Grandeza de vida y educación

La grandeza de la vida humana es notoria por sus características, con las cuales asume siempre un nivel muy superior, observa y ve las posibilidades de las demás criaturas, les proporciona ayuda cuando la requieren y sabe cómo aprovechar sus cualidades sin depredar, para esa finalidad inventa procedimientos y elige los mejores. 

Como las personas valoran su trabajo y los resultados, buscan conservarlos y si es posible, también mejorarlos. Cuando comprueban la eficacia de sus trabajos las dan a conocer e incluso forman equipos para transmitir y entrenar a otras personas. Este es un modo reiterativo de comportarse donde se manifiesta la natural tendencia a educar y a organizar equipos de trabajo.     

Todo esto es una realidad palpable en la vida humana, en todos los tiempos y en todas las culturas encontramos modos muy semejantes de proceder y de avanzar. Las diferencias también se dan debidas a factores internos y externos. Los internos pueden deberse a las características de los habitantes, de la localización del territorio y de fenómenos recurrentes. 

Las externas pueden deberse a las migraciones, a influencias que irrumpen a veces de modo involuntario y otras propiciadas por los mismos habitantes. Aquí caben otro tipo de circunstancias como tratados con otros pueblos o también por lo opuesto: guerras o cualquier modo de violación del territorio; se incluyen también epidemias o variados desastres naturales.

Los procesos que vemos en las organizaciones humanas nos muestran la gran capacidad de los pueblos para sacar provecho de los recursos, así como la sensibilidad para prever inconvenientes y minimizar las resistencias -provengan de las personas o de los recursos- y avanzar.

En general, las personas descubren errores y aciertos. Y sobre todo ven los motivos que a grandes rasgos caben en dos grupos opuestos: los que aciertan en la verdad y producen bienes, o los que parten de errores o están afectados por el mal proceder de las personas. Son los dos polos que enmarcan la vida humana. Deseamos el proceder humano recto y la formación para saber elegir la verdad y el bien.  

Pero individualmente nos sentimos incapaces de resolver algunos graves problemas que debemos de afrontar, por eso necesitamos la colaboración y la ayuda de personas preparadas. En este aspecto hemos de afrontar un nuevo problema en el mundo de la educación. Se trata de aplicar lineamientos que la Secretaría de Educación señala para el trato adecuado a los alumnos, pues ahora provienen de notable variedad de estructuras familiares.

La capacitación para los profesores fue sobre: “Trabajo con las familias. Escuelas de organización completa. Educación básica.  Y se les exhortó a tener en cuenta que viven en realidades sociales, económicas, migratorias, culturales y laborales distintas.” Muchos grupos están alarmados y protestan porque ven adoctrinamiento y promoción de la ideología de género.

Las personas que protestan han de ver esta circunstancia como una oportunidad de ejercer realmente su responsabilidad de educadores desde su propia familia como padres y madres. Ahora se imponen con más fuerza estos temas desde el gobierno, pero esto ya venía sucediendo y además en el ambiente está generalizado. Seguramente si investigan la postura de sus hijos se van a llevar sorpresas que no esperaban. Por tanto, tienen que priorizar la educación familiar en su hogar. Y recuperar el tiempo.  

Lo de las realidades sociales, económicas, migratorias, culturales y laborales distintas es obvio, siempre se ha dado, pero ahora se da la oportunidad de fortalecer la conciencia social, no se puede vivir en una burbuja, este es un tema urgente en la educación familiar. El otro tema es el de la “inclusión” de otros tipos de familias fundadas por progenitores que militan en la ideología de género. A las personas inmersas en esa “realidad” no las podemos ignorar y los padres deben orientar con solidez y conocer a fondo la postura que asume cada hijo. 

Como el tema es complicado e impuesto va a demandar de los padres de familia dedicación, estudio y aplicar medidas para contrarrestar los estragos que seguramente aparecerán. No se trata de crear ambientes cerrados sino de convivir con todos, pues además ese es el mundo de los hijos. Por eso se ha de buscar a formadores con solidez y buena doctrina. Y sobre todo estar al tanto de todos los planteamientos que surjan para darles cauce adecuado.

Hay dos asuntos inmediatos. El más antiguo trata de los modos de dar solución a quienes no aceptan su sexualidad. El más reciente que consiste en la formación de hogares encabezados por personas que se desarrollaron en el primer grupo y con prole “lograda” por variados procedimientos. Y aún no sabemos qué seguirá, pero sucederá.

Para concretar la manera de proceder, siendo fieles a la grandeza humana en medio de tanta confusión, hemos de cultivar un trato amistoso y justo. La amistad la hemos de ofrecer a cada persona tomando en cuenta sus experiencias y el modo como las han resuelto, pero por medio de la amistad mostramos comprensión. Y la justicia consistirá en hablar con la verdad y ayudarles a que adopten una conducta justa. Así se podrán integrar, respetar a otros y tal vez rectificar. 

Porque el problema de fondo está en que muchas personas han volcado su grandeza para dominar el entorno y para diseñar recursos que agilicen los trabajos. Tanta atención a lo demás ha reducido el cuidado de lo humano, de lo propio de cada persona. Al romper el equilibrio y desatender la intimidad muchas personas se han convertido en extrañas para ellas mismas. Ya no se identifican con quienes son.

El trato justo y amistoso es dar a cada quien lo que le corresponde o incluirles en el lugar que les toca, esto equivale a igualdad en la diversidad. Además, está en auge la “originalidad” para percibirse, de manera que factores fundamentales dejan de tomarse en cuenta, y se da prioridad a otros. De manera que la célula de la sociedad que es la familia ha dejado de ser un modelo esencialmente único, ahora la esencia se ha desdibujado para dar paso a estructuras variadísimas. Y de seguir así la complejidad irá en aumento.

El agua busca su cauce, lo hemos visto en estos días de lluvias extremas, en muchos lugares de la tierra. Del mismo modo, la condición humana busca sus orígenes. No perdamos la esperanza la familia humana volverá a su ser genuino. La verdad siempre triunfa.

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