Palabras y acciones

Estamos viviendo una etapa llamada de precampañas electorales, y es muy común que en las conversaciones entre familiares, amigos, compañeros de trabajo, socios, o en cualquier tipo de reunión el tema sea tratado bajo diferentes aspectos, en ocasiones todos los participantes comparten el mismo punto de vista, pero en otras reina más bien una polarización casi irreductible, sin embargo hay un tema que independientemente de las posiciones políticas sería más fácil de compartir, y es la necesidad de aumentar la participación de la ciudadanía en las próximas elecciones.

Aunque parece que estamos en un ambiente altamente politizado, es también cierto que cuando profundizamos sobre la cuestión electoral, nos damos cuenta que aún hoy día hay muchas personas que pertenecen a ese gran grupo de abstencionistas que no han votado en las pasadas elecciones y que podrían cambiar su actitud si tuvieran la información suficiente de lo que está en juego en las próximas elecciones, que no es tan sólo la elección de un gobierno, sino del derrotero futuro de la nación por muchos años más.

Un punto por el que podemos empezar es muy sencillo, pero que podemos dejar pasar por alto inclusive los que estamos conscientes de que ir a votar no es solamente un derecho, sino un deber solidario con nuestros semejantes es revisar la vigencia de nuestra credencial para votar, y en caso de un vencimiento cercano acudir al módulo que nos corresponda y renovarla, y recordar a todos nuestros conocidos que revisen dicha fecha que muchas veces no tenemos presente.

Muchas personas que no votan es por el argumento dicen de que todo es lo mismo, sin embargo podemos invitarlos a reflexionar un poco sobre qué significado tiene la etapa política que estamos viviendo donde se está llevando a cabo una transformación cuyos efectos ya están causando daño a muchas instituciones y a muchas personas y que en el futuro se proyecta en una radicalización y centralización absoluta del poder, y los riesgos que esto implica, por lo que es preciso pensar no solamente en la elección presidencial sino también de forma preminente en la votación para senadores y diputados.

Sería muy conveniente que se vaya formando una gran expectativa para que el día de las elecciones se considere una gran jornada cívica, donde por ejemplo los empresarios consideraran que sus empleados necesitan tiempo para ir a cumplir con este deber y tal vez que ese día los negocios que trabajan abrieran sus puertas más tarde.

Todavía hay tiempo para vencer el abstencionismo, sin embargo, para ello es necesaria la participación de todos para generar una cadena virtuosa, donde las personas convenzan a una o varias más, y esas personas a su vez trabajen para convencer a otras, si logramos una participación mayoritaria y responsable, seguramente podremos frenar esta transformación que nos va conduciendo por caminos peligrosamente autoritarios.

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