La ropa y la moda

La moda, como hemos visto abarca muchos aspectos, pero sea lo que sea, aquello que se pone de moda es aceptado y se generaliza. Por la moda podemos saber a quién pertenece algo o de qué época es pues así se usaba o se acostumbraba en tal época, o en la actualidad.

La palabra moda tiene relación con otros vocablos como modo o también como medida. Y una tercera idea que incluye es el conjunto de prendas de vestir: no sólo ropa sino también otros complementos como los accesorios, todo ello relacionado con los gustos, los usos y las costumbres.

Adoptar la moda fomenta el sentido de pertenencia y también de aceptación pues acerca a las personas porque encuentran algo en común. Estos aspectos son positivos. Pero abren la puerta también a la pérdida de identidad e incluso a desdibujar principios. Lo importante es el equilibrio y sobre todo ser conscientes de los propósitos que busca la moda.

La moda en la ropa incide en la intimidad de la persona y eso es muy delicado, requiere protección y análisis sobre todo por la incidencia en el presente y el futuro de la persona. Puede promover la superación o la degradación. Y no sólo para quien usa la ropa sino para los demás pues busca la aprobación y las ganancias. Fomenta el buen o mal gusto, el respeto a sí mismo y a los demás o la falta de respeto al promover bajos instintos. Puede polarizar.

La razón de la ropa responde a la necesidad prioritaria de protegernos de las inclemencias del ambiente y de resguarda al cuerpo. Esto tiene relación con el cuidado de la intimidad. También soluciona aspectos prácticos, los uniformes ayudan a identificar dónde trabaja o dónde estudia alguien y muchas veces resuelve comparaciones o el modo adecuado de presentarse. 

En lugares públicos los uniformes solucionan asuntos prácticos como saber a quién preguntar en tiendas departamentales, en escuelas o para localizar servidores públicos que nos indiquen el camino a seguir para llegar a un sitio determinado.

La ropa es una tarjeta de presentación. Hemos de darnos cuenta que la primera impresión al conocer a alguien es por la ropa que eligen, por eso es bueno pedir ayuda a quien pueda aconsejar. Ya hay expertos y lo hacen profesionalmente. Conviene optar por una buena elección.

La ropa puede disimular o acentuar algunos defectos. Por eso, es necesario conocer el tipo de corte que favorece, los colores más adecuados, etc. También la propiedad del modo de presentarse incluye saber con quién se hablará o el tipo de evento en donde se intervendrá. No es lo mismo acudir a una comida formal o a una informal. La hora también influye.    

La industria de la moda es necesaria y también es un negocio. Y busca fines muy concretos. Es un instrumento que eleva o degrada a las personas y al ambiente, y todos podemos ser impulsores de algo que no deseamos, por tanto, hemos de asumir esa responsabilidad y estar atentos.

Debido a los medios contemporáneos la información es amplia y constante. Las modelos muchas veces presentan ropa para ambientes distintos a los que uno frecuenta, por lo tanto, no resultará adecuado vestir así. Tener criterio es importante. Hay un consejo sensato: “de la Moda, lo que acomoda”. 

Hay que saber elegir qué usar para los distintos ambientes: el trabajo, estar en la casa o para ir a variados eventos. No se usa lo mismo en la mañana, en la tarde o en la noche. Tampoco si formamos parte del público o si estamos ocupando un lugar representativo o asistimos en lugar de otra persona.

La moda por la moda sin tener en cuenta la dignidad de la persona es una manera de manipular, de perder la propia identidad y de faltar al respeto a uno mismo y a los demás.

Con frecuencia para aumentar las ventas se incita a competir con otras personas e incluso ser notoriamente más llamativas, hasta llegar a provocar para llamar la atención. Es una inclinación que atrapa. Se desencadena el deseo de imponerse, incluso de conseguir seguidores. El ego crece y la persona incluso olvida el respeto a su propio cuerpo, lo mercantiliza.  

El hoy de la moda, con frecuencia da prioridad a la competencia y el resultado es que consiguen tristemente que la pérdida de identidad sea su tarjeta de presentación. Esto afecta el respeto a uno mismo y a los demás…. Muchas veces en las nuevas tendencias y en los desfiles de moda ya no se consideran las virtudes como el pudor y las buenas elecciones como la elegancia. 

Conviene preguntarnos ¿qué busco en la moda y qué provoco en los demás?

La moda suele considerarse una industria global que se centra en anticipar lo que vestimos y cómo deseamos que nos vean. Pero la moda no es solo un negocio. Es también un fenómeno cultural y social, centrado en la persona, impulsado por la innovación de textiles, diseños y modos de producir.

La moda ha de estar al servicio de la persona y no al contrario. La elegancia ayuda a mantener este binomio en su lugar. Es necesario tenerlo en cuenta pues desgraciadamente hay ambientes en los que sucede lo contrario: la moda esclaviza a la persona. 

Es importante entender que la elegancia no depende del nivel social o de los recursos económicos sino de la armonía con la que la persona se valora y se expresa. La elegancia siempre le da su lugar a la persona, no prioriza los recursos, los elige adecuadamente. Sí consiste en mantener el orden y el equilibrio. Es una forma adecuada y oportuna de expresarse. 

Para concluir es preciso eliminar dos peligros: 

Desdibujar a la persona dando prioridad a lo que usa de manera que prácticamente la ropa se impone y la representa.

Abandonar los principios y entonces con la ropa se descuidan las virtudes como el pudor y la modestia.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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