Después de los funerales del papa Francisco que levantaron una gran participación mundial, tanto de representaciones de gobiernos, jefes de estado, monarcas, periodistas, medios electrónicos de comunicación y miles de fieles, la mayoría cristianos, pero seguramente no faltaron también personas de otros credos o no creyentes que ante la magnitud del acontecimiento se vieron atraídos de asistir a los diferentes actos de culto que se realizaron, además de la multitud que despidió al Papa Francisco en su trayecto de San Pedro a Santa María la Mayor donde descansan su restos por que así lo pidió estando en vida.
Pero como lo decíamos en el artículo pasado, pese a que vivimos en una época de incredulidad, la figura papal sigue siendo de una relevancia única no solamente para los católicos sino para el mundo en general, por eso en estos momentos se vive una gran expectación sobre la elección papal, que se realiza en el llamado cónclave, donde 133 cardenales elegirán en absoluto secreto al nuevo Papa.
Ciertamente que la figura papal tiene una significación diferente para los miembros de la Iglesia Católica que para el resto de los ciudadanos para quienes el Papa es una figura que rige un pequeño estado, pero que influye mucho en la opinión mundial sobre muchos temas, sobre todo los relacionados con temas morales, pero también en todos los órdenes en los que se relaciona el hombre, tanto sociales, como políticos o inclusive en temáticas como la inmigración o la ecología.
Pero para los católicos tiene una relevancia incomparable, pues según la fe Jesús fundó una Iglesia para seguir llevando sus enseñanzas hasta los últimos rincones del mundo, y para esto dejó como cabeza de sus apóstoles y de todos los cristianos a Pedro, y ese poder se transmite a todos sus sucesores que llamamos Papas, por eso la figura es tan relevante, porque es el continuador de la misión encomendada a Pedro, y para cumplir con su misión debe ser completamente fiel a las enseñanzas de Jesús, cuyas palabras por ser Hijo de Dios tienen una vigencia para todos los tiempos, y el Papa con los obispos deben mantener el sentido original aplicándolo a las nuevas circunstancias clarificando como actuar ante situaciones que no se habían presentado en otros tiempos.
Mucha tinta ha corrido sobre posibles candidatos, sin embargo, no hay por decirlo mundanamente un claro favorito, para los católicos la acción del Espíritu Santo es fundamental, pero no se sobrepone a la libertad de los electores, que deben sin embargo estar atentos a las mociones del Espíritu Santo que se busca por medio de la oración y la reflexión.
No sé si al recibir el presente artículo ya se haya llegado a la elección del nuevo Papa, pero mientras tanto los católicos tenemos la misión de orar porque el resultado del cónclave nos traiga un papa que sea el reflejo mismo de la persona de Jesús y su doctrina.
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