Desde el festejo del Día del Maestro, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) no ha dejado de estar en los titulares de las noticias, ya sea por haber cubierto el Zócalo y calles aledañas con su plantón; por impedir el paso de reporteros a la mañanera; o por bloquear los accesos al aeropuerto de la Ciudad de México, a empresas como Televisa, el INE y la SEP. Las imágenes de las protestas, curiosamente dominadas por varones (mientras que la experiencia dice que hay más profesoras que profesores), se multiplican en los medios y, desde el fin de semana el factor elecciones del poder judicial se ha sumado al escenario político.
Las peticiones esta facción de los docentes son una mezcla de viejas peticiones con algunas novedades. La petición de aumento del 100 por ciento es como más clásica; en cambio, la de abrogar una ley vigente desde hace 18 años sí ha sido una novedad. Novedad que la misma titular del Ejecutivo ha coincido que sí se la prometió en campaña, pero el monto de millones de pesos que costaría hacerlo efectivo no se tiene en las finanzas públicas. Y remató que además su antecesor ya había creado la “mágica” solución del Fondo de Pensiones para el Bienestar (y es mágico especialmente porque su principal aportación son básicamente las cuentas no reclamadas de mayores de 70 años hasta 2024; pero nada más). Asimismo, en la mañanera del lunes se presentaron gráficas que buscan mostrar como desde 2018 el incremento de sueldo gestionado por López los pone como uno de los sectores mejor pagados y con mayores incrementos del país.
Cabe recordar que la CNTE en particular había perdido casi toda su fuerza a finales del sexenio de Peña, sin embargo, fue López quien los reactivó políticamente y hoy hay quien piensa que los está usando contra su sucesora.
Además de sea López, hay otras teorías en cuanto a quiénes están impulsando a este grupo que repetimos es minoritario (menos del 10 por ciento de las escuelas del país están sin clases, aunque hay estados donde el porcentaje es casi total como Oaxaca). Algunas incluso apuntan a una especie de juego con la actual titular del Ejecutivo que estaría aparentando al no recibirlos en persona y al no ceder; lo cual de paso le serviría como cortina de humo para tapar otros escándalos como el asesinato de cercanos colaborades de Clara Brugada, las presiones de Estados Unidos a través de visas y los descubrimientos de casas en aquel país a varios funcionarios.
Sin embargo, desde finales de la semana pasada, voces afines a Morena, ya comenzaban a calificar al movimiento magisterial como aliados del prianismo y hasta de estar siendo financiados por la “derecha”. El mismo magisterio disidente el fin de semana amenazó con boicotear la votación por el Poder Judicial, lo que los haría coincidir con los que promueven la no participación (la mayoría de los opositores). No resulta descabellado que ese vaya a ser el camino de “devaluación” del movimiento, o quizá, plantean algunos serán el chivo expiatorio para justificar la baja asistencia a la elección del domingo. Si se analiza con cuidado el escenario, el alcance de la CNTE es bastante limitado para parar a nivel nacional la elección, sin embargo, la capacidad de movilización del voto corporativo en ciertos estados sí podría tener un efecto que no conviene a Morena.
Lo cierto es en este momento hay más misterios que certezas en el ámbito político de este conflicto con la CNTE, pero hay una certeza clara y absoluta, una educación de calidad para los cientos de miles de alumnos de estos docentes (y en general, de todos los niños y niñas mexicanas) no está ni en la mesa de negociación, ni en la mente de los gobernantes. Y ahí no hay misterio, una nación que como la nuestra va a pasos agigantados hacia abajo en niveles de lectura, escritura, razonamiento matemático, inglés y ya ni se diga en habilidades tecnológicas no podrá ofrecer un futuro ni medianamente prometedor a las generaciones que hoy están (o no están por la huelga) en las aulas.
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