Trump: ¿bueno o malo?

Da miedo escribir sobre el Presidente Trump. Y no porque espere uno nada malo de él, sino porque es muy difícil ser aceptado a menos que uno esté totalmente a favor o totalmente en contra de él. En cuyo caso, de todas maneras, tendrá muchos enemigos.



Esa situación me recuerda una de las frases de G.K. Chesterton, en donde dice: “Quien es optimista, piensa que todo está bien, menos los pesimistas. En cambio, los pesimistas piensan que todo está mal, menos ellos mismos.” Algo parecido ocurre aquí: los que están a favor de Trump piensan que todos los que no lo apoyan, están mal; quienes están en su contra piensan que todos los que lo aceptan están mal. Una polarización muy profunda, porque nadie está aceptando términos medios.

Esta semana el Sr. Trump dio su primer informe al Congreso de Estados Unidos. Contra lo que muchos esperaban, mostró una faceta que algunos llamaron “muy presidencial”, enfatizando lo positivo de modo que, según algunos, le ganará las simpatías entre muchos en esa nación. El asunto ha sido magnificado por sus adherentes, y prácticamente ocultado por muchos de los medios principales.

No ha faltado quien se ha puesto hacer cábalas con las letras del nombre completo del Sr. Trump y ha encontrado combinaciones que dan una cifra 666, la del anticristo. Y, en el otro bando, no ha faltado quien opina que es el nuevo Constantino, que traerá al cristianismo a una era nueva de esplendor.

Hay quienes han dicho que el Presidente Trump ganó gracias a que los drogadictos votaron por él. Otros dicen que no ganó por muchísimos más votos gracias a que hubo votantes que no tenían derecho a hacerlo, porque están ilegalmente en Estados Unidos y que inflaron los votos de su oponente. Y por supuesto, hay quien jura que la negra mano de Rusia intervino para que las elecciones quedaran a su favor.

Creo que nos haría mucho bien dar unas vacaciones a este debate, reconociendo que nadie puede ser totalmente bueno ni totalmente malo. Que hay temas muy legítimos en las propuestas del Sr. Trump y también que hay peligros claros para la democracia, para el orden mundial y, en particular, para nuestra nación.

Éstas han sido unas elecciones dominadas por el concepto del mal menor. Y, aparentemente, los estadounidenses consideraron que había más males en el bando Demócrata que en el bando Republicano. Y ahora tendrán que lidiar con la problemática situación de defenderse de los males sin perder los bienes que su elección podría traer.

Hay que rezar por el Sr. Trump y por su nación. Nuestro Señor, que sabe escribir derecho en renglones chuecos, seguramente logrará el mayor bien posible… O le dará a Estados Unidos la sabiduría para enmendar lo que se requiera.

@yoinfluyo

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com


 

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