Hay ocasiones en que, en la discusión entre los políticos y posiblemente entre algunos ciudadanos, es el momento de la frase: “se los dije”. Una frase poderosa, una que no compromete a nada, que lo único que logra decir es: “yo tuve la razón”. Posiblemente, ataqué alguna propuesta, pero no propuse nada nuevo. Simplemente, algo falló: mi oponente se equivocó. Y yo podía darme el lujo de decir: “se los dije”. Ahora, con el motivo de las elecciones del poder judicial, escucharemos esta frase repetida, una y otra vez.
Es una frase poderosa, pero un tanto inútil. No hay ejemplos de que haya alguien que gane elecciones, o posiciones políticas, porque haya podido demostrar que el otro había fallado, o que tenía algún error. Pero eso ocurre frecuentemente. Se apela a la vergüenza de aquel que se equivocó. Y supone que, de pura vergüenza, se retirará del campo y dejará de molestar o dejará de oponerse. Lo cual es bastante dudoso. Lo más probable es que genere todavía más encono, más enojo, y haga más difícil aún, tener algún tipo de colaboración.
Estamos en este momento en una situación que ocurre periódicamente, como un ciclo, en algún momento de la política: el tiempo de una implosión. ¿Qué significa esta palabra dominguera? Básicamente, es lo contrario de la explosión. En lugar de que se expanda una gran cantidad de gases, polvo y materiales, que es lo que ocurre con una explosión, en una implosión, todo se contrae, se reduce a su mínima expresión. Estamos en un momento así. Un gobierno que nació con una fuerte posición de votos a favor, y que se está encontrando con problemas de muy diferentes tipos.
Tal vez el más reciente, es el enfrentamiento con uno de sus grupos fundacionales, la CENTE, un grupo de maestros disidentes, que no se pliegan a los sindicatos tradicionales, y que en este momento han hecho una serie de demandas difíciles de cumplir. Tal vez la más notable es la de pedir el 100 % de incremento en los sueldos. En lo cual, probablemente tienen alguna razón: los profesores, en general, son un grupo mal pagado.
Pero, por otro lado, también es cierto que no hay posibilidad de hacer un aumento así, de súbito. Ese es el problema. Eso podría discutirse, llegar a algún arreglo, un programa para llegar a esa solución. Pero, por lo pronto, lo que ha ocurrido es que se han dedicado a bloquear a la ciudad capital, se han enemistado con la señora presidenta y últimamente han llamado a un boicot a las elecciones del Poder Judicial. Por lo cual, la Doctora Sheinbaum les respondió diciendo que han tomado una de las banderas de la derecha. Una vez más, tratando de que cambien de opinión, porque se avergüencen de que sean llamados derechistas.
Pero tenemos otras cuestiones importantes aquí. Tal vez la otra más notable fue el haber bloqueado el ingreso a la mañanera de la señora presidenta, lo cual también ocurrió justamente en medio de estos diferendos. Y ocurre en el momento en que la Doctora Sheinbaum había acordado ya con ellos una cita donde iban a discutir, iba a escuchar sus ideas, iba a proponer alguna solución. Con lo cual, evidentemente, se canceló, por lo pronto, la posibilidad de esa cita.
Otro tema muy complicado es el hecho de un asesinato de alto impacto en la Ciudad de México, donde se asesina a dos colaboradores de muy alto nivel, muy cercanos a la señora Jefa de Gobierno de la Capital Federal. Además, con una sincronización verdaderamente espectacular. El asesinato ocurre precisamente de manera que, mientras la señora secretaria de Gobernación estaba mostrando los resultados del plan para atender las causas de la violencia, en ese momento le llega al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana la información del asesinato. El señor secretario interrumpe a la señora presidenta y le muestra en su teléfono el anuncio de lo que está pasando. Una coincidencia verdaderamente impresionante. Justo cuando se estaban dando resultados, ocurre un asesinato de muy alto impacto, que echa por tierra todo lo que se está diciendo respecto a los resultados. Se dice que, en política, como en muchos otros lados, no existen coincidencias. Es difícil pensar que esto haya sido planeado tan a detalle. Es una coincidencia verdaderamente impresionante. Esta es la duda que queda presente.
Otro hecho importante: la humillación pública de un abogado en el Congreso. Donde al señor presidente del Senado, se presentó un ciudadano, para pedirle disculpas y someterse a una humillación pública. El senador da como justificación que el humillado pidió esa oportunidad de pedir una disculpa pública. Dando, como razones, que él tenía muchos trabajos con el gobierno. Para ese abogado, era importante pedir esta disculpa. Realmente no cabe duda de que tenía un gran temor.
Una pregunta relevante: ¿por qué una de las ramas del poder legislativo, donde la 4T tiene una mayoría suficiente para cambiar la Constitución, requería esta humillación? ¿Cuál era la necesidad? Probablemente, muy pocos se enteraron de que, según la historia que se cuenta, el que ahora fue humillado, le hizo algunos denuestos al señor presidente de la Cámara. Pero, ¿realmente hacía falta esa humillación pública? ¿A qué le temen? ¿Por qué necesitaban de esa humillación? ¿Realmente se sienten en una situación de riesgo que necesitan tomar medidas tan extraordinarias como esa? ¿Por qué?
No faltará quien diga que esto es el principio del fin de la 4T. Lo dudo mucho. Todo está preparado de manera que tienen poderes absolutos y cada vez tienen menos contrapesos. Recuerda uno la fábula del ídolo de pies de barro. Una donde se cuenta de un ídolo, gigante, de metal muy fuerte, pero que los pies están hechos de barro y una piedrecita que rueda desde una loma, termina rompiendo esos pies de barro y derribando al ídolo. Se muestra que, a veces, donde está aparentemente la mayor fortaleza, el mayor poderío, hay alguna debilidad fundamental. Cuando se tiene tanto temor a este tipo de situaciones, es porque en algo no se están sintiendo totalmente seguros.
Sin embargo, frente a estas muestras de debilidad, incluso de temor, nos encontramos con un problema relevante: la gran debilidad de la oposición, centrada en criticar, buscando el argumento demoledor que pueda quitar a los actualmente gobernantes, con el concepto del “se los dije”. Tratando de encontrar en dónde están las fallas, los argumentos que cambien a la ciudadanía prácticamente de la noche a la mañana. Hay muchos que dicen que necesitamos una nueva oposición. Y es posible que haya algo de esto. Lo que habría que preguntarnos sería si lo que requerimos, en realidad, es una mejor ciudadanía. Necesitamos con urgencia formación en política, de un nivel sencillo, para el ciudadano de a pie. No, no se trata de que todos seamos politólogos. Pero sí que cada uno tenga conocimientos que nos puedan permitir entender, discutir, debatir diferentes propuestas, poder entender cómo funciona el sistema y cómo debe de actuar. Lo que necesita para poder influir y ejercer su derecho de ser mandante, y ponerle sus límites a los mandatarios. Ser capaz de analizar, debatir y, sobre todo, proponer. Y de ahí, con una ciudadanía con esas características, ya vendría la creación de organismos de oposición que puedan ser efectivos. Mientras sigamos en las mismas condiciones que tenemos, solo nos quedará escuchar críticas sin propuesta y una posición cada vez menos relevante de la oposición frente a las situaciones de este país.
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