De tres solamente quedan dos

Estamos viviendo una etapa en nuestra historia que se está distinguiendo por la polarización, la confusión, el desencanto, el enojo, la indignación y muchos otros sentimientos ante una realidad que es muy diferente a la que se prometió al inicio de este gobierno y durante toda la campaña electoral.

Desde la escuela los mexicanos aprendimos que este país se gobernaba con la intervención de tres poderes independientes entre sí, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, y que mediante este sistema que se aplica en muchos estados se puede lograr una verdadera democracia que permita un balance de fuerzas y conduzca al país por caminos de progreso, paz y justicia.

Sin embargo, podemos decir que en el México moderno en muchas etapas ha sido predominante y por mucho el poder ejecutivo con el presidente en turno, eso lo vivimos durante la etapa en que el PRI gobernó por muchos años sin dejar posibilidades a la oposición, pero poco a poco la ciudadanía se fue imponiendo hasta lograr un cambio en el gobierno, entonces también el Poder Legislativo empezó a tener un mayor papel en aprobar o no leyes propuestas por el Ejecutivo.

Pero llegó un gobierno terriblemente corrupto como lo fue el de Peña Nieto y esto generó mucho enojo y descontento dentro de grandes sectores de la población y la mayoría sin hacer un análisis muy profundo votó por el actual gobierno, del que ya se podía prever tomaría un derrotero populista, tal como está sucediendo.

También se votó por el congreso, y este quedó constituido por una mayoría de Morena, que supuestamente representaría los intereses de sus votantes, sin embargo, desde el inicio de sus labores se fue demostrando que su único interés y objetivo era aprobar de manera incondicional cualquier iniciativa que enviara el presidente, como ha sucedido.

La situación se ha agravado más a últimas fechas, ya que, ante una avalancha de leyes enviadas por el ejecutivo, algunas de las cuales se puede decir que son anticonstitucionales y altamente dañinas para el país, y a falta de tiempo, no se han respetado ni los procedimientos ni las formas.

Ante estos hechos, es muy importante que los ciudadanos tomemos conciencia y promovamos dicha toma de la misma entre la población, principalmente entre los jóvenes, cuyo voto deberá ser definitivo en las próximas elecciones, y parece que muchos de ellos no han participado en las elecciones pasadas, lo que ha engrosado las filas del abstencionismo, así como participar en todas las acciones a las que se vaya invitando a los ciudadanos a fin de dar a conocer su desacuerdo con la forma como se está conduciendo el país.

De los tres poderes de la unión se puede decir con toda certeza que sólo tenemos dos, la Suprema Corte de Justicia que ha dado muestras de valor para hacer respetar la ley y el Ejecutivo que es el que lleva la batuta del poder,  porque el congreso con sus muy honrosas excepciones funciona como una oficina de trámites cuya única función es decir sí a todo lo que les ordena el presidente, y esto recuerda una frase de Anacleto González Flores: “Cuan dignos son de lástima los pueblos que tienen que soportar sobre sus hombros la pesada carga que echan sobre ellos la ignorancia, la barbarie y la fuerza bruta encarnada en los reformadores que se improvisan”.

Hay una batalla que librar de la auténtica libertad contra el populismo embaucador que cercena la misma, y esto requiere de muchas batallas y de mucha participación cívica de todos los ciudadanos empezando por los jóvenes y llegando hasta los mayores.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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