Los mexicanos somos solidarios. Pero, fuera de las situaciones extremas (sismos, inundaciones, pandemias) nuestra solidaridad se dedica a parientes, amigos y compadres.
La historia no la escriben los pueblos, la escriben las clases dominantes. Ahora esperamos que los gobiernos asuman responsabilidades como: salud, enseñanza, educación e innovación.
Todo esto continúa como hasta ahora, el resultado será una era triste, sin sentido ni futuro, quejosos de los gobiernos y de las circunstancias, alérgicos al estrés.
A consecuencia de la pandemia la sociedad enfrenta una paradoja pues si bien el consumismo no la favorecía, la ausencia de gasto también resulta problemática.
Como en 2017 y 2018, el tema a discutir es la corrupción. No la economía, no la violencia, la aptitud o ineptitud de los gobernantes en todos los órdenes de gobierno.