más allá de análisis de la personalidad, trayectoria o procedencia de León XIV, los católicos damos la bienvenida al nuevo sucesor de Pedro, seguros de que él, tanto por su preparación y su trayectoria, por más por la garantía de que es guiado por el Espíritu Santo y como vicario de Cristo cuenta con la promesa de que Jesús lo sostiene.

Digo, con muchos más, ¡gracias a Dios por el nuevo Papa León XIV!

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