Bases profundas

Estamos habituados a conversar, enviar mensajes o escribir en publicaciones sobre las crisis en los diversos campos que forman nuestro entorno como la inseguridad, la corrupción, la inestabilidad política, el mal manejo de las relaciones exteriores, la pésima situación de la salud y otros muchos asuntos, sin embargo y pese a todo, el país continúa  su marcha por el trabajo y el esfuerzo de millones de mexicanos que día a día se esfuerzan por vencer las dificultades que se les presentan en el camino.

En días pasados en un corto viaje por Veracruz, tomando contacto con la gente local tuvimos experiencias alentadoras, que nos dan esperanzas al palpar que hay personas que muchas veces nadie toma en cuenta, y sin embargo muestran un gran sentido de responsabilidad y una auténtica actitud de servicio que nos hacen ver que no son solamente los políticos, los grandes empresarios, los llamados intelectuales o los científicos los que aportan y dan sustento al desarrollo social.

Visitando Tlacotalpan, extraordinario pueblo mágico al pie del Río Papaloapan, un amigo cuya familia es originaria de ese lugar quería visitar la tumba de su abuelita, después de localizar el cementerio y ahí al encargado y preguntarle por la localización de la tumba, el encargado nos sorprendió porque la tenía plenamente identificada, nos condujo hasta ella y la encontramos semiabandonada. Mi amigo preguntó cuánto cobraría por limpiarla y resaltar las letras que se veían medio borradas y poner una cruz de granito, después de conocer el precio y aceptarlo, el encargado solicitó que una vez terminado el trabajo comprobado con fotografías se le depositara en una cuenta. Mi amigo le ofreció darle un anticipo y la respuesta del encargado nos dejó boquiabiertos al decir: “No gracias, el dinero bien ganado es el que se cobra después de un trabajo a satisfacción del cliente, una vez entregado el trabajo, el salario se puede disfrutar de mejor manera”, así el encargado confió en su cliente sin conocerlo y nos dio una clase de ética que no nos esperábamos.

Cuando hablamos de productividad casi siempre pensamos en las grandes empresas que tienen equipos trabajando continuamente para mejorar día a día ese concepto, sin embargo, en Veracruz encontramos un ejemplo de productividad de una familia sin estudios universitarios, pero con ingenio y muchas ganas de salir adelante.

En un pequeño local frente al mercado de artesanías se ofrece al público blusas bordadas a mano, después de mirar la mercancía entrando en plática con la dueña del pequeño negocio, nos platicó que ella era de Puebla, que con sus hermanas se dedicaban a bordar a mano y que durante mucho tiempo trabajaban muchísimo y, a su taller llegaban compradores que les exigían mucho y les pagaban lo que querían, que en general era muy poco, así que un día decidieron romper con esta situación, y buscar ser ellas mismas las que comercializaran sus productos, así llegaron a Veracruz y consiguieron ese local pero además se decidieron a ser ellas mismas las que confeccionaran las blusas, así que a una empresa  textil  de Puebla le empezaron a comprar la tela, y ellas mismas cortan y cosen y bordan, lo que les permite por un lado ahorrar costos, por otro poder vender a mejores precios, y aun así ser muy competitivas, un claro ejemplo de cómo prosperar utilizando el ingenio y las ganas de trabajar con honradez y esfuerzo.

Tuvimos contacto con otros prestadores de servicios locales, pequeños comerciantes y en todos los casos encontramos muy buena actitud, esto me llevó a reflexionar que hay muchos mexicanos que se esfuerzan y no solamente están esperando las dádivas del gobierno, estos pequeños ejemplos generan confianza en que México cuenta con muchos ciudadanos libres y positivos, que pueden generar una base muy importante de votantes que busquen un gobierno que les brinde oportunidades de desarrollo, no un gobierno que les prometa dádivas para que sigan siendo dependientes de dicho gobierno y no tengan muchas posibilidades de superarse, lo que nos genera un rayo de esperanza para lograr el cambio que muchos esperamos en el 2024.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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