Si algo marca la diferencia entre este inicio del año 2025 y años anteriores es la inquietud que nos trae el señor Trump y sus conceptos de protección de la economía de su país, por la vía de los aranceles. Es una situación tan novedosa, que muchos países no tienen claro cuál debe ser su respuesta y aun los que creen tenerla, fallan en captar el fondo, la esencia, de cómo reaccionar frente al señor Trump.
Y es porque en lo fundamental de su manera de actuar, es buscar ser enormemente impredecible. En eso está su ventaja competitiva. Es tan difícil de predecir, que no hay manera de crear una respuesta coherente y válida para todos los casos. Y por supuesto, hablando de política, se necesita tener una manera de reaccionar, y de interpretar lo que se puede hacer frente a un señor de estas características.
Tratar de hablar de tendencias y de pronósticos, resulta ser muy poco válido para una situación como la actual. Los aspectos de política, los matemáticos o los de lógica formal, muchas veces carecen de validez. Para ello se han creado métodos, que son las técnicas de escenarios, que tienen características diferentes. Una de ellas es que no se les asignan probabilidades. No se debe hablar de escenarios más probables o menos probables. Solamente se habla de futuros posibles: no probables, solamente posibles.
Frente a alguien tan impredecible, como es el caso del señor Trump, tiene uno que estar construyendo y revisando permanentemente diferentes escenarios, y tener previsto, al menos en principio, cuáles serían las respuestas frente a cada uno de ellos. Por lo pronto, no es posible considerar todos esos escenarios, pero sí vale la pena de hacer el comentario de algunos de los que se pueden dar, porque son posibles, y construir nuestras respuestas como nación o grupo de naciones, frente a los retos que nos presentan.
Un primer escenario: las acciones del señor Trump restan validez y fragmentan al sistema internacional de comercio, creando una guerra comercial generalizada en la cual puede haber consecuencias positivas y negativas tanto para los Estados Unidos como para todos los demás países. Para Estados Unidos, una guerra comercial podría traer algunas cosas positivas. Por ejemplo, crear una crisis económica mundial causaría una caída importante de los intereses que tiene que pagar Estados Unidos y que hoy por hoy tienen un peso que es sumamente significativo. Estados Unidos tiene deudas equivalentes a un 25 % por encima de su PIB anual, con lo cual resulta ser impagable, a no ser que haya una caída masiva de intereses.
Obviamente, puede haber otras consecuencias de esto. Además de que Estados Unidos podría pagar barato sus deudas, le quitaría poder a los que pueden competirle en distintos modelos de nación, incluso lograr que muchos de sus competidores dejen de tener la posibilidad de entrar fácilmente a los mercados de los Estados Unidos, precisamente porque estas medidas los convierte en proveedores caros. Estas son las consecuencias positivas para Estados Unidos.
Pero, por supuesto, también tiene consecuencias negativas. Una depresión mundial que también arrastraría a los Estados Unidos. La creación de conflictos regionales, o incluso más que regionales, es un riesgo porque, históricamente, todas las crisis económicas profundas de nivel generalizado solo se han resuelto a través de guerras. Las caídas de las bolsas de valores, tendrían consecuencias importantes porque la financiación de muchos de los proyectos de crecimiento de los países, incluyendo los de Estados Unidos, se basa en el dinero barato que se puede captar a través de las emisiones de acciones en las bolsas de valores. Esas emisiones en bolsa, además, tienen un riesgo bajo para el emisor, en caso de falla del emprendimiento.
Algunas otras consecuencias, por ejemplo, serían la situación de que los algoritmos de inteligencia artificial, en los cuales se están basando muchas de las decisiones empresariales, perderían validez porque ya su lógica no es tan adecuada.
En un segundo escenario, Estados Unidos, después de amenazar con una aplicación masiva de aranceles, busca negociar de manera separada, país por país. Algo que no es nuevo: en Estados Unidos siempre ha habido la tendencia a hacer a un lado los organismos transnacionales o multinacionales, como pueden ser Naciones Unidas y otros similares, para actuar de una manera bilateral, en lugar del concepto multilateral que es el modo de actuar de esas organizaciones.
Esta parece ser la situación que tenemos en este momento. Tiene ventajas para Estados Unidos, porque cada país tiene debilidades diferentes y puede obtener de ellos concesiones diversas. Es una estrategia difícil de implementar, porque estarían negociando con decenas de países simultáneamente. Pero puede lograr una buena negociación con cuatro o cinco grandes grupos de países, por ejemplo, como la Unión Europea y los más importantes de sus proveedores, y lograr un resultado adecuado.
Hace la economía todavía menos predecible porque no hay un solo criterio, sino que varía según cada país. No cabe duda, también, de que en este caso Estados Unidos podría tener dificultades internas. Se evita un poco el temor a la caída de las bolsas de valores, precisamente porque se ven sólidas. Pero no cabe duda de que, por otro lado, sigue siendo muy cierto que las bolsas de valores dejarían de cumplir una buena parte del valor que les han permitido ayudar a los países a manejar una economía con un financiamiento con capital de riesgo, cosa muy importante.
Finalmente, hay un tercer escenario, que de ninguna manera es el único posible, ya que puede haber otros asuntos. La situación de que las bolsas de valores y los grandes capitales logren detener a Trump, algo que se ha visto un poco en estas últimas semanas. Después de estar discutiendo el tema y de varios días de caídas simultáneas de bolsas de valores en todo el mundo, el señor Trump pone una moratoria de tres meses al asunto de los aranceles. Excepto en su enfrentamiento con China, a quien no está dando ninguna tregua. Finalmente, quiere decir que le importaron las bolsas de valores, incluso a un nivel personal. Es muy probable que el señor Trump con esta caída de las bolsas haya perdido millones de dólares en unos cuantos días.
En lo positivo, este escenario puede traer estabilidad a más largo plazo, pero en el corto plazo tendrá complicaciones. Habrá que impulsar una reglamentación del comercio mundial para darle mayor flexibilidad, sobre todo frente a las barreras no arancelarias que manejan los países europeos, así como Japón y otros países asiáticos. Claramente, habría todavía inestabilidad de algunas áreas de la economía y no quiere decir esto que no continuarían sus intentos de proteccionismo.
Son tres situaciones: ninguna es más probable que la otra. Son, simplemente, un poco de alimento para su reflexión, amiga y amigo. Vamos a vivir situaciones de volatilidad, de incertidumbre, la necesidad de negociar con mayor frecuencia sobre situaciones con poca estructura, y requeriremos fortalecer las habilidades de negociación en todos los países y sus empresas.
Estaríamos hablando de una turbulencia en el corto plazo. ¿Qué tan breve es ese corto plazo? Este asunto tiene una fecha de cierre muy clara. Si Trump no tiene resultados en los próximos 18 meses, muy probablemente tenga que dar marcha atrás y tener cambios importantes. ¿Por qué? A finales de 2026 vienen elecciones de mitad de su mandato y el Partido Republicano podría perder el control del Congreso si no presenta resultados. Y eso le complica mucho la situación.
¿Y México? Desgraciadamente, en nuestro país se usa muy poco la técnica de los escenarios. Todavía seguimos creyendo en pronósticos y la mejor prueba es que, al principio de todos los años, hay una cantidad de eventos donde se habla de las tendencias y los pronósticos que presentan “los enterados”, mismos que se desacreditan rápidamente, pero al año siguiente se repiten. Una posible razón es que muchos, tanto en la iniciativa privada como en el gobierno y la oposición, consideran costoso y a veces hasta inútil pensar en posibilidades. No quieren dedicar tiempo para tener preparadas, aunque sea en lo más básico, las posibles estrategias para cada uno de los escenarios posibles.
Valdría la pena hacer un esfuerzo para establecer escenarios, ante la situación volátil que estamos teniendo, sobre todo en nuestro comercio exterior. Los programas que presenta el Plan México no hablan en ningún momento de escenarios. Aunque, podría ser, que solamente hayan presentado los 18 programas que consideran posibles y se hayan reservado los escenarios. Habría alguna razón para hacerlo: ni los medios ni la sociedad están acostumbrados a manejar escenarios y se podría dar una cierta confusión. Sería importante empezar a trabajar de esa manera, sobre todo si avizoramos una época dónde el manejo de la geopolítica empiece a ser con base en criterios un tanto caprichosos, en lugar de seguir los conceptos lógicos de la economía mundial.
Agradezco el apoyo de mi colega y amigo Salvador Díaz Espejel, con quien tuve interesantes conversaciones sobre la aplicación de escenarios, sobre todo en el aspecto del abastecimiento, donde pudimos explorar las posibilidades que se discuten en este artículo.
Te puede interesar: Franciscus
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo