Cuando los otros datos nos alcancen

El fracaso administrativo y el fantasma de la corrupción hoy se pasean amenazantes en la fantasía del propio presidente.



No es poca la gente que ha manifestado su deseo de vivir en el país que está en la fantasía del presidente: con la epidemia domada, las campañas de vacunación en pleno, los empleos al alza y la gasolina a la baja.

Además de contar con sus palabras mágicas como defensa a cualquier grieta en su construcción mental: “Tengo otros datos”. Esta semana volvió a usar su “hechizo” para echar abajo las terribles cifras dadas a conocer desde el sábado anterior por la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Este organismo desconcentrado que depende de la Cámara de Diputados y no del gobierno federal como en el pasado que era contralado por la Secretaría de Hacienda, gozó de unos días de libertad que se sabía duraría poco.

No era un secreto que tarde o temprano lo alcanzarían o el “hechizo defensor de los otros datos o quizá una llamada desde la Unidad Financiera encabezada por Santiago Nieto, con alguna amenaza al auditor o una llamada a desaparecer tan “molesto y criticón” organismo al que agregaría alguno de sus adjetivos favoritos.

El principal tema que ofendió el equilibrio de la fantasía presidencial fue el sobrecosto del aeropuerto que superó con creces cualquier pronóstico pesimista. Cancelarlo fue el peor negocio que México ha realizado, quizá desde la pérdida de la mitad del territorio.

Aunque se hayan bajado las cifras primero difundidas quitando las “deudas” de bonos que México deberá pagar incluso hasta 2047 –quizá su último pago pueda ser una celebración de la pérdida del territorio dos siglos antes–, se pagó por cancelar lo que no se tendrá.

Además, se paga por algo que no funcionará y en camino, se vulneró la confianza de los inversionistas por primera vez y desde entonces se tomó ese camino que claramente puede cancelar las posibilidades de México y sus habitantes.

Pero eso lo espectacular, el fracaso administrativo y el fantasma de la corrupción hoy se pasean amenazantes en la fantasía del propio gobernante. Ni sus programas más queridos y apapachados están dando resultados… ni siquiera medianamente buenos. El desastre es general y sólo se trata de las cifras de 2019.

Los mexicanos de a pie tienen los verdaderos datos y serán ellos que sufran por muchas décadas más si no toman en sus manos su destino y deciden participar en las intermedias federales y locales para, por lo menos, detener antes el daño y acabar con el poder dañino de los “otros datos”.

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